Las últimas 250 unidades habían sido desembarcadas dentro de ONLINE, al mismo tiempo en que en el exterior ocurren muchas cosas, de las cuales los que están adentro no se pueden enterar por más que quieran.
Dos jugadores se encuentran en la zona central, para ser más precisos, en la zona central norte, en donde la torre con ese mismo nombre fue derribada hace unos pocos minutos atrás.
Pero, estos no eran los únicos jugadores que quedaban dentro de ONLINE.
Cinco jugadores más se encontraban dispersos por el lado de la entrada Oeste, dando caza a los jugadores que se pasen por enfrente de ellos.
Como resultado, todos los jugadores que habían sido ingresados desde el exterior con la finalidad de acabar con todos los de adentro, aprovechando el hecho de que estos estaban en cierta ventaja, debido a los controles de juego, y que ellos no sentían todo lo que les pasaba a los jugadores, pero a la vez, estaban en una grandísima desventaja.
Los jugadores dentro de ONLINE ya se habían acostumbrado a este entorno, y poseían más experiencia que los que recién acababan de entrar.
Su movilidad era extremadamente distinta a la de los jugadores del exterior, los cuales seguían los típicos movimientos de un juego FPS, solo pudiendo imitar los movimientos básicos dentro de este.
Esa era la primera de las desventajas con las que contaban ellos, y, la otra, era que…
…Eran superados en combates a corta distancia.
ONLINE era prácticamente otra realidad, por lo que podías moverte libremente, así como disparar hacia cualquier lado que quieras.
Tomando eso en cuenta, podemos ver que es una desventaja, ya que, estos pueden atacar en todas direcciones, así como evitar ataques.
También existían las “Habilidades”, las cuales eran vital para el juego, pero, hacían que la balanza se moviera de un lado a otro.
No era equilibrado en su totalidad.
*****
–¿Eh?
En algún lugar cercano a la zona Oeste, un jugador se encontraba tirado en el suelo, inconsciente de todo lo que sucedía a su alrededor.
Este jugador era Gallet, el cual había caído rendido en el momento que acabó con un jugador a una distancia considerablemente larga.
Tal vez, debido a sus extenuantes esfuerzos, es que cayó en este estado de repente.
Pero, aun así, se percató de que algo grande había sucedido cerca de donde él estaba, por lo que, como si fuera un milagro, su conciencia regresó a él.
Estaba completamente aturdido.
No recordaba nada de lo que había pasado con él.
Su mente estaba en blanco.
Pero, a pesar de todo eso, se había percatado de un suceso ya conocido para él, era una muy mala señal de que algo más se acercaba.
Ciertamente, esto no había acabado aún, todavía faltaba la batalla más importante de todas.
De pronto, se escucharon como pasos acercándose a su posición, eran como 20, no, eran 30 exactamente.
Entonces fue cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Algo más había iniciado.
Pero, eso no lo era todo.
Trató de pararse, pero sus piernas no le respondían en lo absoluto, tal vez era que su conexión con el mundo se había cortado, a tal punto de que se había producido un bug entre la conexión se su cerebro y la de la máquina responsable de digitalizar su conciencia.
Y, tomando en cuenta lo sucedido, esta no era una opción que habría de descartarse.
Gallet se arrastró como pudo, hasta llegar a la base de una montaña cercana a donde estaba él, en la cual se pudo esconder para no ser visto tan rápido, y que le diera tiempo de al menos reaccionar ante lo que suceda.
Y, tal y como él lo había pensado, 30 jugadores pasaron cerca de él, todos con armas de última generación, como si las antiguas oleadas de jugadores apenas hubieran sido el calentamiento para lo que venía.
Pero, sentía como si no estuviera solo en ese lugar, alguien, otro jugador estaba muy cerca de su posición.
Gallet, con su movilidad casi restaurada por completo, volteó rápidamente, para evitar ser tomado por sorpresa ante una posible emboscada de cualquier jugador, ya fuese del exterior o de ONLINE.
Pero, no logró ver a nadie.
––Simplemente debió de ser una alucinación de mi parte.
Fijó su mirada al grupo que tenía enfrente de él.
No eran muchos, pero, eso no quitaba que eran diferentes, se veían diferentes, y, por más raro que fuese, emanaban un aura diferente a la de los demás jugadores contra los que se había enfrentado.
Pero, eso no era todo.
Sus movimientos, lo primero que se percató fue que sus movimientos no seguían un patrón determinado ya por el sistema, sino que estos se movían con total libertad, es decir, eran jugadores que se habían logrado conectar con la máquina que se vendió.