Negro como la noche el cabello lacio de la mujer en uniforme militar recorría discretamente el camino detrás de su dueña, todos en la CapsuleCorp estaban al tanto de su llegada, pero siempre resultaba sorprendente ver a la milicia de la resistencia de Pilaf y su primera al mando de cerca. Todos murmuraban al verla pasar, aunque algunos evitaban mirarla de forma directa, no por algún sentimiento de incomodidad o intimidación viniendo desde ella, sino de los enormes escoltas que la acompañaban cual sabuesos, mismos que pese a no mirar directamente a nadie daban un claro mensaje, mantengan su distancia.
La mujer de cabello negro y brillante recorrió los pasillos hasta llegar a la entrada de la bodega y laboratorio de Bulma, con apenas levantar su mano, sus dos escoltas principales montaron guardia mientras ella se internaba sola en el lugar. Bulma nuevamente estaba indagando en los componentes de la nave espacial y temporal cuando se percató de la presencia de la muchacha.
—Es bastante extraño que te aventures hasta mi laboratorio sin previo aviso ¿está todo bien?
—Quiero saber que está pasando con Trunks ¿nuevamente esta viajando en el tiempo? La chica de aspecto juvenil y ojos negros miraba con suma seriedad a Bulma.
—¿Acaso has puesto otro localizador en él? Ahora era Bulma quien tenía una expresión molesta en el rostro.
—La sangre de su padre corre por sus venas, además de la tuya, que ya de por si es suficientemente preocupante. Bulma no pudo evitar soltar una carcajada mientras ambas adoptaban una posición más relajada.
—Esta entrenando cerca del templo de Kamisama, es probable que use alguna habitación cubierta que sumada a esa altura deje a tus radares sin utilidad.
—Entiendo ¿esta lista el arma?
—Desde hace varios días.
Bulma se separó un poco de la muchacha y entró en una habitación trasera, luego de unos minutos salió portando un shotgun del tipo de cañón largo, lo lanzó hasta la chica de uniforme militar quien hábilmente la tomó entre sus manos chequeando el peso y equilibrio durante unos instantes. Luego de que ella estuvo satisfecha comenzó a moverla emulando diferentes posturas de tiradora además de probar un par de saltos de corta y media distancia, tanto Bulma como la chica compartieron una mirada de complicidad adivinando el pensamiento de la otra.
Ambas mujeres caminaron hasta una sala de pruebas con varios objetivos dispuestos a diferentes distancias, Bulma en el fondo, tecleó una serie de comandos en una consola de control, inmediatamente los objetivos comenzaron a moverse algunos de forma geométrica, otros de forma errática, algunos se alejaban para luego acercarse, otros se mantenían a una distancia prudente. El ojo humano simplemente no estaba preparado para eso, los patrones eran tan irregulares y erráticos que alguien común estaría completamente abrumado, incluso un sujeto bien entrenado se vería en problemas para apenas atinar un tiro, pero ese no era el caso de esta guerrera.
La culata del arma estaba tomada firmemente por la mano derecha de la chica, el cargador con la mano izquierda y el cinto de seguridad seguía el camino desde su hombro hasta su cadera. La mujer hizo ondear su gabardina con su velocidad, ubicándose entre los objetivos y cambiando su posición y postura para maximizar su destreza, poco a poco sus ojos se enfocaron ajustándose a la velocidad y en un instante tan repentino como un relámpago el primer disparo abandonó el cañón.
No hubo sonido y el retroceso fue casi nulo, pero la potencia del disparo era innegable, tres objetivos fueron aniquilados en fila gracias a una ráfaga de proyectiles de energía pura, la chica, quien no esperó para notar el éxito de su primer disparo, recorrió varios metros de un par de saltos para nuevamente lanzar una ráfaga amplia que acababa de un golpe con varios objetivos.
Bulma se encontraba gratamente sorprendida, la chica había casi aniquilado a todos los enemigos erráticos, ahora los geométricos no serían ningún reto para ella, pero sabía que la líder de la resistencia no se conformaba con lo convencional. Muy como con el modelo anterior del arma, Bulma había colocado un mecanismo para ampliar o reducir el área del disparo, una zona amplia de cobertura tenia poca distancia y disipaba la potencia, mientras que el disparo concentrado llegaba a objetivos lejanos e incrementaba su potencia de forma drástica.
Las botas militares se movían a una gran velocidad, los pasos progresivamente se hacían más cortos, pero con una frecuencia mayor. La mujer rodeaba toda la estancia buscando el momento, el instante en que todos los objetivos se alinearan aunque eso ocurriera en una fracción de segundo. Bulma sabia que la chica era humana, pero sus capacidades siempre fueron excepcionales, sin llegar a extremos como los fallecidos Yamcha o Krilim o incluso como el maestro Roshi, pero claramente muy superior a la media.
Los objetivos llevaban una rapidez abismal, incluso a ojos de Bulma que los había programado era imposible seguirle el ritmo, pero la chica había encontrado el momento. Un instante antes del alineamiento pudo predecir la siguiente posición de todos así que tomó acción, de un salto corto la distancia entre su posición actual y el lugar desde donde su disparo acabaría con todos, girando sobre su centro de gravedad dibujó una circunferencia alargada sobre las maquinas y mientras caía de cabeza, en el momento perfecto un haz concentrado hizo estallar todas las maquinas al unisonó, Bulma al otro lado de la habitación solo la miraba aprobatoriamente.
—No es divertido ver entrenar a mi hijo, tiene un poder muy alto y no puedo verlo, aunque use las cámaras rápidas, tu por otro lado siempre eres un gran espectáculo Mai. Bulma caminaba a paso lento pero firme hasta la muchacha quien un poco agitada recuperaba su postura a su encuentro.
—Siquiera es posible compararme con ¿Trunks? El podría deshacerse del planeta si asi lo quisiera. Mai secó un poco de sudor en su frente con un pañuelo sacado de la gabardina.