Capítulo 57: Puntos finales y comienzos
Desde la noche del 25 de diciembre, no había vuelto a ver a Chanel por ningún lado. O había decidido ignorarme, en todo caso. Aún así, las cosas en el campus siguieron tomando su curso: cada vez faltaba menos para que terminaran estas vacaciones, motivo por el que cada transmisión de "Claire's mind" estaba un paso más cerca del final, y no podía evitar sentirme triste al respecto. Lydia Hale seguía juntándose conmigo con la misma frecuencia, y podía decirse que comenzaba a extrañar la presencia de la rubia porrista, aunque no estaba decidida a admitirlo.
Y así, entre películas ochentenas y transmisiones radiales, llegó el 31 de diciembre.
—No puedo creer que haya pasado otro año. —comentó Lydia, llevándose un puñado de papas a la boca.
—Lo se, es increíble pensar en todo lo que ha cambiado desde el principio del año.
—Tú saliendo con Freddie, por ejemplo. O lo que es más increíble aún, tú saliendo con Nick Rogers, el chico más ardiente de todo el internado.
—Por los Dioses, lo extraño tanto. —gimotee, llevándome ambas manos a la cabeza.
—Pues yo extraño verte pelear con Riley Piper —ríe ella—. Yo estaba ahí el día de la pelea en los casilleros, ¿sabías? No podía creer lo que estaba viendo.
—¿Qué? ¿El hecho de que me haya ahorcado hasta dejarme inconsciente?
—No, el hecho de que la hayas golpeado tan fuerte que la dejaste inconsciente. Juro por Dios que nunca vi algo tan espectacular en mi vida.
—Tal parece que tenemos diferentes opiniones al respecto. —negué con la cabeza.
Eran las nueve de la noche, y todo el mundo estaba en la cafetería disfrutando de las hamburguesas de fin de año. Lydia no podía dejar de parlotear sobre sucesos icónicos que habían acontecido en esta mitad del año mientras yo me limitaba a dar mi opinión al respecto, con la esperanzadora idea de que en cualquier momento la puerta de la cafetería se abriría y mis amigos entraran haciendo escándalo, aunque de más esta decir que eso no pasaría.
—¿Vas a atender eso? —preguntó la morocha, mirando al teléfono sobre la mesa. Tardé un segundo en comprender que estaba entrando una llamada, y lo que más me sorprendió es el nombre que aparece en la pantalla.
—Freddie. —dije con genuina sorpresa.
—Hace mucho que no hablamos, ¿eh? ¿Qué tal tu vida, los hijos...? —reí un poco, y escuché como él aclaraba la garganta del otro lado— La verdad es que quería llamarte para desearte un feliz año nuevo, antes de que las líneas colapsen a las doce de la noche.
—Debo agradecerte por el libro, Freddie —le corté—. No puedo creer que hayas recordado que te dije que quería leerlo, fue increíblemente dulce de tu parte.
—Sabía que te gustaría —admitió—. Si se lo dices a alguien, lo negaré, pero ese pijama de Star Wars que me diste es genial.
—¿Te lo mandé a ti? ¡Diablos! ¡Eso era para mi primito!
—Eres muy graciosa —río él sin gracia, provocándome las risas a mí. Luego de unos segundos, quedó en silencio—. Hay algo que necesito hablar contigo, princesa, y realmente espero que no te lo tomes a mal, porque iba a decírtelo cuando llegue a Ridgewell pero no podía esperar más y he estado...
—¡Oye! Alto ahí, respira, Robinson.
—Scarlett, antes de venir para casa, yo estuve con Sue McGregor.
¿Qué?
—Es algo que me ha estado molestando desde que me fui, y creí que debías saberlo. Se que ahora somos amigos y, no me malinterpretes, estoy muy feliz al respecto, es sólo que como fue Susan la razón por la que pelearamos... más bien, una de las razones por las que peleamos, yo pensé que deberías enterarte por mí.
—Esta bien... —dije lentamente, asimilando todo aquello.
—Ella me gusta. Y yo le gusto a ella. Y quiero pedirle que sea mi novia.
—Freddie, yo... estoy muy feliz por ti. Realmente.
"Vamos, ¿no vas a admitir que te duele aunque sea un poquito?" preguntó Pepe el grillo dentro de mi cabeza, y suspiré. La verdad es que si, siendo totalmente honesta, me dolió saber que todas las sospechas que tuve cuando Freddie y yo estaban justificadas porque ¡vamos! Era obvio que algo estaba ocurriendo, por más que me lo negara. De cualquier manera, yo había dejado atrás todo aquello y era momento de finalmente dejarlo ir, ¿no creen?
—¿En serio? Diablos, Scarlett, no sabes lo mucho que me alivia escucharte decir eso. Creí que estarías molesta, porque cuando tú y yo...
—Eso está en el pasado, Fred —dije, con una sonrisa—. Yo ahora estoy con Nick, y quiero que tú tengas la misma felicidad que él me da.
Aunque prefiriera que no sea con la zorra de Susan McGregor.
—Eres la mejor, princesa.
—Lo se. —reí.
—Tengo que irme ahora, pero ¡feliz año nuevo!
—Igualmente tú, saluda a los Robinson de mi parte.
Corté el teléfono y lo dejé sobre la mesa, sintiéndome extraña conmigo misma. ¿Qué acababa de pasar?
—¿Es mi impresión, o tú acababas de darle un punto final definitivo a tu relación con Freddie? —preguntó Lydia llevándose una mano a la boca.
—Hace mucho que le puse un punto final definitivo a esa relación, Lydia. Es solo que, esta vez, fue él quien se lo puso.
—Debo admitir que me agradaba la pareja que ustedes dos hacían.
—A mi también, pero dentro de mí había algo que no se sentía correcto.
—Y, con Nick, todo se siente correcto, ¿no es cierto?
Sonreí, pensando en el quarterback. No tuve otra opción que asentir con la cabeza porque era cierto, con Nick, todo se sentía correcto.
***
Esa noche, el director Monroe había decidido que quería que observemos la fiesta de New Year's Eve en Nueva York a través de un televisor, motivo por el cual le había pedido al profesor encargado del Club de Audiovisuales que improvisara una pantalla al aire libre con una tela y un proyector, y la habían ubicado en la plaza de la Pantera de Ridgewell.
Por más que había parado de nevar, el clima aún estaba considerablemente frío, por lo que Lydia se había abrigado tanto que parecía un esquimal y no dejaba de quejarse de la "estúpida idea del estúpido Monroe" que le conseguiría un resfriado. Por mi parte, observaba con fascinación esa imagen de Times Square repleto de personas y no podía evitar recordar todas esas veces cuando, siendo una niña, nos sentábamos en pijamas delante del televisor bebiendo chocolate caliente y comiendo las galletas de chispas que sólo mi madre sabía hacer. Hacía mucho que no recibía al año de esa manera.