Los rayos continuamente caía, uno tras otros, dejando salir un estruendoso sonido que casi era capaz de cubría cada uno de los golpes y gritos que se escuchaban en el acantilado debido a la siniestra escena que se podía contemplar.
*¡GRAAAAAAAAAAAARG!*
El gigante conejo dejaba salir fuertes gritos equiparables a los de los truenos que se escuchaban en el fondo. El cuerpo del águila había dejado de existir, ya que el conejo se lo había devorado por completo, tragándose incluso las lanzas que tenían todavía activa la magia, pero aun así no le hicieron absolutamente nada.
Leistekar sabía perfectamente que no podría vencerlo solo, era mucho más fuerte que él, por lo que debía de pedirle ayuda a Lailith, pero ir ahí no era opción, pues pondría en riesgo la vida de Tami por lo que deicidio no ir e intentar vencerlo solo, el conejo no intento atacarlo al instante, por lo que rápidamente tomó distancia de él.
De un pequeño bolso que traía, saco otras esferas negras que a diferencia de las anteriores, se convirtieron en guanteletes delgados de combate, botas con pequeños agujeros, un par de lanzas un poco más pequeñas que las anteriores además de poseer un pequeño relieve en la punta formando un alargado triangulo en forma de arpón, y en resto de las esferas le recubrieron el cuerpo formando una delgada capa alrededor de él
El proceso no tardo más que unos cuantos segundos en completarse, ya estaba listo para el combate y poco a poco empezó a caminar hacia el conejo con un rostro que desprendía un aura asesina parecida a la del conejo, su siniestra mirada encajaba perfectamente con la escena de él acercándose lentamente con rayos a su alrededor cayendo a su alrededor como si los estuviera atrayendo.
"Oye oye, eso de ahí no te pertenece, debes de devolverlo" Fue lo que dijo Leistekar mientras apuntaba con una lanza de forma provocativa hacia el abdomen del conejo para que lo atacara.
*¡¡GRAAAAAAAARRRG!!*
El conejo respondió a su amenaza con un grito y rápidamente lo embistió con gran fuerza, pero fue repelido hacia unos cuantos metros atrás por una potente ráfaga de viento que repentinamente apareció frente a Leistekar provocando aún más ira en el monstruoso conejo. Acto seguido Leistekar se impulsó con una pequeña explosión que genero desde su espalda e insertó las potentes lanzas imbuyéndolas con una combinación de fuego y electricidad induciéndole una gran cantidad de dolor al conejo.
Estas lanzas no era como las anteriores las cuales no poseían todo el poder que podía generar Leistekar, además de haber estado unos minutos perdiendo la energía que le quedaba, estas lanzas con una energía aun mayor e insertadas fuertemente en una gran herida podían herir al conejo.
*¡¡¡GRAAARG!!! ¡¡¡GRAAAAAAAAARRRRGG!!!*
Los desgarradores sonidos del gran conejo ensordecerían a cualquiera a unos metros y más a Leistekar quien estaba en su espalda y el conejo era inteligente, aprovecho la oportunidad para intentar lanzar lejos al hombre que le había causado daño con unos bruscos movimientos.
*SCRUISH*
De pronto de oyó el sonido de una de las lanzas desprenderse y con eso Leistekar fue lanzado con ferocidad a una gigante roca que había al final del acantilado. El dolor que sintió fue suficiente para hacerle toser sangre por un momento, pero no se distrajo mucho ya que el conejo venía a toda velocidad apuntando unos afilados dientes directo a su cabeza.
Nuevamente provoco una explosión atrás de él que le impulsaría en el Angulo perfecto para encestarle un golpe con sus guantes llenos de púas, el golpe fue suficiente para destrozarle el lado izquierdo de la cabeza mientras que la misma cabeza era aplastada contra el piso dejando una masa aplastada llena de sangre, con los ojos salidos y partes del cráneo afuera
Los guantes estaban cargados con una magia de viento muy poderosa que impulsaría más el golpe y especería aún más los restos de la cabeza, pero en lo que notó que ya el conejo no se movía comenzó a jadear por el desgaste, ya que los golpes que le había dado era mucho más fuertes de lo que había pensado además de tener las quemadas y heridas en la espalda y piernas producidas por las explosiones que tuvo que hacer.
Poco a poco se levantó de su arrodillada posición y se dirigió al abdomen del conejo, donde empezó a cortar con delicadeza para revelar la cabeza de su hijo Klarth, quien parecía estar inconsciente dentro del cuerpo del conejo, pero de pronto mirando hacia donde debería de estar la herida dejad por su lanza, fue capaz de apreciar la completa ausencia de dicha herida.
Rápidamente, después de ver su costado donde estaba la herida, giró su mirada hacia la cabeza para ver como el mismo fluido extraño lo recubría y curaba con una gran rapidez, y con un automático movimiento después de ver la regeneración del conejo, empezó a mover su lanza cargada con todo lo que le quedaba para clavársela en la cabeza, pero fue muy tarde.
Editado: 22.09.2019