Rosas que engalanan el sin fin de nuevas fragancias,
durmientes en los sueños de los dulces desvelos.
Almibarados aromas que entibian los sueños,
y despiertan a quienes reposan en las tinieblas.
Que buscando esos seres mágicos,
unos vientos de luz, aparecen y sueñan.
El velo se les cae
barrido por un vendaval de hipnótica libertad,
que por momentos simula jaulas de azafrán.