Sus pequeños pies corrían hacia la cama tan rápido, que apenas eran visibles debajo de su camisón holgado. Con su cabellera roja recogida en una larga trenza que daba tumbos con cada pequeño salto mientras intentaba llegar lo antes posible a su destino. A sus cuatro años de edad, la pequeña Allison destacaba por ser una niña muy obediente, en especial a la hora de ir a la cama. Si su madre decía que era hora de dormir ella simplemente se iría a acostar, no importaba si el sol aun no terminaba de dar su ronda por el cielo, ya que cuando esa hora especial llegaba, significaba que sus padres habían terminado de trabajar en el clan y que tan solo por ese momento del dia podrian reunirse a contar historias.
- ¡Apresúrate!- la llamó su hermano mayor el cual ya se encontraba cobijado por las sabanas y la miraba un poco molesto- Siempre te demoras para ir al baño. Eres mas lenta que un troll de montaña
- ¡Ya estoy! ¡Ya estoy!- repitió la pequeña niña mientras de un salto se unía a su hermano en la inmensa cama.
- Si mamá llega y no te ve aquí de seguro que no nos cuenta una historia.- se quejó el pequeño pelinegro haciendo un mohín. Allison pudo haberle respondido, aun siendo pequeña siempre se caracterizaba por tener una lengua afilada; algo que definitivamente había adoptado de su padre, sin embargo sus palabras se vieron acalladas cuando una figura se adentro en la pequeña tienda que ambos ocupaban.
- ¿ya están listos?- preguntó delicadamente la mujer iluminando la cara de ambos niños.
- ¡SIIII!- dijeron a coro.
- Ok, pues empecemos a contar una historia.
La mujer con cabellos de fuego y sonrisa angelical se acercó a los niños, ocupando un lugar en la cama frente a ellos. El momento más esperado del día para todos, el único que realmente los hacía sentirse como familia en esos tiempos tan difíciles.
- Había una vez...
- ¡Espera!- interrumpió la niña a su madre provocando confusión.- Papá aun no esta aqui.
- Papá aún está ocupado, cielo- respondió con paciencia la mujer.- Llegará un poco tarde hoy, pero vendrá. lo prometo.
La niña miró a la salida con el ceño fruncido. No se sentía cómoda con escuchar la historia si su papá no estaba presente. A ella le encantaba sentarse sobre él y sentir como peinaba su larga trenza mientras las palabras de su mamá llenaban el ambiente. Sin embargo su padre había estado muy ocupado últimamente y se había saltado varias noches de historias, siempre llegaba cuando Allison estaba a punto de dormirse. Ella no estaba contenta, para nada contenta; sin embargo una leve caricia en su rostro la hizo mirar a su madre. Quizás su papá no estaba, pero al menos ella siempre estará allí con ella.
- ¿Quieres sentarte sobre mi?- preguntó adivinando los pensamientos de la niña. Allison asintió lentamente y con suaves movimientos se desplazó hasta colocarse en el regazo de su madre. un calor familiar la inundó, llenándola, dándole confort y haciendo que todos sus pensamientos malos desaparecieran como por arte de magia.
- ¿Empiezas ya, mami?- suplicó Jason desde las sábanas.
- Por supuesto, debemos comenzar ya o de lo contrario la luna terminará su recorrido por el cielo y aun no habremos empezado.- con una enorme sonrisa la mujer acarició a sus pequeños- y diganme, ¿Que historia les gustaría escuchar hoy?
- ¡La del Héroe del mundo!- grito Jason animado
- ¡No! ¡La de la tierra antes del tiempo!!- replicó Allison.
- ¡No! Esa historia es aburrida- se quejó el hermano mayor.
- ¡No es aburrida!
- Que sí lo es
- ¡Que no!
- ¡Que si! ¿no es verdad, mamá?
- Pues...ninguna historia es aburrida, cielo- respondió con una sonrisa.- Cada historia es mágica y se cuenta para ser recordada. Solo debemos prestar atención a las partes correctas.
- ¡Ves!- se regodeo la niña y en respuesta solo obtuvo que su hermano mayor le sacase la lengua.
- Venga, dejaros de peleas. vosotros sois hermanos y estáis para protegernos el uno al otro, por encima de quien sea y de lo que sea.
- Ella es muy pesada- se quejó el chico.
- ¡Y tu muy mandón!
- Ya basta niños- respondió la mujer aun manteniendo la calma.- A pesar de sus defectos solo se tienen el uno al otro, inclusive cuando papá y yo ya no estemos, siempre se tendrán el uno al otro. Así que deben quererse y amarse incondicionalmente, solo de esa forma podrán soportar todas las cosas que están por venir. ¿Me prometen que siempre se querrán y apoyaran?
Ambos miraron a su madre absortos en sus palabras, creyendo imposible que su vínculo fuese a salvarles en un futuro, pero por ella eran capaces de prometer cosas imposibles a cambio solo de su sonrisa, ambos lucharon contra el mundo.
- Lo prometo, mamá
- Yo también.
- Así me gusta y ahora les contaré una historia, pero...lo haré de una manera diferente.
- ¿Diferente?- preguntó la pequeña
- Si, se las cantaré en una canción, una que deberán recordar siempre.
- ¿pero cuál contarías?
- Una nueva, que jamás habéis oído.- Aquello provocó curiosidad en los jóvenes que la miraban expectantes.- una de magia, monstruos y héroes. Una donde todo lo que alguna vez oyeron cambiará para siempre y esta, quizás sea la historia más importante de todas las que alguna vez les he contado; así que deben escucharla y recordar inclusive cuando todo desaparezca.
Como una dulce balada, la melodía los llenó. La hermosa voz que entonaba las notas con cariño mientras sus hijos la miraban anonadados.
“.... Bajo el camino del sauce
crece a su sombra una flor
brilla de tonos azules
sus hojas desprenden fulgor
Alto allá en las montañas
aúlla un lobo feroz
busca en su boca un refugio
crece en su vientre esa flor
Hija de sangre
hijo del viento
hereda el silencio
y encuentrale alli
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Editado: 15.01.2021