Akos Rivera
Sus pasos al principio son lentos, dudosos, llego a pensar que en cualquier momento se detendrá, volteará hacia mí y regresará corriendo para decirme que lo pensó mejor y que todo esto es una locura, pero para mí mala suerte no es así, simplemente sigue caminando y cada vez con más fuerza, con más decisión. Mis pies la siguen de manera inconsciente, doy un par de pasos y me estiro un poco para no perderla de vista, pero sé que la debo dejar ir, bien o mal ya encontró su felicidad, ya sabe que es lo que quiere, que la llena, así me duela en el alma perderla.
Veo unas escaleras hacia mi izquierda, conducen a un segundo piso que consta de pasillos con barandales de cristal y decido subir a ellos para poder ver mejor su camino. En cada escalón lucho contra mis ideas, bien podría llamar a la jefatura, decir que Aiden está aquí y que manden refuerzos, después podría alegar que todo fue plan de Cárter para capturarlo, esa sería una opción, pero… me odiaría, me odiaría el resto de la vida, incluso temería que ayudará a Meyer a escapar de forma descarada. Sacudo mi cabeza espantando todas esas ideas y aceptando el destino lo mejor que puedo.
Me recargo en el barandal y desde ahí la veo, caminando entre la gente, buscando al hombre que ama, en mi mente ya la imagino corriendo a los brazos de Aiden para que este la levante al girar con ella y juntos se vayan a abordar el avión, tal y como esperarías verlo en una película, solo que esta vez el protagonista se trata de un maldito sociópata; miles de ideas y miedos me abordan, pienso en que ella puede volverse la siguiente víctima ¿Cómo sé que ese maldito no desea alimentarse de ella? Las palabras escritas en su carta lo pintan como un hombre enamorado, pero ¿si no lo es? ¿En verdad pondré en peligro a Cárter? Si algo le pasa me sentiré como único culpable por que pude evitarlo y no lo hice, pero… ¿en verdad puedo hacer algo?
Creo que estar aquí, viendo a Cárter de lejos me está haciendo pensar mal, no quiero armar un alboroto, no quiero llamar a los refuerzos, no quiero sacar mi arma y disparar al aire para truncar sus planes, pero entre más tiempo paso aquí viéndola, más ideas se me vienen a la mente, simplemente debo de irme si en verdad quiero dejar que ella haga su voluntad. Me separo del barandal, respiro profundamente inhalo y exhalo buscando algo de paz mental y de nuevo bajo la mirada una última vez, una última mirada hacia la mujer que se volvió mi compañera por tantos años.
De repente me percato que algo anda mal, a lo lejos un hombre que claramente no es Aiden, pero viste como tal, se acerca directamente hacia ella, haciendo a un lado a la gente, de nuevo veo hacia Cárter y ella parece perdida entre el tumulto de gente, camina de forma errática por que claramente busca a alguien más, está distraída, una punzada de desconfianza crece dentro de mi pecho con forme el desconocido se acerca a Cárter.
—¡Simone!— Grito su nombre y levanto las manos queriendo ponerla en alerta y entonces gira hacia mí, voltea hacia arriba y me ve desconcertada, supongo que no le agrada mucho la idea de verme de nuevo.
Todo pasa tan rápido que no soy capaz de actuar de la misma forma, el tipo choca contra ella antes de que pueda alertarla, ella da un par de pasos empujada por el cuerpo del hombre y de inmediato baja su mano y la esconde entre su brazo y las costillas, parece desconcertada y con una cara de dolor saca algo de ahí, lo ve por un momento contrariada y de nuevo voltea hacia mí, esta vez su rostro está cargado de angustia y alcanza a levantar aquello que tenía clavado en el cuerpo, una jeringuilla y por un segundo el hombre que la empujó se acerca, la toma por los hombros y levanta su mirada hacia mí, es entonces cuando lo reconozco, se trata de Novak.
—¡Cárter!— Grito con fuerza su nombre y me dirijo hacia las escaleras corriendo, las salto de dos en dos y empujo a la gente para que me deje pasar.
Intento correr entre la gente, a algunos los empujo, otros simplemente se quitan de mi camino temiendo que los arrolle, pero no es suficiente para que pueda llegar a tiempo, cuando llegó al punto donde estaba hace un segundo Cárter, ella ya no está. Giro en todas direcciones, busco entre los miles de rostros a Novak o a ella, pero no los encuentro y las personas más cercanas parece incómodas con mi angustia, me ven con curiosidad y se van mientras yo sigo girando en todas direcciones buscándola, con una mano sobre mi arma.
—Cárter… Cárter… — repito su apellido como si con eso fuera suficiente para poder invocarla. —¡¡¡CÁRTER!!!— Grito a todo pulmón y la gente se asusta, se aleja, me dan mi espacio y entonces decido correr hacia algún puesto de vigilancia.
Veo a lo lejos a un par de policías con sus perros y mis pasos se dirigen hacia ellos, no debo de perder tiempo, debo de evitar que Novak salga del aeropuerto con Cárter. Cuando estoy cerca de ellos e incluso uno de los perros me ve con atención y con sus orejas apuntando hacia mí, una mano me toma del hombro, me arrastra entre la gente hasta que me coloca contra una pared, me sorprende que eso no sea suficiente para llamar la atención de los que nos rodean. El frío de la pared penetra en mi ropa y llega hasta la piel de mi espalda, aun así, lo que me deja congelado es quien ha sido el que me arrastró hasta ese punto.
Con una de sus manos enguantadas sobre mi pecho me mantiene contra la pared, me sorprende su fuerza, no es que sea alguien pequeño y debilucho para que me agarren y apresen con tanta facilidad y sobre todo con una sola mano. Aiden, que parece molesto, incluso iracundo, me ve fijamente a los ojos, parece que salen chispas rojas de los suyos, siento que en cualquier momento me golpeará en la cara.
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Editado: 19.05.2021