Drawn | Serie: Sangre de dragón

CAPÍTULO 5

DAHLIA

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No lo encontré.

A Draian, un chico que tiene el mismo gusto de lectura que yo. Ni mi novio le gusta leer libros. Por ello, quedé encantada saber que alguien pueda compartir algo que adoro. Bebo de golpe el vaso de cerveza que tengo en la mesa. He venido a una salida con mis compañeros de facultad.

Mi novio no pudo porque tenía que hacer un proyecto.

—No bebas mucho, Dahlia. Sabes muy bien que no eres buena con el licor —dice Margara, una de mis compañeras. Vengo con ella porque sabe controlarse. De paso, puede ayudarme si me emborracho—. Bebe despacio.

Río.

—Necesito que mi cabeza esté en orden.

—¿Problemas con Leon?

Sirvo otro vaso de cerveza.

—Todo es diferente con él. Ya no siento que la relación vaya igual que antes —cuento viendo el vaso de cerveza—. A veces, quisiera terminar con eso. Sé el resultado.

—Debes hacerlo. Sigue tu instinto.

—Lo sé. Soy sagitario. —Bebo otro vaso de cerveza—. Pero duele saber que no lo veré a mi lado.

—Hay que soltar lo que nos ata. —Sonríe y friega mi cabeza, igual que un niño—. Duele al principio. Quizás, pienses que morirás, pero luego te sentirás en paz contigo misma.

Un consejo con mucha experiencia.

No digo nada y sigo bebiendo. He mensajeado a un número anotado de mi celular. “El chico guapo”. Así, lo tengo. Algo en mí. No recuerdo el rostro de la persona que manejó ese día que estuve de apuro.

Soy muy mala para recordar rostros.

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¿Cuánto he bebido?

¿Doce cervezas? ¿Ocho? Ya ni recuerdo. Solo estoy mareada y riendo en medio de todo. Sí. Fue mala idea beber cuando tengo problemas de amores. Sonrío y veo algo distorsionado a las demás personas. ¿Podré levantarme al baño? Un momento, ya envié un mensaje al chico conductor de la otra vez.

—¿Estarás bien, Dahlia? —pregunta mi compañera, ayudándome a levantar—. Si quieres llamo a un taxi para ti.

Río.

—No te preocupes por ello. Ya llamé al chico guapo —digo entre risas—. Le envié mi ubicación. No demorará en llegar hasta aquí.

—¿Chico guapo? ¿Tienes un amante? —pregunta riendo—. No pensé que fueras de esas que engañan a su pareja.

Engañar a mi pareja.

Río distorsionada. ¿Cómo podría engañar a mi novio de años? Al contrario, si apareciera alguien que me gustara, le diría que ya no siento lo mismo que él. Pero jamás, lo traicionaría.

—Sería al contrario. Sí. Eso……

No termino mi diálogo y voy al baño a vomitar.

No soy buena bebiendo, siempre me emborracho con rapidez. Por ello, evito estas clases de reuniones donde el alcohol aparece como plato principal. Pero, acepté porque mi cabeza necesitaba descansar de todo.

De clases y sentimientos románticos.

—¿Estás bien, Dahlia?

Margara está afuera del baño.

—Solo un rato —contesto riendo y limpiando mi boca—. Necesito botar todo lo que está en mi estómago.

—También bota las mariposas del amor.

Ambas reímos como tontas.

—Eso ya lo hice. —Limpio mi boca con un pedazo de papel higiénico y salgo de ahí agarrándome de las paredes—. Debo esperarlo afuera. Ya estaremos hablando, Margara.

Hago una señal con mi mano para decirle que todo está bien y salgo del bar, escuchando las risas de las demás personas. La vida de un estudiante universitario es así. A ratos es gris por las tareas y otras, de colores por las diversiones y esas cosas.

Oh, Dios. No puedo pensar con claridad.

Permanezco de pie afuera de bar. Canto la canción que sale de los parlantes del local y muevo mi cuerpo. Quiero olvidar un poco el sentimiento opresivo que llevo en el corazón. ¿Por eso beben las personas? Fuera hermoso si olvidaría todo.

Solo quiero ser nadie. Estoy enfermo y cansado de mi día a día. —Canto a todo pulmón y bailo en media vereda—. Solo reproduce cualquier canción. Algo emocionante. Baila a tu manera, pretendiendo que todo está bien.

Entre baile y canto, casi caigo para atrás. Sino fuera por unos brazos fuertes que sostienen mi dicha caída graciosa, estaría en el suelo. Observo al héroe de la hazaña, viendo un par de orbes amarillos que están abiertos de par. Pestañeo. ¿Acaso veo visiones?

—Dahlia.

—Ojos de reptiles de color amarillo —mascullo riendo. Extiendo una de mis manos y palpo su mejilla—. Estoy borracha para ver esto del rostro de Draian.

Unos mechones oscuros caen por su rostro.

—Te ayudaré a llegar —dice, parpadeando. Sus ojos amarillos son reemplazados con los marrones de siempre. La expresión de sorpresa, desaparece y la reemplaza una pacífica.




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