Drink Me: Bebeme

Capítulo 25:

Caminamos por el panteón bajo la lluvia, ella cubriéndose del agua mientras yo dejo que caiga sobre mí, fría, imaginándome que limpia mi alma con forme empapa mi ropa. Nos dirigimos hacia el velatorio donde estaba hace un momento Lexy, donde solo estábamos pocos.

—No me esperaba ver a Müller aquí— le digo a Karime quien cierra su paraguas y busca un lugar donde poner sus cosas.

—Aunque no parezca… está arrepentido por lo que ocurrió ese día con Emerich, pero es tan orgulloso que no piensa admitirlo.

—Pues tienes razón, no parece arrepentido, jamás cambió su postura, nunca dejó de atacarme ni de encubrir sus errores— le contesto con molestia.

—Es un niño pequeño y con miedo, no admitirá sus errores, sabe las consecuencias y considera que más vale seguir adelante ser un gran hijo de puta a aceptar que estuvo mal y perder todo lo que ha ganado— lo dice como si se tratara de cualquier cosa, levanta los hombros y me entrega el folder que parece no poder contener todas las hojas.

Lo tomo con cuidado buscando no mojarlo con mi ropa, lo pongo en uno de los sillones que están ahí y me siento en el piso frente a este. Abro el folder y empiezo a hojearlo, revisar caso por caso, veo fotos de las de las víctimas de Aiden, las reconozco pues yo las vi en esas planchas antes de que fueran analizadas. Sigo pasando las hojas mientras Karime se pone a mi lado. De pronto siento mi celular vibrando y noto que es el número de Jason, me pongo de pie casi de un brinco y mi corazón da un vuelco, que estúpida fuí, con todo lo que ha pasado se me olvidó lo que hablamos Aiden y yo y la sospecha de que Jason pueda verse afectado. Contesto de inmediato y escucho la voz del mayordomo.

—Buenas tardes, agente Cárter.

—Buenas tardes— me mantengo a la expectativa.

—El amo Jason desea mandarle sus condolencias, envió un adorno floral para su difunta pareja— levanto la mirada hacia donde estaba el ataúd y veo el enorme adorno del que me habla.

—¿Jason está bien?

—¿Perdón?— La confusión del mayordomo me hace sentir más tranquila. Escucho la puerta del recinto abrirse y me percato de Akos entrando.

—¿Está cerca Jason? ¿Puedo hablar con él?

—Eh… claro… si me permite un momento— cubro la bocina del teléfono y volteo hacia Akos.

—Hay que mandar seguridad a la casa de Jason Platz, temo que sea el siguiente en la lista— cuando digo eso Akos se pone alerta y sale corriendo del velatorio entendiendo perfectamente lo que quiero que haga.

—¿Aló?— La voz de Jason suena gangosa del otro lado de la línea.

—Jason, escúchame bien… temo que el asesino vaya por ti, está imitando a Aiden y claramente tú fuiste uno de los afectados, si tienes seguridad privada has uso de ella de inmediato, Akos ya fue a dar aviso para mandarte patrullas a tu domicilio, por favor, ten mucho cuidado ¿quieres? Extrema precauciones por favor— le digo todo lo más rápido y extractado que puedo.

—No tengo miedo a mo… morrrir— su respuesta me deja en silencio.

—Jason… no entiendes.

—Entiendo mejorrrr… de lo que c… c… crrresss… des… desde… que Aiden me hiz…hizo esssto… he dessseado mor… morrirr…

—Jason, todavía hay mucho por que vivir, mientras haya vida habrá oportunidad… creo que…

—¡¿Crrres?! ¡¿Crees?! No puedesss opinarrr… tu no esss… essstasss atada a una sssilla de ru… ruedas… tu no dependesss de un res… respirador… ¡no intentesss darrrme una puta charr… charla motivacional! No la nessce… necesssito— me quedo en silencio, tiene razón como puedo darle un consejo si nunca he estado en tal situación, no sé lo desesperante y desagradable que puede ser tenerlo todo, tener tus manos, tus piernas, tus ojos, todos tus sentidos activos y de un momento a otro quedarte sin nada. —Mantente pegada a tu teléfono, s… si llega el maldito, te llamo— después de eso me cuelga dejándome congelada con el teléfono aun pegado al oído, después veo fijamente la pantalla, claramente no piensa hacer nada por evitar morir en las garras de este asesino, que peor infierno que vivir de esa forma, tal vez incluso lo ve como una liberación.

Un escalofrío me recorre el cuerpo, pero admito que lo que tenía que hacer ya lo hice, mi responsabilidad por ponerlo bajo aviso y solicitar su protección ya está hecha. Subo el volumen de mi celular por si es necesario recibir su llamada.

—Escuché… bueno… lo que pude, vaya que Aiden le afectó mucho el habla— dice Karime algo triste.

—No hay más que hacer— le sonrío de lado, muy a mi pesar y después regreso la mirada hacia los documentos en el sillón.

—No tendrías por qué sentirte culpable si algo le pasa, ya hiciste lo que tenías que hacer— escucho su voz en mis oídos, pero tan lejana, mis ojos han decidido acaparar toda mi atención en lo que están viendo.

Una foto, de una mujer rubia y ojos grandes y azules, sonrisa impecable, la he visto en otro lado, me hinco de nuevo y saco su expediente, a lado de esa foto una de su cadáver, los ojos azules se volvieron acuosos y turbios, su piel gris y sus venas azules resaltan. Leo el nombre y el aire se me escapa de los pulmones.

—Keith Blanchet— lee Karime y pronto llega a ella la iluminación




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