Drakkar: ignition

Capítulo 12: La huida

CAPITULO 12

La huida

 

las sombras del lugar nos cubrían dejándonos en la completa penumbra. la noche yacía sobre nuestras cabezas, dejando pequeños deslumbres de luna entrar por las grietas del obsoleto edificio. no había sonido alguno más allá de nuestra respiración y el eco de nuestros pasos al avanzar lentamente por aquel lugar, esquivando las vigas y la basura, evitando recibir más daño del que ya teníamos.

Caleb caminaba delante de mí, empuñando una de mis dagas como si fuese una espada corta, a la espera de que alguna cría de dragón saltase sobre nosotros, pero solo había oscuridad y silencio.

llevábamos ya cerca de 10 minutos adentrándonos en aquel lugar, buscando una forma de salir, mientras yo hacía lo posible por no perderlo de vista.

- hay una escalera a mi derecha- me susurro e inconscientemente desvié la mirada para ver lo que me había mencionado.

efectivamente había una, pero desde donde estaba me era imposible ver si podríamos o no bajar por ella. la mayor parte del lugar estaba en ruinas, cayéndose a pedazos y no había forma de saber con certeza sobre qué punto nos podríamos parar o no.

- me acercare a comprobar, no te muevas de aquí- me dijo justo antes de desaparecer en la oscuridad.

me quede allí, de pie, sintiendo mi corazón en mis oídos, mientras rezaba porque nada se abalanzase sobre mi desde las tinieblas. no podía quitarme de encima una molesta sensación de ser observada todo el tiempo desde algún lugar en esa cortina negra, más allá de donde alcanzaban a ver mis ojos.

- Pierce- me llamo Caleb haciéndome brincar. - ven aquí.

decidí tragarme el susto y simplemente ir a donde me decía. no me encontraba en una posición para andarme quejando ni mucho menos.

- ocurre algo?

- por aquí podemos pasar- me explico- pero no los dos al mismo tiempo.

- uno de nosotros va a tener que adentrarse en ese agujero y el otro va a tener que quedarse en esta cueva esperando, genial! ¡simplemente genial!

mi sarcasmo tomando lo peor de mi se hacía cargo de las situaciones de estrés, pero la mirada en la cara de Caleb me dijo que no era un buen momento.

- tenemos que decidir quién bajara primero. este piso es seguro, pero no puedo quitarme la extraña sensación de que hay algo por aquí.

- yo también me siento observada- concorde.

- sin embargo, no sabemos lo que hay allá abajo. podríamos aterrizar en un nido de crías sin siquiera saberlo. - lo oí soltar un sonido de frustración. no quería dejarme sola en ninguna de las dos opciones, y sinceramente yo tampoco quería, pero tenía más ganas de salir de allí que de quedarme divagando toda la noche en la oscuridad si seriamos o no devorados por los monstruos.

- yo iré primero- me ofrecí

- no puedes luchar

- pero puedo correr, soy más rápida y peso menos. si la escalera se derrumba detrás de ti, me quedare atrapada en este piso con lo que sea que nos esté vigilando y esa opción me apetece muchísimo menos.

se quedó en silencio un par de segundos y espere a que dijese algo al respecto, pero una vez que soltó ese típico gruñido bajo masculino supe que me dejaría bajar primero.

- no te alejes de la escalera y si algo se acerca a ti avísame, grita, no me importa tener que pelear contra cada maldito dragón en este edificio, simplemente no te quedes callada, ok?

- ok.

el me dio la espalda, vigilando hacia la oscuridad, dándome a entender que sus ojos de lagarto podían ver mejor que yo lo que se ocultaba entre las sombras. Por mi parte, tomé una respiración profunda y comencé a descender por la escalera.

la superficie era irregular, resbaladiza en algunos puntos y había muchos escalones que faltaban, pero mi mayor preocupación era una curva en L que hacía al llegar a la esquina antes de seguir bajando. llevaba mis dagas desenfundadas, listas para atacar nada más el viento soplase, pero esperaba que nada saltase hacia mí en esa esquina.

un paso tras otro baje hasta ella solo para pegar mi espalda a la pared y encarar la siguiente dirección a la que tenía que ir. Debo admitir que por un segundo quise subir corriendo de vuelta, ya que allí abajo no se veía absolutamente nada...

- Pierce? ¿está todo bien?

- si- le respondí- solo...hay una oscuridad de mil demonios- susurré para mí, pero no le iba a decir ahora que también le tenía miedo a la oscuridad. 

"menuda guerrera estoy hecha"

me regañe y luego continúe avanzando, despacio, dándole tiempo a mis ojos para que se acostumbrasen a las sombras mientras volvía a rezar para que nada se escondiese entre ellas. y así, paso a paso, llegue hasta el fondo de la endemoniada escalera donde un área abierta y con paredes derrumbadas me dio la bienvenida. la luz se filtraba mejor allí, dejándome ver con exactitud aquello a lo que me enfrentaba.

- Pierce?

- estoy bien, ya llegué abajo!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.