Dragones y Brujos

capitulo 16 - solo es mi amo

—En verdad lo siento —dijo Kamir, mirando al niño.

—Duele mucho, a pesar de que no crecí con él —respondió el niño entre lágrimas.

Kamir lo miró confundida y preguntó:

—¿Entonces creciste solo?

—Claro que no, crecí en el clan de los Drage.

—¿Pero este no es el clan de los Drage, niño? —preguntó Orefiyet.

—Esta isla solo era una parte del clan, pero no puedo decirlo bien, ya que tampoco sé muy bien la historia del clan. Pero podemos preguntarle a mi papá, es decir, al que llamo papá en las Cadenas de Montaña.

—Entonces vamos, tal vez sepa algo —dijo Kamir.

El niño asintió débilmente con la cabeza y luego Kamir observó a Orefiyet, esperando su respuesta.

—No —respondió Orefiyet.

—¿Qué?? ¿Por qué no? —preguntó Kamir, sorprendida.

—Porque ahora debemos ir a entrenar para enfrentar a Kimiri y a Orefiyet.

—¡Pero solo será un momento! —dijo Kamir.

—Pues entonces váyanse caminando. Yo me voy a entrenar y tal vez a buscar un mejor amo que sepa hacer algo que no sea estorbar.

Kamir se molestó y dijo:

—¡Dijiste que para derrotar a Orefiyet necesitas derrotar a Kimiri o al menos distraerlo! Y la única persona que puede hacerlo es otro brujo. ¿Y quién es el único brujo que queda? ¡¡PUES YO!! Así que si queremos ganar, tendremos que hacer esto juntos.

Orefiyet los miró por un momento y, sin decir nada, se inclinó para que pudieran subirse.

Ya en el cielo, Orefiyet comenzó a fastidiar.

—¿Sabes a dónde vas, niño? —preguntó Orefiyet otra vez.

—Por supuesto —respondió Morel.

—¿Seguro? —volvió a preguntar Orefiyet—. Yo que he volado toda mi vida en estos cielos, estoy seguro de que las Cadenas de Montaña están por allá.

—Orefiyet, basta —dijo Kamir—. Escucha al niño y da la vuelta.

—Bien, volveré —respondió Orefiyet, y todo su cuerpo giró, dando un giro completo y poniendo su lomo de cabeza, haciendo que Morel y Kamir cayeran al agua.

—¡Oreyetttttt! —gritaron ambos al caer.

—¿Qué? —dijo Orefiyet, volando y recogiendo a ambos con sus colas.

—Nos votaste —dijo Kamir—. No es justo. Solo quiero llevarme bien contigo, no quiero tratarte como lo hace Kimiri con Orefiyet.

—¡¿Tratarme?! —gritó Orefiyet, lanzando a Kamir y a Morel de vuelta al agua con fuerza—. No te considero como mi amo y nunca eso cambiará. —Y se alejó volando.

Kamir y Morel nadaron hasta la orilla.

—Escogiste tu camino solo —dijo Kamir, observando cómo Orefiyet se alejaba en los cielos.

—Morel, ¿por qué te alejaste de tu padre? —preguntó Kamir.

—Él me dijo que me alejara, que en ese clan solo me esperaba tristeza y penas. Además, ya estaba muy anciano, y por el pueblo se expandió el rumor de que era mitad minotauro. En ese lugar odian a los minotauros, por eso tuve que irme. Él me hizo jurar que nunca más volvería —Morel se puso triste, y Kamir le dio una palmadita en el hombro.

—Tranquilo, niño. Yo seré tu nueva familia y tú serás el mío —dijo Kamir, mostrando en sus ojos la única esperanza de felicidad que posiblemente era la última que les quedaba después de tanto dolor.

Ambos caminaron todo el día, logrando llegar a las Cadenas de Montaña.

—¡Ahí están! —gritó Morel.

Corrieron hasta llegar, observando que todos estaban reunidos en el centro del pueblo. Se abrieron paso entre la multitud, y allí estaba un dragón, no más grande que un barco, con la garganta hinchada.

—¿Qué le pasó? —preguntó Kamir.

Un pueblerino respondió:

—Cayó aquí hace días, al parecer buscando ayuda, pero no sabemos qué hacer. Parece enfermo, creemos que tiene una astilla atascada en la garganta que le impide respirar. —Mientras que en todo el pueblo se escuchaba: "no se salvará".

—¡Yo puedo salvarlo! —contestó Kamir, y todos la miraron.

—¡Sosténganlo bien! —ordenó.

—Tú puedes, concéntrate —dijo Kamir, cerrando los ojos para poder usar su magia.

De repente, del cuello del dragón irradió una luz azul y enseguida salió una espina de restos de huesos.

—¡Lo lograste, Kamir! —dijo el niño, saltando de alegría.

—¿¿Lo logré?? —preguntó Kamir, ya que ni ella se lo creía.

—Es hija del Draiger —se escucharon murmullos de la gente, y antes de que Kamir pudiera voltearse, sintió cómo el dragón que salvó le daba un lengüetazo en su cabello.

—Oh, de nada, amigo —dijo Kamir, y luego lo miró a los ojos—. Tengo una idea. Tú serás mi compañero volador de ahora en adelante y te llamarás Leo. —Los ojos del dragón brillaron como si aceptara la idea, pues eso era la pura verdad.

—Es una buena idea —dijo Morel.

Kamir saltó de felicidad al ver el entusiasmo de su amigo volador, pero luego cayó al piso, totalmente agotada.

—¡Kamir! —gritó Morel, pero los pueblerinos lo retuvieron, tratando de levantar a Kamir, pero el dragón Leo se los impidió, protegiendo a Kamir.

Mientras tanto, a lo lejos, Orefiyet volaba como si nada hubiera pasado. De repente, sintió una sensación extraña del hyzarry en su cabeza que lo hizo detenerse.

—Qué extraño, ¿qué será esta sensación? ¿Acaso Kamir usó su poder? No, no lo creo... Pero quizás... —pensó Orefiyet—. Será mejor que vuelva. —Habló, dando un giro hacia el otro lado y volando con rapidez. Al llegar, se ocultó detrás de una montaña para observar todo y no espantar a los pueblerinos.

—Mmmmm —dijo Orefiyet, y sus ojos se llenaron de rabia—. ¿Por qué hay otro dragón al lado de Kamir? ¿Por qué Kamir lo está abrazando?

Orefiyet se acercó y escuchó todo, entonces sus ojos comenzaron a brillar de rabia y, más que todo, celos.

—¡Si cree que ese dragón va a reemplazarme, se equivoca! Soy el triple de él en tamaño y mucho más en poder. ¡Por favor, Kamir, soy un dios entre los dragones, entre todas las bestias!

—¡Ya verás, dragóncito! Te dejaré bien en claro que ese es ¡¡MI!! amo!




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