Dueña de mis letras

Manos y/o cubiertos

Aceptar esa cena podría ser un suicidio, además de que tengo un compromiso previo. No puedo dejar a mi amiga botada, menos cuando invité al chico que gusta de ella al panorama, pero se le ve con la guardia tan baja que no puedo desperdiciar esta oportunidad, es una en un millón, jamás podría volver a repetirse, menos cuando es Chacumbele de quien hablamos.

—Pero yo escojo dónde —levanto la cara para hablar.

Una pequeña tensión en su mejilla derecha, como si sus músculos faciales hubiesen tenido un estímulo, la pequeña intención de sonreír, pero fue reprimida inmediatamente por su calculador cerebro. Qué pensará este hombre aparte de lo que tiene que ver con trabajo. ¿Tiene vida propia? La última vez que lo vi comportarse como humano fue cuando salía de la oficina en compañía de una bella mujer, la cual supongo que es su novia.

Ay no, tiene novia. Podría malinterpretar esta situación si se enterase.

—Pero… ¿su novia no se pondrá celosa?

Arruga las cejas y me mira incrédulo.

—¿Mi novia?, ¿acaso cree que esto es una cita romántica y que arreglaremos la conversación con besos?

Mi rostro se acalora de inmediato. Qué vergüenza, pero no porque él entendió mal mi punto, porque los hombres jamás entienden, es el hecho de que, para la cultura occidental, es normal demostrar esa clase de afecto en público, e inevitablemente me imaginé a mi jefe dándome un beso en la mejilla, y es horrible y vergonzoso. Mi mamá se quitaría su sandalia para golpearme si lo viera.

Chacumbele cree que todas andamos locas por él, pero lo que no sabe, es que él me vuelve loca. Me dan ganas de apretar esa costosa corbata hasta que ruegue por oxígeno.

—No lo decía por eso —junto los ojos y sonrío —. Veo que usted se pasa películas por la mente, pero no se preocupe, se debe a su complejo de superioridad.

Suelta un soplido y mira hacia otro lado.

—Que por cierto —continúo con mi ataque —. Todo complejo de superioridad viene de un complejo de inferioridad.

—¿Quiere solucionar o empeorar las cosas, Gupta?

¿Dónde quedó el “señorita”? Ya no hay respeto en esta habitación, aunque bueno, empecé yo.

Se quita la corbata —lástima —y se levanta para tomar su chaqueta con una mano y con la que queda libre agarra su maletín. Cada uno de sus movimientos es limpio, elegante en demasía, y no me entra por la cabeza que todo eso le salga de forma natural, nadie puede irradiar tanta elegancia.

Caminamos al elevador en silencio, y cuando ya estamos dentro, reviso mi celular que hace unos pocos minutos había estado vibrando sin control alguno. Tres llamadas perdidas y veinte mensajes en mayúscula de Nora. No leo lo que dicen, pero puedo imaginarme su contenido y tono de voz mental que incluyó al escribirlo. Ya debe de estar con Oliver, y me contento más al saber que pasarán la tarde juntos, ellos dos solos. Es divertido, no creí que terminaría así. Pensaba en algún momento de la velada alejarme lo suficiente para darles su privacidad —algo que Nora no querría—y que compartieran, pero esto es aún mejor. Jamás hubiese podido planearlo mejor. Van a ver películas juntos —algo que Nora no querría —y comerán hamburguesas —algo que probablemente sea lo único que la ponga de buen humor. Después me arreglo con ella, va a entender que lo que me traigo entre manos es más, o bueno, no sé si más importante que Varun Dhawan, pero comprenderá por qué me fui a cenar con otra persona.

Llegamos al primer piso y la veo moviendo el pie de arriba abajo con la vista fija en la pantalla de su móvil. El ascensor emite un sonido y me mira fijamente, y camina —con pasos firmes y ruidosos —rápidamente con sus tacones hacia mí.

—¿Qué pasó por tu mente para… —no termina de hablar, la sorpresa la sobrecoge.

—Me surgió algo urgente de última hora —tomo la palabra y hablo entre dientes haciendo gestos con los ojos —. Espero entiendas y disfrutes tus hamburguesas junto con tu buen amigo.

Entrecierra los ojos y ensancha las fosas de su nariz, pero se calma casi de inmediato. Asiente despacio, y hace no sé por qué una pequeña reverencia. Creo que se toma muy en serio el sobrenombre que le tenemos al jefe: Príncipe Francés. Que por cierto, nunca he probado comida francesa.

Nos despedimos del guardia y espero tranquila a que vaya a busca su auto, o que se lo traigan, la verdad desconozco cómo funciona la vida de los ricos. Él revisa su celular y lo veo abrir la aplicación de traslados. El aire es fresco y se escuchan los ruidos del tráfico.

—A dónde quiere ir a comer —dice concentrado en su celular.

Podría decirle que él escoja, ser humilde y permitirle tomar la decisión, o probar comida francesa, pero tengo otra idea en mente. Cualquier restaurante cercano a la oficina va a ser muy caro, y no me interesa comer platos finos o hacer que gaste un dineral, pues con todo lo que gana, no ha de influirle mucho, no es como uno que al comprar un sólo café ya le está doliendo el bolsillo. Tres veces he abandonado la fila de la cafetería por los precios excesivos. A él no deben pasarle esas cosas.

—Hay un restaurant cerca de Weavers Fields que me gustaría probar —me muerdo el labio.

—¿Weavers Fields, en serio? Está a cuarenta y cinco minutos de acá, y eso sin saber cómo estará el tráfico —revisa su reloj, y yo no voy a dar a torcer mi brazo —. Perfecto, da igual, vayamos allá —concluye enfadado.

Los minutos que esperamos el auto los pasamos en silencio, mirando a cualquier lado con tal de que nuestros ojos no se topen. Queremos atrasar el abrir fuego antes de tiempo.

Chacumbele tiene la decencia de abrir la puerta del vehículo para que yo pueda entrar, y espero que esta vez no tenga que pagarlo yo, porque vine sin dinero en efectivo.

La primera vez que vi la ciudad de Londres me sorprendió demasiado, por la belleza e historia que cargan sus calles. El frío que nunca antes había experimentado, ver la nieve caer y mojarme con una lluvia helada. Pasan los años y me sigo encantando con las mismas cosas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.