Siempre hay días felices que recordar, y es lo que realmente necesitaría para poder dejar a un lado el temor y el desánimo que siento, nunca imaginé que los segundos previos a entrar a una penitenciaría, me harían sentir tan temeroso, pues había escuchado lo peligroso que son las prisiones en Venezuela; sin embargo ese temor se convirtió en dureza, pues a pesar que no me dieron la brutal bienvenida que suelen dar en ocasiones los Guardias Nacionales, pero apenas era el comienzo para mi, tan solo estaba a pocos metros de ingresar, y era obligado a cambiarme, fui despojado de mi braga naranja, dejándome en ropa interior por un rato, mientras conseguían un short y una camiseta vieja, que pertenecían a no se que prisionero, antes de ser capturado, era el tipo de persona que le atraía la moda, en donde habitualmente usaba trajes y vestimentas de diseñadores como, Saint Laurent, Halston, Chrtian Dior, Donna Karlan, Ralph Lauren, St. John, pero ahora me siento humillado, pues ni siquiera se me entregado un uniforme; fui conducido en mi silla de ruedas a lo que se define como aria de aislamiento o área de reflexión, en realidad no deberían de haberme trasladado a este lugar, pues mi condición y mi salud no lo permitían, sin embargo, no era mi decisión, y solo era cuestión de tiempo a esperar que llegase el director, y emitiera la instrucción, fui ingresado en un salón, y me dejaron a mi suerte, hay otros detenidos que se quedan observándome mientras murmuran entre ellos, decido rodar y colocarme en un espacio vacío en un extremo del calabozo, limitándome a observar, a reconocer el territorio, e intentar saber quién era el pollón, y quienes son los gallitos, por ningún concepto bajaba mi vista, la cual sostenía de forma desafiante, yo no disponía de una colchoneta o de útiles personales, sin embargo dentro de aquel vacío que sentía, descubrí que eso era la nostalgia, descubrir que aquellas cosas del pasado que entonces ni siquiera sospechaba que eran tu felicidad, en realidad si lo eran, pero apenas esto comenzaba para mi, y como autómata solo observaba el entorno, oscuro y húmedo del calabozo, hay aproximadamente entre dieciocho o veinte personas en un espacio que mide cinco metros por cinco, donde algunos están colgados descansando, sobre lo que ellos definen como aéreas, o hamacas hechas con sábanas, que cuelgan entre barrotes y unas ventanas, mientras que otro están sentados en el suelo recostado de la pared, mientras que dos sujetos queman algo plástico, (según el argó penitenciario, candeleteo o fogoneo), en una esquina del calabozo, en donde toman mecheros para aprovechar el fuego y con pipas improvisadas, fuman base de lo que definen como crack, un narcótico muy adictivo, que hace elevar el nivel de alerta en el consumidor, permanecí taciturno, observando a los demás prisioneros, algunos me observan con miradas que para mi, son un tanto hostiles, pero hay otro grupo que se encuentran observando a la distancia sumergidos en sus pensamientos, mientras que mis ojos entonados por causa del humo que me molesta, el temor se me acrecienta pero procuro disimular, por que todo este ambiente es contra natura, al otro extremo del calabozo, un grupo discute con cierta actitud entre ellos, poco era el tiempo que tenía de haber llegado, y ya había escuchado los apodos de la mayoría en el calabozo, de igual forma pude entablar conversación con alguien, su nombre es Miguel, y a pesar de tener más tiempo que yo en las instalaciones del Fenix Lara, se encuentra de nuevo en aislamiento, por discutir con un custodio, el es una persona alta y de contextura delgada, su tés de piel Morena, y con su cabello rapado por la exigencia del corte de cabello por el sistema, su delito a sido, defender su propiedad, unos terrenos donde el se dedicaba a la agricultura, y que tras el intento de invasión por parte de grupos invasores de oficio, y en plena defensa propia, quitó la vida a uno de estos invasores llevando a la contradicción del mismo sistema, donde victimario pasa a ser víctima, teniendo que purgar una condena de quince años, ya habían transcurrido algunas horas y llegaba la noche, que en lo sucesivo eleva la actividad en este lugar, pues la mayoría cambian sus hábitos de descansos, descansando durante el día, y llevando a la actividad durante la noche, esto fue propicio para presenciar la primera pelea, y es que entre personas que no tienen un fin en que distraer o quemar energías, siempre llegará el altercado, y ese era el caso, a pesar de que observo a la distancia