Drama Queen

Capítulo 14: Visitas inesperadas y decisiones por tomar

Capítulo 14: Visitas inesperadas y decisiones por tomar

—¿Entonces vino el director Monroe hasta aquí? —preguntó Nick mientras masticaba un gusano de caramelo graciosamente.

—Pues, si —e hice una mueca—. No fue muy agradable, sentí como si estuviese incitándome durante todo momento a que haga lo que el quiera.

—¿Y qué es eso?

—Pedir que expulsen a Riley. —dije tomando otro caramelo de la bolsa, Nick tragó ruidosamente y me observó unos momentos.

Los chicos habían dejado la habitación unas tres horas atrás cuando una enfermera se quejó de que había demasiada gente en la habitación. Afortunadamente, por alguna razón, conmigo no se aplicaba esa política de tener una hora de consulta fija, sino que podían venir a visitarme cuando quisieran y no se quejarían a menos que sean demasiado ruidosos, tal como ocurrió. Una hora después de que se fueron, Monroe y Judith, la secretaria y mano derecha del primero, vinieron a hablar conmigo a mi habitación ya que yo no estaba en condiciones de pisar Ridgewell por unos días, según sus palabras.

—Quiero que sepas, Scarlett, que no dejaremos que este penoso episodio quede sin resolver —comenzó solemnemente cuando pisaron mi habitación, dejando un pequeño ramo con flores amarillas y naranjas bastante bonitas. Johnny odiaría estas flores pensé, por algún motivo—. Como bien sabrás hace un año implementamos una política de cero tolerancias ante el bullying, movimiento que tu amigo Wilson ha estado apoyando todo este tiempo. El episodio que se dio el lunes es otro modo de acoso escolar. Yo no puedo permitir que alguien como Riley Piper se mueva por Ridgewell sometiendo a los demás alumnos, ahorcándolos hasta que se desmayen.

"Ahorcándolos hasta que se desmayen" me pareció demasiado exagerado. Es decir, en teoría eso había pasado conmigo, pero no era como si la porrista caminase por los pasillos agarrando por el cuello a persona que se pase por su camino hasta dejarlas inconscientes. Pero, a pesar de eso, el director se veía tan enojado que ni siquiera me atreví a replicarlo, solo asentía con la cabeza torpemente.

¿Estas defendiendo a la estúpida que te dejó internada por quien—sabe—cuantos—días por que dice que le "robaste" al novio aunque toda la puta escuela sabe que estas saliendo con Fred? gruñó Pepe el Grillo desde el fondo de mi adolorida cabeza.

Mierda, tenía razón. Además de engañar a su "chico" con uno de sus mejores amigos, se atreve a ir y golpearme por que cree que le hago ojitos. Que te den, Riley Piper, por que yo no pienso quedarme de brazos cruzados.

—¿Has decidido que acciones tomarás contra Piper? —preguntó Judith, una mujer de unos 48 años de cabello marrón y algunas canas que siempre te hablaba con una dulzura excepcional. Se había parado a mi lado y tomó mi mano libre entre las suyas, acunándola, mientras el director caminaba por la habitación sin dejar de hablar sobre que no se tolerarían estos actos de violencia.

Negué desanimadamente con la cabeza.

—Quiero esperar a hablar con mis padres primero —murmuré, e inmediatamente Monroe se tensó, quedando estático en su lugar—. Estoy un poco confundida en estos momentos, y realmente agradezco que tengan en cuenta mi opinión con respecto a las acciones que se tomarán.

—No podríamos hacerlo de otra forma —respondió con dulzura la mujer, acariciando mi mano—, tú has sido la más perjudicada de todos. Te concierne a ti decidir, y nosotros luego evaluaremos el expediente de la chica y veremos si estamos o no de acuerdo.

Básicamente me estaban diciendo que, por más que si yo decía que no quería que se haga nada al respecto, ellos tenían la última palabra.

Estuvieron aproximadamente una media hora más en la habitación y luego se fueron, lo que agradecí por mi cabeza comenzaba a doler enserio y sentía la necesidad de dormir. Dormir una semana y despertar cuando se haya pasado todo el drama de Riley.

Sin embargo, el lado positivo de todo esto era que me habían dicho que debía comer mucho dulce por algo relacionado al desmayo que sufrí. La cuestión es que había llegado Nick Rogers con una bolsa llena de distintas clases de gomitas, chocolates y caramelos y ahora estaba sentado al lado mío mientras competíamos quien comía más rápido.

Nicholas Rogers, el inalcanzable, mi crush durante toda la secundaria, trayéndome un kilo de dulces y yéndome a ver dos veces en unas pocas horas. Mi yo interior de 15 años estaba bailando la conga en esos momentos.

—Atrapa —y acto seguido me tiró un caramelo que pegó en mi mejilla y cayó al suelo—. Apestas en esto. —dijo riendo mientras volvía a masticar un gusano de caramelo.

—Claro que no, solo que no estaba lista —bufé cruzándome de brazos. Nick se arremangó la remera hasta los codos y yo abrí la boca, pero esta vez cayó directamente en ella, haciendo que eleve los puños al aire y bailase en mi lugar con Nick mirándome divertido—. Te dije que patearía tu musculoso trasero, Capi.

—¿Musculoso trasero? —preguntó incrédulo, mordiendo su labio inferior tratando de tapar una sonrisa.

—Pues si, eres una mole —reí mientras el chico abría la boca y la gomita golpeaba contra su pera. Frunció los labios y estrechó los ojos—. Tú sí que apestas.

—¿Me estas desafiando, Evergreen?

—Si te cabe el saco.

Casi podía imaginarnos disfrazados de cowboy, mirándonos fijamente mientras movíamos nuestras manos sobre el paquete al costado de nuestra pierna lleno de confites y gomitas. Lo que siguió fue una batalla campal en la que volaron toda clase de dulces en todas direcciones mientras nosotros no dejábamos de reír como un par de perfectos idiotas.

—9. —dijo él, aún terminando de masticar el resto de caramelo.

—¡12! —Exclamé sonriente, elevando el puño al aire en la icónica pose de Freddie Mercury—. Te dije que morderías el pasto, Rogers.

—¿No se supone que es "morder el polvo"?

—En el Club lo hemos personalizado. —Contesté recordando todas las ocasiones en que habíamos quedado de cara al suelo comiendo pasto, literalmente.



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En el texto hay: humor, romance, drama amor

Editado: 22.01.2021

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