Capítulo 52: Presidenta de la clase
—Veo que ya comienzas a fraternizar con los amigos del padre de tu hijo, Chanel. —Siseó Riley, cruzándose de brazos con desdén frente a nosotras.
—¿El padre de mi hijo? —estrechó los ojos la rubia— ¿Tú que demonios sabes sobre eso?
—Sé que es Johnny Becker. —respondió en voz alta la castaña, y la mirada de todo el mundo fue a parar en mi amigo, quien había perdido completamente el color del rostro.
—Te han informado mal, tonta —negó Chanel sin siquiera inmutarse—. ¿Crees que tengo tan mal gusto como para dejar que él se meta en mis pantalones?
—Oye. —apreté los dientes en dirección a la rubia, pensando para mis adentros que ciertamente lo tiene.
—¡Ninguno de ustedes sabrá quien es el padre, ¿comprenden, bola de inadaptados?! —gritó en voz alta. Le echó una mirada asqueada a Riley y apoyó la bandeja sobre la mesa justo en frente de Johnny, quien aún no recuperaba el color en el rostro—: Lamento eso, Becker, la gente dice cualquier cosa para tener un poco de atención.
Él asintió casi imperceptiblemente a ella y yo me senté al lado de Chanel, sintiéndome mucho más aliviada sabiendo que el nombre de Johnny estaba totalmente descartado de la lista de candidatos. Aunque me lo había dicho el día anterior cuando la acompañé a hacerse la ecografía, un rastro de duda aún quedaba en mi mente.
Ella no parecía dispuesta a decirme quien era el padre, pero me alegraba de saber que al menos no era de él.
—¿Qué demonios significa esto, Scarlett? —preguntó Nick cerca de mi oído, y sabía que estaba pensando lo mismo que todos en la mesa. Chanel estaba comiendo su almuerzo junto a nosotros, y esas cosas no pasan ni siquiera en víspera de navidad.
—No tenía en donde sentarse, creí que sería buena idea.
A pesar de que ninguno en la mesa dijo nada al respecto, se notaba la tensión que reinaba en el ambiente. Summer se esforzó por retomar el tema de conversación como si nada hubiese ocurrido y hasta cierto punto funcionó, lo que no significaba que la porrista se integrara en la conversación, pero de igual manera agradecía el hecho de que se retuviese de decir alguno de sus filosos comentarios que terminan haciendo sentir mal a las personas.
—...Whitmore. Han acabado con Aldrige en el partido del sábado pasado, y nosotros no volveremos a tener un partido hasta mediados de enero con Woodgate, así que en la tarde tendremos una junta con el equipo antes de que las vacaciones de diciembre inicien. —le explicaba Nick a Johnny, quien no dejaba de morderse las uñas nerviosamente.
La cuestión era la siguiente: la segunda semana de septiembre había sido el amistoso con Whitmore que ganamos, y eso fue antes de que la temporada oficial empezara a finales del mismo mes. Ahora, dos meses más tarde, Ridgewell volvía a escuchar sobre los Tiburones, y todo el mundo había comenzado a enloquecer al respecto. El equipo de fútbol de Ridgewell había ganado los partidos jugados hasta el momento, pero no pasaba desapercibido por nadie que había grandes dificultades dentro del equipo que casi nos hacen perder el último partido contra la preparatoria Hamill, y era el deber del quarterback poner en orden las cosas antes de que llegaran mucho más lejos.
—¿Realmente crees que Whitmore llegue a la final?
—Es una posibilidad, han mejorado mucho su defensa en relación con el amistoso que tuvimos. Mi tío de Conneticut grabó el partido que tuvieron con Woodgate y me lo envió a principios de la semana, necesitamos estudiar sus jugadas si queremos tener alguna posibilidad sobre ellos, eso asumiendo que llegamos a la final o siquiera a la semi final.
Y así siguieron, hablando de la temporada de fútbol con la ocasional interrupción de Patrick, hasta que Nick dio por finalizado el tema cuando se puso de pie. Se excusó diciendo que el entrenador necesitaba hablar con él y que no deseaba seguir retrasandose, cosa que nadie objetó.
—Te veré en un rato, Becker —dijo, chocando manos con el rubio. Besó rápidamente mi mejilla y se acercó un poco a mí para que sólo yo lo oyera—. Te pasaré a buscar a eso de las cinco y media.
Asentí apenas y lo observé alejarse con ese porte que lo caracterizaba. Imponente, pero a la vez casual, e inconscientemente mi vista bajó hasta su trasero. Y maldición, qué trasero. Sentí mis mejillas arder y aclaré la garganta dos veces antes de volver la vista hacia la mesa, mandando lejos mis pensamientos impuros.
Todo el mundo tenía la mirada clavada en Chanel, quien estaba de pie con la bandeja en su mano y una sonrisa tímida en el rostro.
—Gracias por invitarme a sentarme con ustedes. —dijo con simpleza, sin ningún esfuerzo. Nosotros, por otra parte, quedamos pasmados. Chanel no era el tipo de chica que realmente agradece, o que se porta cordial con las personas, así que nos quedamos en silencio hasta que la chica sale de la cafetería después de depositar la bandeja en su lugar.
—Eso fue un nuevo nivel de extrañeza —comentó Summer, inclinándose sobre la mesa—. ¿Ella en serio dijo eso o fue sólo mi imaginación?
—Quizás el embarazo la tiene un poco sensibilizada. —concluí, encogiéndome de hombros.
—O quizás sea el hecho de que todo el mundo la ignora.
—No creí que viviría para ver como un grupo de nerds le giran el rostro a Chanel diciéndole: "O h no, perra. Tú no puedes sentarte con nosotros". —río Johnny, chasqueando los dedos.
—Las cosas han estado verdaderamente extrañas, y eso que aún ni siquiera finaliza el semestre.
—Creo que fueron demasiadas noticias dramáticas para mí por el resto del año —dijo Patrick pasando un brazo sobre la espalda de mi amiga para atraerla a sí—. A menos que Scarlett tenga algo que aportar al respecto... ¿algún embarazo, un hermano perdido dando vueltas por ahí, algo?
—No por el momento, pero te mantendré informado. —le guiñé el ojo.
Freddie, quien se había mantenido al margen de la situación, apoyó los codos sobre la mesa y se estiró levemente para que el comentario no saliera de nuestro grupo.