Draconos

Parte 7: En marcha

-¡Vaya! -exclamó Draconos- suena arriesgado pero seguro que será una aventura increible, ¿Es muy lejano el lugar?
    -Está a unas sesenta o setenta leguas de aquí -dijo Brenna- es un camino más bien largo, pero quizás a caballo podríamos tardar poco, unos cuatro días, yo tengo algo de plata que podría empeñar para conseguirlos
    -De acuerdo -dijo Draconos- yo se como ir a uno de los mejores establos de todo Dratia.

    Llegaron al establo, el dueño era un señor algo rechoncho, bajito y con granos en la cara, se llamaba Ronin, y le gustaba beber cerveza, sin embargo cuidaba de los caballos como si fueran su vida, muchos de estos luego serían los futuros caballos de los jinetes de las legiones de Ámelkor, por ello tenían que tener un cuidado especial y crecer sanos y fuertes.
    Allí el establo era un lugar tranquilo y apartado del resto de la ciudad, contaba con una explanada de hierba donde podían correr a su aire. 
    
    Draconos hizo una pequeña broma a Ronin nada más llegar y le preguntó a Ronin:
    -¿Por cuanta plata saldría llevarme dos caballos durante unas tres o cuatro semanas? 
    Tras mucho pensar Ronin contestó:
    -Tres kilos de plata serían suficiente

Brenna no tenía más que un kilo y medio
    -No tenemos suficiente -dijo Brenna-
    -Lo siento -dijo Ronin- tiene que ser eso, no puedo rebajar más la oferta...
Justo en ese momento Draconos recordó que a uno de los bandidos se le había caído una piedra que recogió...

    -¡Un momento! -exclamó- Tenemos esto tambien
    -Vaya chico -dijo Ronin- eso parece un Rubí, con eso bastaría . dijo con cierto tono codicioso.
    -De acuerdo -dijo Draconos entregándole el Rubí-
    -Pues aquí tenéis, -agregó Ronin- os los dejaré durante cuatro semanas, sus nombres son Adonis y Galeón.

    -¡Perfecto! -dijo Brenna- ¡Ahora si podemos irnos!

Por fin salieron de Dratia, partieron hacia el norte galopando raudos como el viento, sin pararse en ningun momento, así hasta que el sol se iba escondiendo a lo lejos en el horizonte. Consideraron entonces que era el momento de acampar para dormir y recargar fuerzas, y así lo hicieron...




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