Llego al bar, de igual forma que la casa de Roger solo hay un policía que está cuidando de que ningún mirón se acerque, le muestro mis credenciales y me permite pasar sin restricción, rebaso las cintas amarillas y camino hacia la puerta, el lugar se ve tétrico sin gente, nunca fue un sitio en buenas condiciones, parecía más un barcillo de esos a mitad de carretera, de mala muerte, pero el ambiente era lo que valía la pena. Entro y de nuevo la oscuridad me rodea, solo la escasa luz que entra por las ventanas y la puerta ilumina el lugar que parece haberse llenado de polvo en este tiempo.
Veo hacia cada pared, cada esquina, puedo imaginarme viendo a los mismo borrachos de siempre brindando y cantando en voz alta, las camareras atendiendo con una sonrisa en los labios y a Lexy en la barra, limpiándola, colocando vasos y llenándolos, agitando las botellas, pasándolas por detrás de su espalda y cachándolas frente a ella; puedo verla viendo hacia mí, con esa sonrisa que siempre me dedicaba, guiñándome un ojo como siempre e invitándome a acercarme a la barra. Mi corazón se vuelve a romper y me siento cada vez peor. Camino sin mucho interés hasta llegar a la barra, me siento en uno de los bancos y me recargo viendo un vaso vacío frente a mí, decido apoyar mis codos y esconder mi rostro en ese pequeño hueco que se hace entre la barra y yo, intento controlar mis ganas de llorar hasta que escucho un sonido que me es conocido, el de líquido vertiéndose, levanto mi rostro y veo como ese licor ambarino cae en el vaso frente a mí, levanto la mirada y a quien veo es a Lexy sirviéndolo, con esa sonrisa de medio lado, portando su chaleco de piel mostrando sus brazos tatuados.
—Tú estás muerta— la veo directo a los ojos e intento no moverme, temo que un movimiento brusco haga que desaparezca.
—Bien dicen que uno nunca muere si alguien lo guarda en su corazón— me sonríe tiernamente, con esa mirada que me desarmaba por destilar tanto cariño.
—¿Eres real? ¿Eres un fantasma? ¿Qué eres?— Hablo en voz baja, no quiero que el policía de afuera me tome por loca. Ella solo se recarga en la barra y pone la botella a lado de mi vaso.
—Soy lo que queda de mí en ti… ¿recuerdas tus sueños con Aiden? Es la forma en la que tu inconsciente nos mantiene aún cerca de ti, estemos vivos o muertos— se apoya sobre sus codos y me ve fijamente a los ojos.
—Estoy loca— tomo el vaso y lo acerco a mi rostro, el líquido que había hace un segundo ya no está, regreso mi mirada hacia Lexy con algo de temor de que ella desaparezca de igual manera, pero se mantiene ahí, viéndome con ternura como siempre.
—No lo estás… solo… necesitas alguien con quien hablar y tu mente me trajo a ti, así de sencillo… ¿todo bien?— Levanta sus hombros con algo de timidez.
—No… no doy con tu asesino, no lo encuentro… si tan solo pudieras decírmelo… si me pudieras decir quien es… si tan solo me lo pudieras describir— cierro los ojos sintiéndome frustrada al saber que solo es una alucinación y nada más.
—Sabes que no puedo, porque lo que quedó de mí en ti no lo sabe… jamás te lo dije…— parece torturada por eso, en verdad es ella, es Lexy, queriéndome ayudar, queriendo apoyarme, pero sin la información que tenía la original en su cabeza y eso es triste. De pronto siento el peso de la llave en mi bolsillo y la saco recordando a lo que venía.
—Necesito saber dónde se encuentra la caja que abre esta llave— la veo fijamente mientras ella la analiza aun en mi mano, por momento me siento estúpida, hablando al aire, sabiendo que en realidad ella no está, pienso que mi cordura se fue a la mierda y por otro lado me siento bien, me siento acompañada, me siento reconfortada por su presencia.
—Las cajas fuertes siempre se encuentran en algún lugar escondido, de preferencia en la oficina de los jefes, es el mejor lugar— levanta los hombros y camina para salir de la barra y se queda plantada frente a la puerta donde sé perfectamente bien que es la oficina de Roger —debe de estar dentro, pero eso ya lo sabes, solo estoy aquí para apoyarte y animarte— incluso esa proyección que tengo de ella parece frustrada por no poder hacer más por mí, como lo estaría la verdadera.
Camino hacia la puerta y con duda tomo el pomo, volteo a verla de nuevo y me anima con una mirada y una sonrisa a continuar, sé que no se irá, que no me dejará sola, pero… ¿no es lo mismo? Después de todo ella no está aquí, que confuso es todo esto.
Abro la puerta y entro a la pequeña oficina de Roger, hay cajas con botellas en el piso, empalmadas una sobre otra, un pequeño escritorio lleno de papeles y algunos cuadros colgados de la pared mostrando mujeres en poca ropa y de manera sugestiva. Giro 360 grados viendo todo a mí alrededor, no es un lugar muy grande donde tenga que esforzarme mucho por buscar.
Camino hacia los cuadros y los descuelgo con cuidado, no hay nada detrás de ellos, ¿Dónde estará esa caja fuerte?, retomo mi camino hacia el escritorio con Lexy detrás de mí, sin quitarme la mirada de encima y con las manos detrás de su espalda como si estuviera conteniéndose de agarrar algo, cuando bien sabemos las dos que no es posible, ¿”bien sabemos las dos”? después de esto necesitaré terapia.
—Roger era una persona muy desconfiada y temerosa… aunque intentaba proyectarse como todo un macho alfa simplemente era un pequeño ratoncito nervioso— dice Lexy mientras yo abro los cajones del escritorio buscando algo —pero eso ya lo sabías, te lo dijo Aiden ¿me equivoco?— Levanto la mirada de mi objetivo y la veo fijamente, ahí, en medio de todo, bajando la mirada, clavándola en el suelo aparentemente triste. —Aiden es tu centro, tu principio y tu fin… no hay ni un solo pensamiento que no lo incumba a él… siempre fue así, incluso cuando estuvimos juntas, me veías a mí, pero lo querías ver a él.
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Editado: 19.05.2021