DRAGOS
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Distinta. Así, la vi a la pequeña amiga de infancia.
De pequeña, era osada conmigo, pero ahora, se ha vuelto muy recia. Sonrío y recuesto mi trasero en la silla de mi escritorio del cuarto. No está nada mal. Su cuerpo se ha convertido en una adulta y ni que hablar de ese nerviosismo que huelo en todo su exterior.
De niña a mujer.
—Joven Dragos —habla Bellis, uno de mis empleados—. ¿Fue buena idea haberle dado la invitación? Le recuerdo que ese festival es familiar. Aparte, su secreto….
Secreto.
Carcajeo. Tiene toda la razón. La pequeña Halle, no sabe el secreto de esta familia. Solo quería invitarla por curiosidad. Juzgando por su mirada y el aura de sorpresa, mezclada con miedo, puedo decir que no irá.
¿O sí?
Muevo mis dedos sobre el escritorio e imagino varias escenas graciosas en mi mente. ¿Le asustará saber que hay seres sobrenaturales rondando por ahí? ¿Se aterrará de miedo?
—No te preocupes, Bellis. La pequeña Halle, es la amiga de la infancia de la familia Klein —cuento con una sonrisa que no desaparece de mis labios—. Tal vez, acepte la verdad de nosotros.
—¿Si no lo hace? ¿No tendrán problema con ello?
¿Tener problema en ello?
—Dudo que las tenga, Bellis —concluyo, sin quitar la sonrisa que genera al imaginar su expresión de sorpresa—. Más bien, sería divertido saber que expresiones pone en su bonito rostro.
Bellis no dice nada.
No pensé encontrarme a la niña que confesó sus sentimientos de amor hacia mí. Encontrarla toda echa una mujer, es una bonita sorpresa que el destino entregó en mi propia casa.
—Por cierto, el viaje a Roma…… ¿Quiere que le compre un pasaje?
—No. Mi hermano menor morirá de estrés si tengo otros descansos —contesto levantándome—. Lo dejaré para otro día. Iré a la empresa. Es mejor de esa manera.
Odio mi puesto de presidente.
Muchas responsabilidades aburren y estresan. No nací para tener este cargo pesado.
Echo una mirada a mis películas viejas y sonrío con nostalgia. Mi sueño no era ser el irresistible hermano mayor que todas desean en la cama. No necesito de mujeres por el momento. Decidí tener paz mental y vivir mi vida de soltero a lo grande.
Sin embargo, hay algo que siempre ha pinchado en mi pecho.
Mi otro sueño que lo dejé desde que murieron mis padres.