Somos desconocidos que se aman

Capítulo VII:

Somos desconocidos que se aman

Primer día de clases, hacía días que no me hablaba con Robert, la verdad que lo estaba pasando muy mal, lo veía salir y entrar a su casa todo el rato, siempre estaba sonriendo, mi hermana quedaba con él por las tardes, yo me quedaba en mi casa, sentía que si salía correría a por él, era peor que una droga.  

Estaba esperando a mi hermana, ella se estaba maquillando, mamá no estaba y Gorge menos, así que me tenía que acompañar mi hermana, esperaba ver a mamá, pero me equivocaba, mamá solo se ilusionaba si su hija mayor conseguía algo.

—Debora, por favor, ¿podemos irnos ya?

—Estoy esperando a Robert y Luka, nos van a acompañar—cuando dijo eso mi garganta se me secó, justo cuando pensaba que podía pasar página, llega mi hermana y lo jode todo—Nos van a guiar hacía la universidad y el instituto

—Sabes prefiero irme sola, así paseo tranquila o puedo llamar a Cris y que él me lleve—desde que fuí a desayunar con él, habíamos hecho buenas migas, hablabamos por telefono casi todo el día, agarre mi mochila pero antes que pudiera salir, estaban ellos allí, mirándome—Debora está arriba

Antes que pudiera seguir avanzando, Robert me agarra de la muñeca, ese tacto me hizo ponerme tiesa, así que sin más aparte la mano de la suya.

—Espera Mika, ¿podemos hablar de lo nuestro?—eso me hizo girarme y darle un vistazo.

—Nunca hubo un “nuestro”, siempre sentí amistad por tí, nada más 

Robert me miró, en sus ojos se podía ver como se iba esfumando lo que él había creído, ese brillo ya no existía, pero no me importaba.

—No mientas Mika, tú siempre querías estar conmigo, tú misma me lo decías, ¿Entonces lo de Halloween no significo nada para ti?—me empezaban a escocer los ojos, por favor Robert no sigas así, me está doliendo más a mí que a tí en serio. 

—Nunca estuve enamorada de tí, lo de halloween fue solo un experimento, quería sentir ese placer que muchos explican, nunca dije que quería un tipo de relación contigo—me estaba doliendo decirle todo esto, pero no quería ilusionarle, él era bastante importantes en mi vida—Solo quería ser tú amiga, no quería ser nada más

La expresión de Robert era dolorosa, su hermano me miraba con una mirada de asco, Robert se había enamorado de mí y yo de él, peró no podía enserio, nadie más que yo quiere estar con él, amarlo y cuidarlo siempre, nadie puede entender está decisión, en ese momento salió mi hermana y al ver la situación decidió arrastrar a Robert lejos de mi.

—Mika, vete tú por tu lado, luego le diré a mamá que si nos fuimos juntas, avisame cuando llegues—dijo mi hermana mayor mientras subía al auto de Robert.

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No me esperaba que mi primer día de clases fuera el peor, estaba sola, me habían tocado materias difíciles, todos los de mi clase eran raros y lo más importante, había perdido a mi alma gemela y mi primer amor, todo eso me dolía, no me esperaba todo esto a mi corta edad, muchos pintaban al primer amor como bonito y todo rosa, pero el mío era como una pintura sin mucho sentido, sin expresar ninguna emoción, como si un pintor hubiera perdido a su musa y eso me pasó a mí, perdí a mi musa.

Estaba en la cafetería que se compartía con los de la universidad, esperaba a mi hermana, todos estaban reunidos en grupos, riendo y hablando, por la puerta ví a mi hermana, acompañada por Robert, Luka y dos chicas más, una de ellas abrazada a Robert, ambos se estaban dando besos y caricias, ese grupo se acercó a mi mesa.

—Hola hermanita, perdón por tardar, pero Laurie y Sarah tardaban mucho en salir, chicas ella es mi hermana Mika—mire a las chicas, las dos eran muy bonitas, una era castaña con los ojos verdes y la otra pelinegra con ojos marrones, eran muy bonitas, sus cuerpos delgados, pecho grande, eso me hacía sentir incómoda.

—¿Mika? ¿Que nombre más feo?—dijo una de ellas haciendo que los demás del grupo se reían, sabía que mi nombre era estupido como yo, pero no hacía falta repetirlo. 

Aparte la bandeja, la cual seguía llena, no había comido nada, no tenía tanta hambre, los demás se sentaron a mi alrededor, Debora me acercó la bandeja.

—Come, ni siquiera desayunaste—la mire y no dije nada.

Necesitaba salir de allí pero ya, tenía ganas de vomitar y de llorar, pero sabía que mi hermana no me dejaría levantarme de la mesa sin haber probado un bocado de algo de la bandeja, esas chicas me miraban con ojos de querer reírse de mí por todo, yo solo quería salir corriendo, esconderme, desaparecer, como no, mi hermana se tenía que hacer amiga de gente que se pareciera a ella, eran como clones de ellas, solo que más bronceadas y unos centímetros que mi hermana.

A los minutos las chicas pasaron olímpicamente de mí y se centraron en los gemelos, en esos chicos que parecían esculpidos por Afrodita, mientras que la mirada de mi hermana estaba puesta en mí, no tenía mucha hambre.

—Deb deja a tu hermana no ves que si sigue comiendo no va a atraer a ningún chico—dijo la chica que estaba con Robert, me mordía el labio, me levanté y salí de allí casi corriendo, mientras me alejaba de la mesa, pude escuchar las risas de todos.

Me encerré en un lavabo y empecé a llorar, los llantos que salían de mi boca eran insonoros, donde estaba mi padre cuando necesitaba un punto de desahogo, el llanto de todo un día, donde tan solo por la mañana todo se fue a la mierda por fin era liberado, mi respiración empezó a ser más entrecortada, la dificultad que tenía de respirar era cada vez más difícil, llevé mis manos a mi cuello, empecé a clavarme las uñas en él, hasta sentir que podía respirar otra vez, agarré mi teléfono para llamar a Cris y que me sacará de esta tortura, pero pude ver el nombre de Robert en la pantalla y al ver el mensaje, fue esa gota que derramó mi piscina entera.