lo que ocurre, pero los problemas para alguien nuevo en este tipo de lugares, suelen dar una persecución llevándote a medir tu nivel de reacción o respuesta, y este a sido el caso en que un envalentonado intenta buscarme pleito, como en el término coloquial del sub mundo del detenido, me ha querido probar el pulso, y es que este patán, por que no tiene otro nombre con que llamarle, valiéndose de la algarabía que reina en el lugar, me ha querido faltar el respeto, pues lo que me ha llamado la atencion, fue uno de los comentarios que este hizo refiriéndose a mi, pero del cual no se había percatado de mi proximidad, para mi es exasperante las personas que son incapaces de hablar sin ofender, por que degradan todo, me acerqué a el, quien se encuentra sentado en el suelo recostado a la pared, junto a dos personas más, y le abordo —¡cuello!, ¿verdad?, ¿así es que te dicen?— el gira su mirada y me observa, mientras sus compañeros guardan silencio, a lo cual le pregunto, —¿me parece a mi, o percibo cierta negatividad en el ambiente?, se sienten vibraciones muy bajas,— cuello me observa con mirada desafiante, a lo cual reanudo mi comentario, —huele a azufre en esta área del calabozo,— ambos guardamos silencio, yo esperaba que me increpara, y le observo fijamente, a lo cual decidí romper el hielo que se estaba formando, —no puedo caminar pero estoy desarrollando otros sentidos, y mi instinto me dice que usted no me respeta,— con prepotencia me responde, —es lo que tienen los mamarrachos en silla de rueda, que no dan respeto, — un grupo que se encuentra sentados cerca guardan silencio y observa con indignación desde la distancia, yo solo sonreí a su comentario, hacerse el valiente y prepotente con alguien discapacitado, valla valentía de este tío, —un pensamiento muy lógico de alguien viniendo de su escalafón, pero te equivocas con migo, o viste mucha televisión y piensas que personas como nosotros no podemos reaccionar más violentamente, — el cuello levantó su entrecejos y enfocando su mirada hacia detrás de mi, cambio su actitud repentinamente, su mirada continuaba enfocada hacia detrás de mis espaldas, sin embargo trato de mantenerme sin voltear, previniendo que sea alguna táctica de distracción para poder atacarme, pero realmente esto era un gesto de blandura imperdonable, esto a hecho que me envalentonara, pero en ese instante siento una mano que se posa sobre mi hombro, giré y elevé mi mirada, para ver de quién se trata, pero súbitamente la persona que posiciona su mano sobre mi hombro, me aborda directamente, —¿tu como te llamas?,— esa pregunta me puso en mi sitio, me hizo percatarme hasta que punto podría elevarse esta situación, y sobreviniendo mi timidez, haciendo que me quedara callado en un silencio embarazoso, insistentemente vuelve a preguntarme, mientras que cuello se retira de mi presencia dejándome junto a este otro joven privado de libertad, donde vuelve a preguntarme —¿Cómo te llamas?, tranquilo que no estoy aquí para hacerte daño,— soy curioso, tirando a costillas, pero esa pregunta blandece mi timidez, pues tomé valor para reformular mi respuesta con la misma pregunta, —¿y quien eres tu?— aquel joven, indignado por su abordaje, soltó mi hombro permitiendo que yo gire mi silla de ruedas para quedar frente a el, es un individuo muy alto, era un poco mal encarado, que a menudo era una cápsula explosiva emocionalmente, por que no se le queda callado a nadie, pues no le gustan que los demás presos hagan cosas malas, su porte es algo atlético, y cabello corto lustrado, quizás por estar mojado o haberse duchado recientemente, cosa que es muy difícil en este lugar, viste de suéter azul rey manga larga y un pantalón mono que hacen juego, su delito era como el de muchos que se encuentran atrapados acá, ser inocente de algo que no cometieron, por que el sistema judicial permitía en la mayoría de las ocasiones, y a si como ya lo e mencionado, que el ministerio público actuara como órgano acusador más que como un órgano investigativo, pues solo por que alguien que nombre a un tercero por apodo, no induce a que seas culpable, pues a la ausencia de una prueba de reconocimiento, donde la supuesta víctima haga la acusación formal, o en su defecto, si el caso fuere, que sea acusado con nombre, apellido dirección completa, o en la medida de ser capturado en flagrancia, pero este era el caso en el, pues esto a ocurrido con Joe, una acusación por un apodo, en donde una diversidad pueda llevarlo, es lo que lo a encerrado por más de siete años en