Dulce agonía

Capítulo 1

CAPÍTULO 1

Methylia Oharis Galitheis.

El fondo del mar siempre me aterró, esa parte oscura en que no se ve casi nada y que entre más profundo ibas más aterradoras y peligrosas eras las criaturas que encontrabas.

En ese momento me sentía como si estuviera en el fondo.

Un matrimonio arreglado.

No había nada peor que eso, yo no quería casarme a mis diecinueve años y menos con alguien que consideraba un amigo, el pobre Drazhan estaba tan pálido como yo.

—Methylia.

Miré a Madre y a Branka en busca de ayuda, pero ninguna de las dos podía decir nada. Madre era demasiado obediente y siempre hacía lo que Padre creía correcto, en cambio Branka siempre se oponía a lo que decía mi padre, el problema era que esta vez ella no podía hacer nada, la nobleza pedía que me casara y tuviera un heredero para asegurar el futuro de todos.

—No quiero casarme con Drazhan.

—Entonces con Ciaran —Mi padre levantó la mano para que su asistente lo llamara pero lo detuve con una seña.

—Ciaran es un hombre irresponsable, irrespetuoso y promiscuo. No.

Miré a Drazhan, estaba en completo silencio mirando fijamente la pared, ninguno de los dos esperaba eso.

—Alteza ¿puedo saber la razón de su renuencia a casarse con mi hijo?

Miré al padre de Drazhan, era un hombre noble y sensato que adoraba a su familia y siempre veía lo mejor para el reino.

—Señor Sluagor no me malinterprete, si me viera obligada a elegir marido el primer candidato sería Drazhan, pero el problema aquí es que no quiero casarme con nadie y por la expresión de su hijo creo que piensa lo mismo.

El hombre miró a su hijo que seguía sin pronunciar palabra alguna, pero a su vez se vio notablemente aliviado por mi respuesta.

—Drazhan.

—¿Si, padre?

—¿Piensas lo mismo que la princesa Methylia?

El dudó por un momento, su mirada se dirigió a mí.

—Si, su alteza tiene razón, no quiero casarme, no aún.

Mi padre estuvo a punto de explotar y empezar a dar órdenes, pero fue interrumpido por mi tío.

—Alastair, creo que tienes que entenderlos, tú tampoco quisiste casarte y mira lo que hiciste para conseguir un heredero —Pronunció señalando a mi madre y a mi madrastra.

Padre no había querido casarse, le exigían un heredero por la cuestión del ritual anual de sangre y la solución fue encontrar a mamá y a Branka, una pareja de mujeres que no podían tener hijos y querían uno, entonces propuso un trato, Madre o Branka y Padre me engendraban y a cambio yo sería hija de los tres. Nunca se casó.

—Pero ella lo necesita, el consejo querrá destituirla por no estar casada y no es igual de fuerte a mi como para callarlos a todos a la fuerza.

—No vas a obligar a mi hija a casarse por un montón de viejos y viejas —Nadó Branka hacia Padre.

—También es mi hija, así que no digas eso, esto no es algo que puedas decidir sola.

—Amor, majestad, no empiecen, por favor —Intervino Madre.

Ahí encontré una solución, mi aliado más fuerte, mi inteligencia y sobre todo, el engaño.

—Padre, propongo algo.

El me miró mientras pasaba una mano por su cabeza calva y nadó hacia mí.

—¿Qué?

Por su mirada descubrí que él tampoco quería que yo me casara.

—Un año, danos un año, si Drazhan o yo encontramos a alguien más se cancela la boda, mientras tanto, estaremos comprometidos.

—Cielito, si se comprometen nadie se les va a acercar y será muy difícil que encuentren a alguien —Dijo la pelirroja.

Sonreí.

—Branka, no es eso, nos vamos a comprometer de manera que sólo el consejo sepa, son discretos y no van a difundir esto, así que sólo lo sabremos nosotros y el consejo. Si en un año ninguno siente nada por nadie nos casamos.

Miré a Drazhan, se veía nervioso, pero sabía que yo tenía un plan, él y Heinry me conocían más que nadie.

—Hijo ¿estás de acuerdo? —Le preguntó el señor Sluagor a Drazhan y el asintió.

Padre impuso su decisión a la fuerza, los nobles se vieron intimidados por eso y aunque yo también era fuerte nunca sería como mi padre.

Una vez terminada la reunión iniciamos el compromiso frente al consej0 y salimos de allí.

Saliendo del lugar me encontré a una sirena que no había visto, era pelinegra y llevaba una mirada arrogante, la ignoré y con eso me fui.

 

*  *  *  *  *

 

Llevaba dos días castigada.

Si, tenía diecinueve años, ya era toda una adulta y Padre todavía me castigaba.

¿La razón?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.