Dragones y Brujos

capitulo 23 - una magia oscura y un adiós

El mundo brillaba con la luz del sol en su apogeo; era mediodía, y los pensamientos de Kamir se encontraban en un torbellino de confusión.

—¿Qué hago? ¿Por qué actúa así? Bueno... sería tonto preguntarme por qué; es su orgullo el que lo mueve. Pero, ¿puedo confiar en él?

—¡Hah! Esto es tan estresante... Oreyet siempre me pone así. Aunque tal vez pueda confiar en él, es la vida de Morel la que está en juego.

—Y si logro investigar lo que deseo uniéndome a mi hermano Kimiri... ¿Podría fingir que estoy arrepentida? Para demostrarlo, podría ofrecer la cabeza de Oreyet como muestra de lealtad y así salvar a Morel...

Un ruido estruendoso interrumpió los pensamientos de Kamir. Levantó la mirada y se encontró con unos ojos grandes, verdes y casi azules como el hielo.

—¿Qué sucede? —preguntó Kamir, asustada por la expresión que emanaba Oreyet.

—¡SE TE OLVIDA QUE COMPARTIMOS SENTIMIENTOS! —respondió este, visiblemente molesto.

—P-pero yo no sentí nada —balbuceó Kamir, completamente asustada.

—¡HACI PUES YO SÍ SENTÍ TUS INTENCIONES HACIA MÍ! —se detuvo un momento para respirar profundamente, expulsando humo por las fosas nasales—. ¡NO PIENSAS VOLVER! ¿VERDAD?

—SÍ PENSABA VOLVER POR... —Kamir dejó de hablar, pero Oreyet lo supuso de inmediato.

—¡SOLO POR EL NIÑO, NO! —Oreyet miró atentamente a Kamir, esperando una respuesta, pero el silencio reinó entre ellos. —Así que eso será todo de tu parte. Si eso es lo que realmente quieres, me voy —terminó de pronunciar, y se dirigió hacia el bosque profundo, emitiendo sus sonidos.

Mientras Kamir reunía valor y desviaba la mirada, su corazón se negaba a soltar una miserable lágrima. Oreyet, repentinamente, se detuvo y, tras contemplar el paisaje por un tiempo, habló de nuevo.

—¿Nunca te dije por qué fui yo quien te encontró primero?

Los ojos de Kamir se humedecieron, pero su corazón seguía duro y desconfiado. Oreyet terminó de hablar y desapareció entre la arboleda. Kamir intentó hablar, pero solo un profundo silencio emergió, mostrando un dolor que había jurado nunca más volver a sentir. Ese sentimiento había aparecido solo cuando su supuesta madre había muerto, y ahora, aunque no lo esperaba, la despedida de Oreyet le había roto el corazón. Sin embargo, era demasiado fuerte como para llorar o mostrar debilidad.

—¡Leo! —gritó Kamir, recogiendo a Morel, que ya estaba casi sano, y montando a Leo, elevándose hacia arriba.

—Si intentas comernos, te juro que te cortaré la lengua —dijo Kamir, molesta y triste. El único amigo o compañero que había tenido la había abandonado.

---

Mientras tanto, en un lugar lejano, Reur observaba un gran mapa. De pronto, sus ojos brillaron con un color morado y negro, y comenzó a escupir sangre, mucha sangre.

—¡Hermano! —gritó Grou.

—¡No te acerques! —respondió Reur. La sangre de Reur era tan caliente que terminó hirviendo la mesa, como si fuera veneno. Su delgada figura revelaba los huesos, y su piel se hacía cada vez más gruesa.

—Te dije que no usaras tu poder —dijo Grou, pasándole un trapo.

—Es que sentí algo.

—¿Qué?

—Es Oreyet; sentí su poder, magia pura y oscura.

—Entonces... ¿!?

—Sí, se alejó de Kamir —dijo Reur.

—Es nuestra oportunidad para acabar con ella —dijo Grou, ansioso.

—¡Hooo! —respondió Reur con astucia—. Podemos cazar a Oreyet, y así podré ser dueño de su poder.

—Estás loco —dijo Grou—.

—¿Por qué?

—Ni siquiera puedes resistir esa magia y quieres apoderarte del poder del rey de los dragones. ¿Acaso deseas morir?

—Si debo morir para cumplir el encargo de nuestros ancestros, lo haré por mi honor, por la familia —respondió Reur, mirando a su hermano.

—Haaa —suspiró Grou, decepcionado—. Y Kimiri jamás me dejará matar a su mascota Oreyet. Por cierto, ¿dónde está Kimiri?

—No ha regresado de su breve paseo.

—¿Qué?...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.