Drakkar: ignition

Capítulo 14: El daño irreparable

Capítulo 14:

El daño irreparable

 

me desperté adolorida y realmente desorientada cuando el sol golpeo mi cara. no sabía cómo, pero me encontraba en mi cama...dentro de mi tienda. alguien debió haberme llevado cuando me desmaye en la pelea con Isora.

"MIERDA!"

me había desmayado en la pelea contra esa perra. no podía caer más bajo. le había dado el gusto de derrotarme públicamente después de humillarme y para colmo la muy perra había logrado que me expulsasen del examen. me había dejado fuera del partido antes de empezar. pero eso no iba a quedar así. me prometí a mí misma que la próxima vez la haría arrepentirse...pero eso sería más tarde, porque en ese momento mi cuerpo dolía como el infierno.

intente sentarme en la cama y por unos segundos el mundo me dio vueltas, la cabeza parecía que me fuese a explotar en cualquier momento. Me llevé la mano a la cara y me di cuenta de que no podía sentir el lado derecho de mi rostro. la muy perra me había dado una buena...cielos...en fin. utilicé las fuerzas que encontré en mi interior para impulsar mi cuerpo fuera de la cama, necesitaba verme en un espejo y comprobar los daños. esperaba que ninguno fuese permanente.

el simple hecho de poner los pies en el suelo y estar sobre ellos mando una descarga de dolor a mi columna, pero lo ignore y arrastre mi miserable existencia al espejo roto que colgaba frente a mí. Créanme cuando les digo que agradecí a todos los cielos que mi habitación estuviese completamente cerrada. no quería que nadie viese mi rostro, se los aseguro, ni a mí me gusto verlo.

- oh mierda...- fueron mis únicas palabras.

mi cabello color caoba se extendía suelto, rizado y rebelde alrededor de mi cuerpo, enmarcando mis hombros más allá de la chaqueta negra (o lo que quedaba de ella) mi tez, usualmente blanca se veía amarilla en algunos lugares y en partes de mi rostro se tornaba de un color morado enmarcando los cardenales. en especial en mi pómulo derecho, justo por debajo de mis ojos, los cuales son tan oscuros como la media noche, bueno, ahora apenas podía ver mi ojo izquierdo por la inflamación. tenía la ceja izquierda rota, la sangre seca aferrándose a la herida como una costra había dejado una fina línea de caída por ese lado de mi cara. mis labios estaban rotos en dos lugares y tenía el mentón manchado de sangre seca.

la mierda se veía mejor que yo en esos momentos.

- eres un desastre- me auto regañe y me dispuse a quitarme la chaqueta. necesitaba revisar las otras heridas. esperaba no haberme infectado ninguna, las curas eran realmente un dolor en el trasero. 

la chaqueta mostro un poco de resistencia antes de retirarse de mis brazos y la verdad relució a la luz...

había tenido una blusa de tirantes debajo de ella, solía ser blanca, ahora…difícilmente reconocía que fuese una blusa. mi piel tenía varios cardenales pequeños que se extendían a lo largo de mis brazos. una pequeña cortada, casi invisible se extendía por mi brazo derecho, cerca de la muñeca. en mi hombro izquierdo tenía el "horror". las garras de Isora habían hecho daño. 4 líneas bastante más profundas de lo que había pensado en primera instancia se mostraban debajo del maltrecho vendaje. surcaban desde mi hombro hasta la clavícula. fue un milagro que no me hubiesen atravesado.

me voltee y pase trabajo para ver mi espalda. 4 marcas cruzaban mi espalda de un lado al otro. la chaqueta se había interpuesto entre esas garras y yo, de no haber sido así, la historia habría sido diferente. por suerte esa no me dejaría una cicatriz, aunque la pobre chaqueta no serviría de nuevo.

- madre del amor hermoso!

la voz de mi mejor amiga, Gemma, llamó mi atención hacia la puerta. al parecer no había estado tan cerrada como parecía.

- cuando me dijeron que habían limpiado el piso contigo, jamás pensé que sería tan literal- ella se adentró en la habitación con ese habitual paso suyo y cerró la puerta a sus espaldas. - cómo te sientes?

- como la mierda

-al menos le haces honor a tu apariencia- ella sonrió y yo solo la mire. aunque hubiese querido sonreír estaba segura de que me arrepentiría después. - déjame echarte un ojo. ¿o prefieres bañarte primero?

- la verdad es que me gustaría salir de aquí un poco más presentable.

ella asintió y se acercó a la mesa sentándose en una de las sillas y empujando la otra en mi dirección.

- toma asiento. - obedecí y me acerqué a ella para sentarme en la silla que me había cedido. - en serio, no sé qué harás el día que yo te falte.

- supongo que simplemente moriré.

- sí, claro! eres dura de roer, ally. ahora intenta no moverte, no me gustaría tener que repetir el hechizo.

volví a afirmar y la vi murmurar algo por lo bajo mientras colocaba sus manos a centímetros de mi hombro.

Gemma poseía uno de los tipos de magia más raros que alguna vez se haya visto. Sanación. en el clan existen varias curanderas, enfermeras si prefieres llamarlas, pero la magia de ellas es muy simple, curar heridas superficialmente. sin embargo, Gemma puede ir más allá. la he visto regenerar miembros perdidos en batalla, pero suele quedar exhausta luego de eso. ella había heredado la magia de sus padres, de su madre, para ser exacto, fue la única de sus hermanas en conseguirla y como es algo excesivamente raro, prefieren que se mantenga lejos del campo de batalla, Gemma también lo prefiere.




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