Drink Me: Bebeme

Capítulo 14:

—Cárter… ¿disfrutaste el vino que te envié? ¿Te agradó?

—¿Por qué estás tan seguro que no lo envié al departamento de investigación?— Le pregunto casi de inmediato.

—Jajajaja Cárter… te recuerdo que ya no es tu momento de preguntar, pero te contestaré de todos modos. Confiaba en que en tu estado sentimental de ese momento aceptarías mis regalos, necesitabas algo de piedad, necesitabas la cercanía de alguien que te conociera bien. Ahora responde… ¿te gustó?

—Si… bastante— me siento algo apenada por contestarle, pero el parece satisfecho.

—Me alegra… me complace saber que pudiste probar tu sabor a través de ese vino— se agarra de los barrotes y me ve fijamente con esos ojos de depredador —era lo único que me hacía mantener cuerdo cuando estuve lejos de aquí intentando desintoxicarme de ti, fue difícil— parece hablar desde el fondo de su corazón y no sé qué decir, me siento halagada por saber que soy alguien difícil de olvidar para él, pero a la vez estoy consciente de quien es —¿Lo compartiste?

—No…

—¿Tuviste oportunidad de hacerlo?

—Si... — mi respuesta lo hace sonreír agradablemente.

—Bien, estas ante alguien que intenta imitar mis asesinatos… sal de aquí y ve a buscarlo— da media vuelta y regresa a su cama dando por terminada la sesión, pero aun no me siento lista.

—He soñado contigo— cuando digo esas palabras me arrepiento, están carentes de contexto y no quisiera que las tomara a mal, voltea de inmediato con curiosidad y esa sonrisa socarrona asomándose en sus labios. —En un lugar que… aparentemente es un recuerdo.

—Cuando soñamos con recuerdos es por que anhelamos lo mismo que en ese momento queriamos.

—Lo mismo me dijiste en mi sueño— le digo como si eso me aterrara.

—Jajajaja ¿hacíamos algo más en tu sueño?— Parece curioso y divertido.

—Estaba en una gasolinera a lado del camino, todo era bosque lleno de bruma, solo dos bombas, un Challenger rojo que perteneció a mi padre y un Ford Cobra del 70…

—76…— su comentario me toma por sorpresa, intento recordar, pero ¿por qué le sabría el año de ese carro en mi sueño? Está intentando jugar con mi mente —te equivocas igual que tu padre— da media vuelta y se sienta en su escritorio aparentemente molesto.

—Imposible— frunzo el ceño tratando de comprender lo que me dice.

—Vete Cárter… y no regreses hasta que tengas el resultado final de la autopsia de las otras dos víctimas— me dice sin voltear a verme, de inmediato salgo de ahí, esta vez mis oídos parecen ensordecerse y no escucho los gritos de los presos.

Cuando salgo del pabellón de los criminales más peligroso y llego a la recepción y todos están ahí reunidos, el policía me ofrece mis cosas de regreso mientras la atención de todos recae en mí, supongo que esperando que les platique de cómo me fue.

—¿Entonces?— Pregunta Müller acercándose sutilmente a mí.

—Entonces ¿qué?— Le digo sin voltearlo a ver.

—¿Cómo que qué?  ¿Qué te dijo? ¿Qué pasó?— Pega en el piso con el bastón pero no me inmuto.

—Me convenció de que efectivamente él no es el asesino de estas víctimas…

—No puedes estar hablando en serio, ¿todo este tiempo solo para decirte eso? ¿Qué más te dijo?— Se acerca molesto Müller arrojando llamas por los ojos.

—Tenemos un copycat— lo encaro y parece mantenerse en el límite de mi espacio personal —Nos ayudará a descubrirlo, pero necesita más información, necesita el reporte de las últimas dos víctimas.

—Bien… entonces regresemos a la jefatura y vayamos por ese puto reporte— insiste Müller aparentemente desesperado por no permitir que el doctor tenga un descanso.

—No pueden estar saliendo y entrando del lugar como si fuera su casa— dice el doctor Baróti molesto.

—Doctor, creo que no entiende la seriedad del asunto— Müller lo ve fijamente, con el ceño fruncido, decidido a descargar su furia contra el primero que se le atraviese, para mala suerte del doctor— usted será el director de este puto psiquiátrico, pero yo soy la ley y si quiero que ese maldito loco resuelva el caso haré que Cárter entre y salga de este maldito edificio las veces que sean necesarias— apretando los dientes y conteniendo sus palabras el doctor decide no decir nada, pero claramente esto dará pie para que nos haga la vida imposible.

—Ya veremos— es lo único que se digna a contestar antes de darnos la espalda y subir las escaleras hacia su despacho.

Siempre supe que Müller era un maldito y hacia lo que quería cuando quería, me quedó claro cuando desacató mis órdenes y echó a perder la misión, aún le tengo coraje por la muerte de Emerich, pero no voy a negar que me siento más tranquila de saber que me apoyará en esta enmienda con el doctor Aiden, será más fácil para mi entrar y salir de aquí con libertad siempre y cuando Müller mantenga su pie sobre el cuello de Baróti.

Salimos del edificio y le doy un vistazo una vez más, parece un castillo embrujado y tétrico, la piel se me enchina, supongo que es el lugar indicado para tener a alguien como Aiden encerrado. Subimos al auto y todo el camino hacia la jefatura la hacemos en silencio, para mí mejor, no es que tenga muchas ganas de convivir con ellos.




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