prisión, y en donde a la ausencia de una buena defensa por parte de la defensoría pública, a cercenado su derecho a la libertad, en donde espera a un, algún milagro por parte de la justicia injusta, este al observar mi discusión con cuello, se había detenido justo detrás de mi, pero esto tenía otro motivo, a lo cual solo sonrió a mi pregunta, y me respondió, —¡bro!, a mi me llaman acá como rapero, pero mi verdadero nombre es Joe Lucena,— me pregunte a min mismo si este tío vendría con intenciones de buscarme bronca, pero como leyendo mi mente, me extendió su mano en señal de paz, a la cual bajé mi mirada a observarla brevemente, volviendo y a lo sucesivo volví a mirarle a sus ojos, y con cierta curiosidad mientras mantiene su mano extendida a la espera, en lo cual no deparé en devolver el gesto, estrechándole su mano, haciendo que cambiara la tención en el ambiente, desarmando aquel rostro mal encarado con su característica sonrisa de niño alegre, llevándome a troncar mi expresión en asombro por el cambio de la situación, —mi nombre es Joseph Armando Falconet, — le respondí, y al unísono nos soltamos ambos de la mano, emitiendo un comentario que me asombró, —lo se desde el día en que llegaste, por que tienes buenas influencias que han llamado por ti, — este comentario me deja atónito, a lo cual fruncí el ceño, ¿quién habría podido llamar por mi?, gran extrañeza se a despertado, al percatarse el rapero, me aborda, —no te preocupes, pues la persona que ha llamado por ti, lo ha hecho para que pueda estar pendiente, apoyarte, y tenderte la mano en todo lo que necesites, —¿y quien será esta persona que ha llamado por mi?— le pregunto, el respondió —Wally,— enseguida sonreí por la sorpresa tan grande, el ya lo había dicho, en una ocasión, “estés donde estés, o te trasladen a donde te trasladen, yo estaré pendiente de ti”, rapero interrumpió mi pensamiento abordándome con su comentario, —mira vamos a mi confort, (colchoneta o lugar de descanso), allá tengo mi móvil cargando, te lo presto para que puedas llamar a algún familiar, y puedas comunicarte con Wally, — rapero era uno de los pocos, que tenía a su disposición un teléfono analógico dentro del área de aislamiento, realmente tener un teléfono en este lugar es un lujo más que una necesidad, por lo complicado para pasarlo, —te lo agradezco pero no tengo a familiares en este país, aunque por otra parte me gustaría hablar con el,— al llegar a su confort, tomó su móvil, y marco en número de Wally, al breve instante me atendió la llamada, —aló, Wally,—por un segundo se quedó enmudecida la línea, —Wally, soy yo Joseph, ¿me escuchas?, — estimado Joseph, que la paz sea contigo, perdona que no respondiera, pero me causó extrañeza que no respondiera rapero, — no te preocupes Wally, te entiendo, — Joseph afortunadamente me has llamado, necesito que me prestes atención, por favor,— esta bien, dime Wally, —Joseph, hasta que salgas de esa prisión, es importante que hagas vida normal, — mi impulso llevo a contestarle, —prisionero en una cárcel, ¿y hacer vida normal?,— Wally me respondió, —no pueden saber nadie allí adentro sobre el dinero, y si conoces a alguien tienes que hablar de lo que tengas que hablar con naturalidad, y hacer lo que es lógico,— me quedé intrigado por su comentario, y le respondí,— ¿estas insinuando que tengo que hacer lo que hacen los demás?, por que te aseguro que lo que necesito es apoyo, no un porro, y eso es lo que de seguro hacen en una cárcel, fumar porros para buscar una libertad ficticia, — no me refiero a eso Joseph, lo que trato de decirte es que debes de tener cautela con la gente que te rodea, es importante que los custodios y los informantes que estarán dentro infiltrados, sepan que haces vida normal, bajo perfil para que no sospechen, — me quede pensando en silencio su comentario, mientras que Wally continúa en la línea, —Joseph, Joseph, en ese instante el rapero me quita el teléfono y responde por mi, no se preocupe Wally, se hará lo que se tenga que hacer,— y el rapero colgó la llamada, no se si han visto a esa gente que va diciendo, ¡tengo un montón de amigos!, ajá, ¿y?, en realidad no hace falta tenerlos, solo hace falta es sentirlos, y es lo que estaba sintiendo en este momento, pero a su vez entendí que el juego del gato y el ratón, no culminaba a un, pues tenía que permanecer oculto de un enemigo, el cual aún no conozco, pero que de seguro, tiene el poder suficiente para poder vigilarme en este lugar.
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Editado: 19.07.2023