Capítulo 72: Hora del show
—¿Estás lista? —me preguntó Heather.
Yo estaba sentada en una banqueta frente a un espejo mientras una chica se encargaba de hacer mi maquillaje y peinado. Tenía una coleta alta simple con un rizo en la punta.
Como Sandy tenía flequillo, decidí ordenar por Internet algo que me parecía de lo más gracioso: era una peluca, pero solo el flequillo; era pelirroja, y poseía clips para adherirla, aunque debieron asegurarla el doble con tal de que quede en su lugar toda la noche.
—No. —le contesté, y la verdad es que nunca había estado tan nerviosa en mi vida.
—Cariño, todo saldrá bien. —me contestó mi mejor amiga, apretandome la mano.
Summer estaba sentada a mi lado mientras le retocaban el peinado. Su maquillaje era más exagerado que el mío, y su ropa mucho más apretada.
—Nick ¿En donde está Nick? —pregunté a Heather.
Él era la razón por la que estaba tan nerviosa. Aún no lo veía en ninguna parte, y eso nunca jamás era buena señal. No cuando no faltaba nada para que inicie la obra y aún no tenía noticias sobre él.
—Llegó hace cinco minutos, están peinandolo ahora. No te preocupes por nada, ¿de acuerdo?
Llevé una mano a mi pecho y suspiré de alivio. Le di las gracias a la profesora y volví a centrar mi atención a la maquilladora, que comenzó a poner un color nude rosado en mis labios y me marcaba un poco el delineado. En otras ocasiones, los maquillajes habían sido exagerados con tal de marcar nuestros rostros a la distancia, pero esto era Grease, y quisieron hacerlo más sutil.
De cualquier manera, el auditorio era lo suficientemente grande como para que todos pudieran ver al escenario, pero no era un teatro de Broadway, así que no habría problema con las distancias.
—Rompete una pierna. —canturreó Riley pasando frente a mí ya vestida.
Summer levantó el dedo del medio en respuesta en mi lugar y yo reí. La verdad es que ni siquiera ella lograría arruinar esto para mí.
—Te ves bien con flequillo —dijo la rubia, desacomodándome ligeramente el cabello—. Deberías considerar cortarlo.
—Ni en sueños. —respondí, riendo.
Summer tenía puesto su primer cambio de ropa, con su chaqueta de "The pink ladies" y su peluca marrón claro —la razón por la cual debió usar peluca es porque, al final, Frenchy se tiñe el cabello rubio, como el de mi amiga—. También usando una peluca estaba Cassie Morgan —Rizzo—, que había cambiado su caracteristico cabello rubio hasta los hombros por uno negro y corto, que le cambiaba totalmente la apariencia.
—¿Estás lista? —me preguntó Summer.
Asentí con la cabeza, con una sonrisa. Ya habíamos estirado nuestros cuerpos y calentado nuestras voces, lo que a mi amiga le causaba gracia por los sonidos que salían de mi boca.
—¿Y tú?
—Estoy tan nerviosa que voy a vomitar, pero emocionada. —me contestó elevando los pulgares.
—Linda maya. —rió Chanel detrás de mí.
Verán, llevaba puesto el primer cambio de vestimenta de Sandy, que tenía muchos. En realidad, ni siquiera una maya, sino que eran unos shorts floreados junto a una remera blanca, ya que recrearemos primero la escena de la playa.
—Hola, profesora. —me burlé. Chanel había estado presente en casi todos los ensayos, y se la había dado la tarea de ayudar con las coreografías. Summer rompía en carcajadas cada vez que tenía que copiar un paso de la rubia, lo cuál solía molestar a la otra.
—¿Viste a Zuko? —me dijo ella, abanicándose el rostro— Cariño, no tendría problemas en meterme en esos pantalones ajustados.
—¿¡Disculpa!?
—¡Solo bromeo!
A los pocos minutos, apareció Nick vestido con una camisa celeste y bermudas, con su emblemático jopo engominado que hacía que luzca demasiado gracioso, en especial cuando se acercó haciendo una imitación de Elvis Presley.
—Hola, hermosa —me dijo él, dandome un corto beso en los labios. Le respondí con la sonrisa más tonta posible, causando burlas en mis compañeras—. Llevo al menos veinte minutos en peinado, y me han puesto tanta laca que es más probable que me agarre algo en los pulmones a que se me mueva el pelo.
—Deberías dejartelo así. —bromeé, y llevé una mano a su cabello.
—¿Nadie va a decir nada sobre lo asombrosa que me veo con el pelo corto? —comentó Summer, mientras modelaba frente nuestro.
—¿Summer? ¿Eres tú? No te había reconocido.
—¿De verdad? —le contestó a Nick, cambiando su sonrisa por una cara de horror. Se dio vuelta y se acercó al espejo más cercano, pero entonces ya estabamos riéndonos a costa suya.
Estaba segura de que iba a tratar de insultarnos en el segundo en el que Heather gritó que nos reuniéramos en donde estaba ella. Tras bambalinas había aproximadamente ochenta personas en este momento, entre bailarines, personajes, vestuaristas y estilistas. Parecía la producción más grande que habíamos tenido en Ridgewell, y había congregado a gente de todo el país: al poco tiempo de puestas a la venta, se agotaron las entradas para la primera noche. Debo admitir que no era algo que ocurría todos los días, y hacía que nos sintieramos importantes.
—¡Mis muchachos! Llevamos meses trabajando en esta obra, y no puedo estar más orgullosa de ustedes. Desde los actores, a los encargados de escenografía, a los chicos del club Glee por darnos su ayuda, muchas gracias. Para muchos de ustedes será la última obra —dijo Heather, y sentí como se me aguaron los ojos—, para otros tan solo la primera. De cualquier manera quiero que sepan que fue un honor atravesar este viaje con ustedes. Son increíblemente talentosos, y muy apasionados, y esas son cualidades que forjan estrellas, mis niños.
»Esta noche, actuarán frente a un auditorio lleno de gente ansiosa por oírlos, así que no lo duden: den lo mejor de ustedes, den todo lo que puedan dar y aún más. Pero sobre todo, no olviden de divertirse, porque esa es la principal razón por la que hacemos esto. ¡Manos al centro!