Capítulo 8: El aroma del amor

El capítulo comienza con Diego caminando por las calles de su ciudad natal. A medida que se acerca a la panadería, nota algo inusual: las luces están apagadas y las puertas están cerradas. Esto es extraño, ya que la panadería siempre ha sido un pilar de la comunidad y rara vez cierra durante el día.

Diego, preocupado, decide investigar. Habla con algunos vecinos y descubre que la madre de Kaythlin ha tenido un declive en su salud. La panadería ha tenido que cerrar temporalmente mientras la familia se ocupa de la situación.

Este descubrimiento golpea a Diego como un balde de agua fría. Comienza a reflexionar sobre su papel en los recientes acontecimientos y cómo sus acciones pueden haber contribuido a la situación actual.

Después de descubrir la situación de la panadería, Diego decide buscar el consejo de su mejor amigo, Néstor. Se encuentran en su lugar habitual, un pequeño café en la esquina de la calle.

Diego le cuenta a Néstor sobre la situación de la panadería y la enfermedad de la madre de Kaythlin. Le expresa su preocupación y su deseo de ayudar de alguna manera.

Néstor, siempre el realista, escucha atentamente. Cuando Diego termina de hablar, Néstor se toma un momento antes de responder.

“Necesitas recordar, Diego,” comienza Néstor, “que no siempre puedes solucionar los problemas de los demás. Especialmente cuando se trata de la familia de Kaythlin. Ya no estás tan involucrado como antes.”

Después de su conversación con Néstor, Diego decide buscar una segunda opinión. Se dirige a la casa de su hermana Rosa, esperando encontrar un poco de consuelo y tal vez una perspectiva diferente.

Rosa, siempre la más amable y abierta de los dos, recibe a Diego con una sonrisa cálida. Le ofrece una taza de café y le pide que le cuente todo.

Diego le explica la situación, desde la enfermedad de la madre de Kaythlin hasta su conversación con Néstor. Rosa escucha atentamente, su expresión suavizándose con cada palabra que Diego pronuncia.

Cuando Diego termina de hablar, Rosa se toma un momento para pensar antes de responder. “Diego,” comienza, su voz suave pero firme, “entiendo por qué quieres ayudar. Siempre has tenido un gran corazón. Pero creo que Néstor tiene razón.”

Diego se sorprende. Esperaba que Rosa estuviera más de su lado. Pero antes de que pueda protestar, Rosa continúa.

“Lo que Néstor está tratando de decir,” explica Rosa, “es que a veces, la mejor manera de ayudar a alguien es darle espacio para resolver sus propios problemas. No es que no debas ayudar a Kaythlin y su familia, pero debes hacerlo de una manera que respete sus límites y les permita manejar la situación a su manera.”

Después de su conversación sobre Kaythlin y la panadería, Rosa decide cambiar de tema. Con una sonrisa nerviosa, le dice a Diego que ha estado saliendo con un chico llamado Steven.

“Steven tiene 24 años,” comienza Rosa, jugueteando con el borde de su taza de café. “Nos conocimos en la biblioteca. Es muy amable y atento, y creo que realmente podríamos tener algo especial.”

Diego se queda en silencio por un momento, procesando la noticia. Aunque está feliz por Rosa, también se siente un poco preocupado. Como hermano mayor, siempre ha sido protector con Rosa.

“¿Y cómo es Steven?” pregunta Diego, tratando de mantener la voz neutral. “¿Qué hace para vivir? ¿Cómo te trata?”

Rosa sonríe ante las preguntas de Diego. “Steven es ingeniero,” responde. “Y me trata muy bien, Diego. Sé que te preocupa, pero Steven es un buen chico. Creo que te gustará.”

Diego asiente, aunque todavía se siente un poco preocupado. Sin embargo, confía en Rosa y sabe que ella puede cuidar de sí misma. Aunque no puede evitar sentirse un poco protector, también está emocionado de conocer a Steven y ver a Rosa tan feliz.

Después de hablar de Steven, Rosa nota un cambio en Diego. Aunque su conversación ha aligerado un poco su estado de ánimo, todavía puede ver la preocupación en sus ojos. Rosa decide abordar el tema directamente.

“Diego,” comienza Rosa, “sé que estás pasando por un momento difícil. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, al igual que tú siempre has estado aquí para mí.”

Diego asiente, agradecido por el apoyo de Rosa. Pero antes de que pueda decir algo, Rosa continúa.

“Sé que te preocupa Kaythlin y su familia,” dice Rosa. “Y entiendo por qué Néstor y yo te decimos que debes darles espacio. Pero también sé que eres una persona que se preocupa profundamente por los demás. Y eso es algo muy valioso.”

Rosa toma la mano de Diego y le da un apretón de apoyo. “Lo que estás intentando hacer, Diego, puede valer la pena,” dice. “No importa lo que decidas hacer, siempre te apoyaré.”

Las palabras de Rosa alivian un poco la carga emocional de Diego. Aunque todavía se siente preocupado, también se siente más decidido. Sabe que tiene el apoyo de Rosa, y eso le da la fuerza para enfrentar los desafíos que vienen.

Sección 2: Un aroma sin sabor

En la quietud de su hogar, Kaythlin y Héctor se sientan juntos, el peso de su situación colgando pesadamente en el aire. Héctor rompe el silencio.

“Kaythlin,” comienza, su voz llena de determinación, “creo que deberíamos considerar abrir la panadería un día de por medio. Podríamos turnarnos, yo un día, tú el siguiente.”

Kaythlin mira a Héctor, su expresión llena de preocupación. “Héctor,” responde, “entiendo lo que estás diciendo, pero eso sería demasiado para nosotros. No tenemos más personal que nosotros dos y mamá, y ella necesita descansar.”

Héctor asiente, entendiendo las preocupaciones de Kaythlin. “Lo sé,” dice, “pero también necesitamos encontrar una manera de seguir adelante. No podemos dejar que la panadería se vaya a pique.”

Kaythlin se queda en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Héctor. Sabe que tiene razón, pero también sabe que la situación es complicada.