Capítulo 4: Arqueros y Dioses Griegos
Llegó la hora del almuerzo y nosotros hicimos la primera transmisión del año, por lo que nos inundó una sensación de nostalgia y alegría a todos. No solo había estado toda la escuela atenta al programa, también habíamos alcanzado publico de distintos puntos del país —ya que la página web de la escuela transmitía la radio en vivo—. Y como era de esperarse, todo el mundo estaba hablando de nosotros cuando salimos de la cabina.
—¿Qué tal Rick, te gustó la transmisión? —preguntó Summer al anciano celador, quien chocó puños con Johnny.
—Por supuesto, muchachos. —respondió jovial, guiñándonos un ojos, y siguió trapeando.
—Oh, nuestro publico es tan devoto. —exclamé, llevando una mano a mi pecho dramáticamente, haciendo referencia al ofensivo comentario de Medusa.
—¡Niños, eso ha sido increíble! —chilló Heather detrás nuestro. Se las había arreglado para poder abrazarnos a todos a la vez.
Desde que llegamos a la cabina, unos cuarenta minutos atrás, la mujer no había parado de llorar. Y era comprensible. La mujer nos había reunido con un propósito, con una idea en mente, sabiendo de lo que éramos capaces, y ahora esta idea estaba llegando a su fin: ella era nuestra Nick Fury, nosotros los Vengadores de Ridgewell.
—No puedo creer que se vayan a graduar, mis pequeñines —y Freddie se acercó a abrazarla, pero eso en realidad empeoró un poco todo por que Heather empezó a llorar.
Llorar enserio. La mujer había sido actriz, y todo el mundo sabe que los actores tienen los sentimientos "a flor de piel", e incluso yo lo entendía, por supuesto. ¡Pero en ocasiones parecía bipolar, lo juro! Tan pronto comenzó a lloriquear, empezó a decirnos cosas como que éramos como sus hijos, sus acogidos, sus ahijados y no podía creer que hayamos crecido tan rápido, entre otras cosas. Summer en cualquier momento lloraría a moco tendido tal como Heather, Pat y Johnny se tapaban los rostros para pasar desapercibidos en la escena que estaba armando la profesora de teatro, mientras que Fred solamente apretaba la mano de la mujer.
Aún no olvidaba lo que había ocurrido con él, ni las sensaciones extrañas que me había producido su agarre. Es decir, es Fred. Nosotros éramos amigos, y amigos de los buenos, ¡No podía sentirme atraída por él, es casi como mi hermano! Afortunadamente, ni él ni los chicos no notaron la reacción estúpida que había tenido, ni la forma en la que lo miraba.
—Buen programa. —escuché a mi lado, y pegué un salto de la sorpresa. Si la gente no dejaba de sorprenderme de esa manera, iba a infartarme.
Pero voltear a ver no ayudó a mi pobre corazón, por que a unos metros de mí estaba Nick Rogers devolviéndome la mirada, con las manos en los bolsillos de forma despreocupada y su forma de lucir como un Dios griego. Summer me apretó el brazo levemente y se quedó dura como estatua, apretando los dientes. Ryan Dupont, el eterno enamorado —y sándwich— de la rubia estaba detrás de él, mirándonos con una sonrisa, y algo tan simple como eso bastó para hacer que Summer casi se desmaye.
—¿A pesar de que hablamos de los marginados? —preguntó Patrick a los otros dos, que le devolvieron una mirada confundida.
—Por supuesto, probablemente ha sido de los mejores hasta ahora. —contestó Ryan mientras asentía con la cabeza, y mi amiga se ruborizó aún más.
—Bueno, fue todo idea de Summer —y sonreí maliciosamente—, así que en teoría es su mérito.
Si las miradas mataran, yo hubiese sido acribillada. La rubia me miró con fuego chispeando en sus ojos, mandándome a los mil demonios probablemente, pero ¡vamos! Ha estado enamorada del chico desde hace años y ni siquiera han intercambiado palabra aún, es momento de darle un "empujoncito", ¿verdad?
—Oh si, tiene ideas brillantes a pesar de ser rubia y todo eso. —afirmó Johnny riendo, y mi amiga se tapó la cara con las manos.
—Si, los rubios pueden llegar a ser unos idiotas —ironicé—, en especial los teñidos.
Él se cruzo de brazos como diva ofendida y me volteo la cara. Nick me miró a mí, luego a Johnny, parpadeando, y estalló en carcajadas. Su risa sonaba bien, armoniosa, no era forzada ni exagerada, agradable al oído —no como la mía, que río como si fuese Bob Esponja con retraso mental—, y al reír se le formaban unas bonitas arrugas a los costados de los ojos, que tenían la tendencia de achinarse, y arrugaba la nariz. Y su sonrisa... su sonrisa parecía salida de una propaganda de Colgate, absolutamente blanca y perfecta.
Te va a denunciar por acoso y tendrá razón dijo Pepito Grillo. Claro que no, simplemente estaba observando las facciones del chico que era perfecto hasta para reírse. Depravada sexual prosiguió.
—Estúpido grillo. —bufé.
Todos se quedaron a verme, contrariados. Bien hecho, Scarlett, por que eso no fue para nada extraño.
—En fin —continuo Patrick, tratando de ignorar lo que acababa de decir—. Gracias, chicos.
—No es nada, siempre oímos la radio. —respondió Nick, que me miró y me guiñó el ojo.
¡Esperen! ¿Nick Rogers me guiñó el ojo? ¿A mi? Probablemente parpadeo. Con un solo ojo. En mi dirección. Si, seguro es eso.
El hermoso color rojizo se hizo presente en mi rostro pálido cual vampiro —nótese el sarcasmo—, y estaba segura de que parecía una manzana en estos momentos. ¡Dios mío, que genes más estúpidos los míos! Él sonrió coquetamente.
—¡Nicholas! —gritó una chillona voz desde lo lejos, y obviamente todos la reconocimos.
La sonrisa abandonó su rostro tan pronto como llego.
—¿Problemas en el paraíso? —preguntó burlonamente Johnny, a lo que Nick hizo una mueca.
—Así que, espero verlos mañana en el baile.
—Por supuesto. —contestó Summer asintiendo torpemente con la cabeza. Tanto Patrick como Freddie reprimieron una risa: mi amiga se estaba dejando en evidencia, básicamente por que parecía como si su cuerpo no fuese controlado por ella. Se movía de adelante a atrás, sus brazos se veían como si estuviesen dormidos, o fuesen de tela. Ni siquiera quiero imaginar como me veía yo en estos momentos...