Capítulo 1: 5 formas infalibles de sobrevivir la secundaria
—La secundaria: un reino para algunos, una prisión para otros, cuatro paredes en las que pasan los días diariamente o un lugar de encuentro y aprendizaje previo a la gran aventura de nuestras vidas, todo esto dependiendo de la persona a la que se le pregunte una definición concreta de la institución —dije con una amplia sonrisa, mirando de reojo a mi mejor amiga sentada a mi lado—. Si me preguntan a mí, durante el transcurso de los últimos tres años pasé por cada uno de estos estados, por ende puedo decir no—tan—humildemente que estoy capacitada para dar consejos al respecto, y esto es lo que voy a hacer hoy con ustedes: 5 formas infalibles para atravesar la secundaria y no morir en intento.
—Me parece un poco tardío el consejo, pelirroja —río Johnny a mi lado, y lo codee sutilmente mandándolo a callar.
—Quizás sea nuestro último en Ridgewell, pero eso no significa que no podamos salvar almas inocentes en el camino —repliqué solemnemente, y Patrick elevó los brazos al cielo en señal de alabanza. Payaso.
—Deben entendernos —dijo por primera vez Summer—. Este es, oficialmente, nuestro último primer día de clases en la secundaria, todo el mundo anda emocional por estas épocas.
—Pero luego de meses fuera de transmisión, no vamos a aburrirlos con sentimentalismo barato —alerté, consciente del drástico giro que había tomado el programa—, por que esto no es sobre nosotros dejando el instituto, es sobre ustedes sobreviviendo a él.
—Hay que pasar la antorcha a nuevas generaciones de inadaptados —asintió Johnny, y todos reímos. Todos menos Heather Richards, que negaba con la cabeza detrás de la pequeña cabina—. Lo siento profesora, pero lo somos. Todos y cada uno de nosotros en algún momento nos sentimos completamente fuera de lugar.
—Nos sentimos fenómenos —acotó Summer.
—Marginales.
—Invisibles.
— ese es nuestro punto en común, querida Heather —dijo Fred tuteando a la profesora Richards, que fruncía aun más el ceño—. Nosotros estamos aquí hoy en día, dichosos de estar en este último año escolar, por que somos 5 bichos raros que encontraron un lugar de encuentro en el que pueden ser ellos mismos.
—En The Lunch Break Club todo el mundo es visible, todo el mundo tiene una voz —Siguió Patrick, dándole pie a Johnny.
—Y esa voz somos nosotros, estimados alumnos, el Club de los Cinco, sus fieles servidores —hizo una reverencia a la nada—. Para todos ustedes que están recién comenzando y esta particularmente—enorme institución les parece completamente terrorífica, tranquilos.
—Somos un faro de esperanza en un océano de miseria y dolor —dramaticé, llevándome la mano a la frente—. Y ese es el punto de hacer todo esto, compañeros, aconsejar a los novatos, comprender a los antiguos y acompañar a los últimos.
—Hasta el final —dijo Johnny golpeando su pecho con sentimiento.
Eso era lo único que realmente lamentaba de las transmisiones, la gente realmente se perdía todo esto: la camaradería, las bromas, las tristezas, los pequeños detalles. Pero sin duda esto no quedaba aquí dentro, por que nuestras voces traspasaban paredes y todo aquel que estaba dispuesto a escuchar se sentía parte de nuestro club.
“Nuestras voces unidas traspasan paredes”, ese era, literalmente, nuestro eslogan.
—Numero uno: ser invisible.
—Básicamente se trata de ser un marginado en el más amplio sentido de la palabra: No sociabilizar, no ir a ningún tipo de fiesta, mantenerte al margen de toda actividad extra—curricular —enumeró Summer con los dedos—. Muchos de nosotros solemos estar en ese plan de no encajar en esta secundaria, en especial en un lugar como es el internado Ridgewell, donde es más sencillo sentirse solo.
—Pero en realidad nunca estamos solos —repliqué golpeando la mesa con mi dedo—. Tan solo miren a su alrededor, estamos constantemente rodeado de personas.
—Es decir, en todos lados están esos locos solitarios dispuestos a encontrar a aquellas personas a quienes llamar “familia” —dijo Fred tomando nuestras manos, formando una cadena de cinco sentimentales mal de la cabeza hablándole a un público que no podían ver—. “Ohana significa familia”, ¿Verdad Scar? —me preguntó, haciendo referencia a una de las tantas frases que solía decir en el aire.
—Y la familia nunca te abandona —completé yo—. No importa que tan rota o pequeña sea, ese es el verdadero significado de Ohana, y todos nosotros lo somos, queridos oyentes.