Dueña de mis letras

Prólogo

¿Una autobiografía?
Ni loca. No hay nada de interés en mi vida, sé que puede parecer muy linda y perfecta (y hasta cierto punto lo es), pero... ¿No tengo derecho a estar triste si lo que he soñado toda la vida no se cumple? Digo, siempre quise tener un trabajo que me apasionara, ser independiente, tener amigos que me cuidaran incondicionalmente, adoptar una mascota, etc. Y pues tengo todo eso, pero mi mayor sueño era, mentira, ES, hasta el día de hoy, poder tener un romance puro y verdadero, y acá viene el gran detalle, que en realidad, es lo más importante de todo, pero no te rías, que después me da vergüenza. No mejor no, ya me arrepentí. Pero oye, si te contara mi historial amoroso tendrías que tener pañuelos a tu lado para llorar conmigo.
Harry, mi primer novio a los diecinueve años, lo conocí en la universidad, usaba silla de ruedas (o sea, sigue vivo, me imagino que está aún en su silla, pero hablo de todos en pasado porque son cosa del ayer), muy amable e inteligente, su carisma era lo que más me atraía de él, aparte de tener muy buen sentido el humor, pero eso no era más que una fachada, el pobre se acomplejaba de sí mismo y prefirió que termináramos por mi bien, eso que le dije y le insistí con todo mi “dil” que lo amaba a pesar de todo, pero no me hizo caso y prefirió dejarme sin más.
Dos años más tarde llegó Bruno, un chico que venía directo de Brasil, y si les soy sincera, me fijé en él por su acento, y si bien poseía varias cosas buenas, ninguno de los dos tenía tiempo el uno para el otro, así que decidimos terminar en buenas condiciones y ser amigos.
Dejé pasar el tiempo y pasaron cuatro años. Cuatro años en los que estaba enfocada en mí y en mi carrera para poder progresar, hasta que un día necesitaba de un descanso y decidí salir de fiesta con mis amigas, y ahí fue donde conocí a Kartik, un excelente bailarín muy risueño que me invitó a bailar, y me permito agregar este súper detalle; estuvimos toda la noche una canción tras otra (no hay nada más atractivo que un hombre que baile, y que lo haga bien), al final de la fiesta decidimos intercambiar números para poder ser compañeros de baile en otra ocasión, y así fue, luego de unas cuantas invitaciones, terminamos desarrollando sentimientos el uno por el otro, o eso creía yo, porque descubrí que no había superado a su ex y seguía teniendo interés por ella. Un día lo vi mensajeando cariñosamente con la estúpida de su perfecta blanca, rubia, de grandes pechos y perfectas caderas antigua novia, y hasta ahí quedó todo. Si te lo preguntas, lloré, y mucho, pero fui a sacarme toda esa tristeza bailando, o eso intenté, pero fue peor, después era yo la que no podía superarlo.
Pasó un año, y conocí a Jonah, un amigo de un amigo, que a su vez era amigo de ese amigo que yo conocía (un poco enredado, pero teníamos amigos en común). Desde el primer encuentro que tuvimos supimos que había algo entre nosotros, no sé cómo expresarlo, pero en el aire se sentía la química, casi como si fuera palpable.

Tuvimos un par de citas hasta que decidimos tener algo serio y hacerlo oficial; lo llevé donde mis padres, salimos a comer varias veces con mis amigos, pasamos tres bellos años juntos (el novio que más tiempo me duró, los otros eran cosas de meses o un año como máximo), yo creía que nos casaríamos pronto, y hasta nos comprometimos, pero me engañó descaradamente con una mujerzuela de su trabajo.
Y aquí estoy, treinta y dos años, soltera, leyendo en mi habitación junto a mi mejor amiga Nora, la cual conocí hace varios años en mi trabajo. Hemos pasado todo tipo de situaciones juntas, conoce mi pasado y está ahí para apoyarme en todo. Nunca ha intentado nada serio con nadie, prefiere centrase en la lectura y en los hombres ficticios que en hay en los libros, no tiene ojos para personas reales, prefiere quedarse con las líneas de los romances que tanto le gusta leer. Pero es tan fanática, que tiene un acrónimo tatuado en su antebrazo: “LYHFML”. Las lectoras cultas entenderán la referencia y el amor loco que tiene esa mujer por Aaron, aunque tampoco la culpo, yo también estoy enamorada de ese papucho.
Me convenció de leer una de esas historias que le fascinan, y la verdad a mí... no me está gustando. Y no, no hablo de la grandiosa y próxima presidenta Tahereh, me refiero a todas esas novelas modernas que se publican en la actualidad.
—Ay por favor, últimamente todos los libros son iguales —me quejo.
—De qué hablas, disfruta el libro en silencio, mira que es uno de mis favoritos.
Estoy en la cama acostada de barriga mientras leo por encima los diálogos, ya perdí toda la atención que en un principio me propuse tener. Es tan predecible que me aburre.
—Que te apuesto que en algún momento el ex volverá arrepentido a su puerta, se excederá de algún modo y el personaje que es su "enemigo" —hago unas comillas con los dedos —, la rescatará porque la ama en secreto.
Nora abre la boca de la impresión y se me queda mirando incrédula.
—¿Es que buscaste un resumen en Internet, verdad?, quieres pasarte de lista, Chandra.
—¡Que no!, pero es demasiado obvio, todos son iguales.
Cierro el libro y me doy vuelta para mirar el techo, veo una pequeña macha de humedad que antes no estaba ahí. Decido ignorarla porque no es tan grande como para prestarle atención ahora mismo, pues lo que más me importa es el dolor que siento en mi interior. Tengo agua dentro que también se está filtrando, y sale poco a poco hasta convertirse en una fuga que escapa por mis ojos sin control alguno. No quería llorar, no quería molestarme débil, esta es una situación que creía haberla dejado bajo control, pero esto me hace saber que no es así. Extraño a Jonah con todo mi ser, pero a la vez lo odio con todo mi ser. Quiero tenerlo aquí conmigo, ir a alguna cita con él, pero también lo quiero lo más lejos posible.
¿Quién me entiende? Ni yo misma lo hago, qué puedo esperar del resto.
—¿Qué pasa, meri jaan? —Nora tiene una de las voces más dulces que he podido escuchar, y en estos momentos es como una armonía angelical.
—Es que... No lo sé, quizá no exista el amor, o puede que el problema sea yo, que no sepa — no termino ni de hablar y me interrumpe de forma frenética.
—¡NO ES TU CULPA! —se acerca hasta quedar frente mío y me toma con ambas manos de la cara —, deja de culparte a ti misma y quiérete un poquito. Eres bella, inteligente, chistosa, talentosa a más no poder, en resumen, perfecta, pero tú no lo ves, y ellos no lo valoran. Ya hemos hablado de esto, Chandra.
Me suelto de sus manos que me tenían agarradas y volteo mi cuerpo para darle la espalda. No quiero escuchar sus mentiras en estos momentos, es más, quiero estar sola, pero no tengo corazón para echarla, de una u otra forma me sirve su compañía, y después de un rato ni si quiera voy a sentirla, se concentrará tanto en el libro que está leyendo que perderá toda señal de estar viva y será una con la lectura. No tardó tanto en leer mi lenguaje corporal y me dejó en paz. Conoce mis estados de enojo y sabe perfectamente qué hacer frente a mis episodios, pero tampoco es justo de mi parte estar enojada todo el tiempo con ella si no es su culpa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.