Capítulo 83: The Lunch Break Club
—¡Hola, gente de Ridgewell! ¡Bienvenidos a un nuevo programa de The Lunch Break Club!
—Por más difícil que parezca, estamos a pocos días de finalizar las clases y, en consecuencia, finalizar la radio. —dijo Patrick, hablándole al micrófono con sorna.
—Pero no se preocupen, porque no vamos a dedicarnos a hablar una hora seguida sobre lo mucho que extrañaremos hacer la radio. —continuó Freddie, ubicado al lado del otro.
—Eso lo haremos en dos semanas —reí yo, interrumpiéndolo—. No, en su lugar, hoy hablaremos de algo igualmente importante: el baile de fin de año.
—Nuestro último baile en Ridgewell.
—Y, aunque no lo parezca, es importante para nosotros. Principalmente, porque es el primer rito de iniciación a la vida adulta y, en consecuencia, el fin de la adolescencia.
—No entendí ni la mitad de las cosas que dijiste, nerd —bromeó Johnny, y el otro negó con la cabeza—. Pero Fred tiene razón. De alguna manera, el baile es como un cierre para la mayoría de nosotros.
—Podemos no estar listos para aceptarlo, pero el tiempo no se detiene por nadie. Y creo que este es el momento en el que nos damos cuenta de que todo esto realmente acabará y que pronto deberemos enfrentarnos a la vida real, al mundo real. —dije amargamente, sintiendo un nudo a la garganta.
¿Nunca han sentido que no están preparados para que ocurra algo? Como si todo este tiempo hubiese pasado sin que lo notemos. Nos damos cuenta así, de sopetón, de que todo se acabará. Y nos sentimos extremadamente felices, y extremadamente tristes. Porque nunca hubieramos imaginado que es posible estar aterrado y emocionado al mismo tiempo.
Pero así es.
—Los bailes en Ridgewell High no son diferentes al resto —inició Summer, tratando de alivianar un poco el ambiente melancólico—: tenemos ponche, que eventualmente termina lleno de alcohol, por más que los profesores se esfuercen por evitarlo.
—Vamos con vestidos brillantes, peinados elaborados y maquillajes producidos, porque nos sentimos princesas por una noche. —continué.
—Y nosotros tenemos que ir disfrazados de pingüinos.
—Habla por ti, Wilson. Yo me pongo un esmoquin y me convierto en James Bond. Con licencia para ligar.
—Oh, por Dios. —exclamó Summer, riendo del comentario de Johnny.
—También tenemos al pésimo DJ que pasa música fuera de onda toda la noche, pero supongo que de esos no se puede escapar.
Heather golpeó el vidrio con el ceño fruncido, reprendiendo a Freddie.
—Aunque... oí que este año será diferente. Ya saben, ¿van cambiando...?
—Buen intento. —dije al ver como Freddie balbuceaba, tratando de arreglar su comentario anterior—. Pero hay algo que Ridgewell hace cada año para los senior, que cada año logra poner emocional a cualquiera: un video.
—Así es. Y este lo hacen los chicos del club de Audiovisuales junto al profesor McKinnan, que ponen todo su esfuerzo para que salga lo mejor posible.
—De hecho, me gustaría agradecer a los chicos rápidamente —interrumpió Patrick, inesperadamente—. Desde que iniciamos con este proyecto, siempre contamos con el apoyo del club para cualquier cosa que necesitáramos, y siempre estaremos agradecidos.
—Así es. Nos han dado una mano de verdad. Y estoy segura de que director Monroe también lo está, porque ustedes hicieron posible que el cine de los 80' suceda durante las vacaciones de Navidad —continué, aprovechando la ocasión—, y los que nos quedamos lo agradecemos también.
—¡Bien, volviendo al video! —exclamó Johnny, y nosotros lo miramos con el ceño fruncido— ¿Qué? Estoy seguro de que los nuevos no tienen ni idea.
—Básicamente es así: ellos recopilan todos los videos y fotografías que poseen sobre nuestra promoción, desde que somos freshman hasta la actualidad. La idea principal es que estemos todos, y sabemos que es difícil por la cantidad de personas que asistimos a Ridgewell.
—Pero aún así, ellos lo logran —remató Summer, con una sonrisa—. Así que, ya saben, chicas: para el baile, máscara de pestañas a prueba de agua. Les aseguro que van a ponerse emocionales.
—Como sucede siempre en TLBC, queremos saber sus opiniones. Desde que iniciamos con la transmisión hemos estado recibiendo sus comentarios a través de la página web, y es momento de leer alguno de ellos. —repitió Patrick, sonando casi como un automata.
—¡Bien! Aquí tenemos a Lauren, una sophomore. Pregunta qué va a ocurrir con The Lunch Break Club una vez que terminemos la escuela.
—Bueno, Lauren, me alegra que preguntes porque es algo que queremos contarles desde hace algún tiempo. La J.W. de Seattle se ha comunicado con nosotros, interesados en trasladar la radio desde Ridgewell, a sus estudios. —dijo Pat, que no podía ocultar la emoción de su voz. Summer lo miraba con una enorme sonrisa en el rostro y los ojos brillantes.
—Y si bien algunos de nosotros rechazamos la oferta, porque tenemos otros planes.
—Yo acepté. Así que me llevaré a Wesley conmigo a Seattle, donde podrán oírnos cada vez que nos extrañen.
—¡Vamos! Sé que no será lo mismo sin su chico favorito, Becker —dijo el rubio, apuntándose a si mismo con los pulgares—, pero nuestro amigo Patrick es el mejor. Sin lugar a dudas.
Todos nos pusimos de pie y comenzamos a aplaudir, mientras que Johnny silbaba y Heather lloriqueaba del otro lado de la cabina. Patrick nos sonrió a todos con verdadera alegría en el rostro, y dirigió su mirada a Wesley, que elevaba sus pulgares en su dirección.
—Ugh, van a lograr hacerme llorar. —se quejó Summer, atrapando con el pulgar una lágrima rebelde que se escapaba por la esquina de su ojo.
Patrick movió un poco su silla hacia su novia y la abrazó, pasando un brazo por encima de sus hombros. La chica apoyó la cabeza en su pecho, probablemente tratando de no llorar en frente de nosotros.
—Stephan se pregunta qué vamos a hacer después de terminar la escuela —leí, una vez que había mermado el tema anterior—. Quizás lo sepan, quizás no, pero tanto Summer como yo iremos a NYU el año siguiente.