Capítulo 30: Johnny Becker y el misterio de por qué no consigue una cita
"17 años. Fullback de los Ridgewell's Panthers, segundo lugar en las regionales de Spelling Bee en cuarto grado, actualmente décimo lugar de la clase. 5'9 de altura, cabello rubio natural y unos músculos dignos de Hércules —el héroe mitológico griego. ¿Sabías que no es en realidad un personaje de Disney solamente? En serio, lo googleé y todo—."
—¿Y? ¿Qué te parece? —me preguntó con una sonrisa brillante, pero estaba demasiado anonadada mirando a la pantalla para decir algo.
—Es... interesante. —respondí, cerrando lentamente la pantalla de la laptop. Esperaba no volver a ver esa fotografía de Johnny besando uno de sus bíceps nunca jamás en la vida.
—¿Interesante? —elevó una ceja— Dime, ¿qué fue lo que hice mal?
Todo, chilló Pepe el Grillo. Y era tan cierto.
—No, es solo que es... curioso. No sabía que eras el décimo lugar de la clase.
—Bueno, trabajé mucho este año para conseguir ese lugar. —dijo orgulloso, inflando el pecho. Vaya, es difícil pensar que haría si obtuviera el primer lugar. ¿Colgar pancartas en todo Rigdewell?
"Johnny Becker, primer lugar de la clase hoy, presidente de los E.E.U.U. mañana. Vote por Becker."
—Y segundo lugar en las regionales de las Delempiadas en cuarto grado, suena importante. —señalé. Al instante, estrechó los ojos y me arrebató la laptop de las manos con su enojo fingido de diva.
—Se llaman Spelling Bee, las Delempiadas solo existen en los Simpsons. —puntualizó, volviendo a releer en voz baja lo escrito mientras yo me ocupaba de resoplar.
—Además —proseguí, ignorándolo—, ¿desde cuando tú necesitas de estas páginas para conseguir una cita? Es decir... GetADate, FlirtingOnline.com, StupidCupid.net, ¿qué demonios es todo esto? —enumeré las páginas en las que había creado un perfil mi amigo— Me la dejas difícil, John, no me decido entre reír hasta desmayarme o llorar hasta deshidratarme.
—Siempre es bueno tener opciones, Zanahoria —refunfuñó—. Además, mi última relación fue un mes atrás con Cassie y realmente necesito conocer gente nueva.
—Aún creo que no deberías haber roto con ella, me agradaba.
—Ella terminó conmigo, "una candidata a periodista como ella necesita tener una relación con futuro, y obviamente yo no tengo intenciones de pensar en eso". —dijo con voz chillona en una pésima actuación de una mujer.
Tomé nuevamente la computadora entre mis manos para revisar los perfiles del rubio, y a juzgar por los "Daties", "Flirties" y "Cupids" que había obtenido en tan sólo un día de creación, podría decirse que iba bastante bien.
—¿Cuántas posibilidades hay de que alguna de ellas esté en prisión?
—Según "GetADate", una de cada seis mujeres lo es. Si multiplico uno por cien, dividido seis... —Comenzó a hacer cuentas mentales moviendo el dedo en el aire— hay 16.6% de probabilidades.
—Si tú dices, nerd. —reí, empujándolo un poco con mi cadera.
Bueno, al menos no se podía decir que él no lo intentaba. Y era un buen candidato para cualquiera. Solamente había algo en su forma de ser que espantaba a las mujeres tan pronto abría la boca... era notable.
—¿No has vuelto a hablar con Freddie? —preguntó de pronto. Imaginé que había estado evitando preguntarlo desde que llegué a su habitación, era un logro que haya aguantado tanto tiempo.
—No lo he hecho desde el sábado. —me encogí de hombros.
Eventualmente, tuve que cruzarme con él durante las sesiones de TLBC los últimos dos días y ese mismo mediodía, pero no habíamos pasado de las miradas incómodas. Y realmente lamentaba que sea así, por que era Freddie. Freddie Robinson.
Aunque eso no le impidió mentirte, chica.
—Yo lo hice —dijo en un intento de tono casual—, preguntó como estabas.
—No quiero saberlo.
—Parecía bastante arrepentido...
—Realmente no quiero saberlo.
Suspiró y me tomó por los hombros, zarandeándome ligeramente—: Mira, Zanahoria. Eres mi mejor amiga, y estoy dispuesto a acabar con cualquier renacuajo que se atreva a siquiera sacarte una mísera lágrima, pero debes creerme cuando te digo que él está realmente arrepentido por lo que hizo. Incluso lo juró con mi puño a centímetros de su rostro. —rodé los ojos, tratando de ocultar una sonrisa; sabía que él no podría quedarse de brazos cruzados.
—No necesito eso ahora, ¿bien? —dije, zafándome de su agarre— Prefiero concentrarme en la obra escolar, en Sandy y...
—... y en Rogers —interrumpió jocoso—. Has estado pasando mucho tiempo con el quarterback, Scarlett.
—¿Disculpa?
—Ahora dime —prosiguió, pasando de mi—, ¿qué es lo que pretende contigo?
Parpadee un segundo. ¿En qué momento terminamos hablando de esto?
—Aprobar Historia —respondí en el mismo tono—. No se cuál es el problema que tengas con actuar como padre sobreprotector conmigo, pero debes saber que entre Nick y yo no hay nada más que una amistad.
—Seguro, y yo soy feo. —bufó, cruzándose dramáticamente de brazos.
—Ahora que lo mencionas, lo eres. Y estás mal teñido, se te ven las raíces. —instantáneamente volteo a verse a un espejo para ver la raíz de su cabello, provocándome una sonora carcajada. Al notar lo que hice, estiró el labio inferior en un infantil puchero.
—No es justo, me tendiste una trampa —refunfuñó—. ¡Soy natural!
—Igual que los senos de Molly Bethany.
—Pff, esos no son naturales —resopló divertido moviendo una mano como espantando una mosca invisible—, lo comprobé yo mismo.
Un "ew" salió de mi boca involuntariamente, simplificando las ganas que tenía de ir al baño más cercano a devolver todo mi almuerzo.
—Eres un prostituto, Becker, y me largo de aquí.
No pude dar dos pasos cuando me puse de pie por que de inmediato me interceptó, obligándome a sentarme nuevamente con la amenaza de que no dudaría en encerrarme en la habitación de Chris Harries por toda la tarde si volvía a mover mi trasero a su cama.