Dulce atracción

Enfermedad.

Cassie Beckham

Viernes, 16 de junio de 2023.

Ayer después de haber llegado de la casa de Dani, de ver una película que ni siquiera supe de que se trató, comencé a sentir ardor en la garganta, al igual que mi hermana Carol. Mamá inmediatamente nos puso a hacer gárgaras con agua de sal, y nos dio antibióticos para que no nos diese fiebre.

Ese día me levanto con los ánimos por el piso, me duele la cabeza y no ganas de desayunar tengo. Salgo de mi habitación como una sonámbula, veo en la sala a mi hermana Alessia quién está viendo una serie de un bufete de abogados, Alexandre y mi madre están en la cocina. Al entrar mamá viene hacia mí con un termómetro para saber si tengo fiebre, me toca la frente y estoy fría.

—Por lo menos no te dio fiebre, muñeca —me dice mientras se voltea a ver lo que tiene en la candela. Sandro me abraza y deposita un beso en mi frente.

—Ayy, la chiquita de la casa está enfermita —me habla chiquito, como si le estuviese hablando a un bebé. Ni ganas de verlo mal tengo, porque me duele la cabeza. En ese momento entra a la cocina Carol que alcanzó a escuchar y murmura enfurruñada:

—Cassie, no es la única enferma en esta casa, yo también, y exijo mis arrumacos ¡Carajo! —Mama suelta una carcajada al escucharla con su voz infantil, Sandro pone los ojos en blanco, pero camina hacia ella. La abraza y le da un beso en la frente, yo mientras tanto me siento en los banquitos que están alrededor de la isla de nuestra cocina.

—Oh, se puso celosita la otra chiquita de la casa —se burla de ella, mi hermana menor le saca el dedo corazón y mi hermano se hace el ofendido llevándose una mano al pecho, pero todos sabemos que es jugando, es normal entre ellos, en sí es normal con Carol que se tome todo a juego.

—¿Cómo te sientes, mi princesa?

Me desconecto al escuchar a mi mamá preguntarle a Carol, mi hermana pasará veinte minutos explicando todos sus males, a mamá se le hará tarde para ir al trabajo y al final saldrá corriendo como una loca cuando vea que le quedan quince minutos para bañarse y llegar a su trabajo.

Cierro mis ojos por un rato, escuchando el eco de la voz de Carol. De pronto unos ojos grises vuelven a mí.

No. Puede. Ser.

Como me pasó el día anterior, así me pasa ahora mismo, pensando en los ojos de Dimitri. El chico está guapo, está divino, pero tampoco es para tanto.

«<¿A QUIÉN QUIERES ENGAÑAR CASSIE? » prefiero ignorar la voz de subconsciente, porque si no voy a parar a loca como Carol.

Abro los ojos para dejar de pensar en ese chico, me encuentro con mamá viéndome fijamente. Me pregunta qué tengo y le doy la excusa del dolor de cabeza, me sigue viendo pareciendo no muy convencida, pero se da por vencida cuando efectivamente comprueba que le quedan quince minutos. Me entrega un vaso con jugo, una pastilla para dolor de cabeza, otra para protector gástrico y un sándwich para que desayune. Con mi hermana hace lo mismo y sale escopetada de la cocina dejando al mando a Alessandre.

Regreso a mi habitación una vez desayunado, envío un mensaje por el grupo con Dani y Aki, que me siento mal y hoy no podré visitarlos. Inmediatamente recibo diez mensajes por parte de ellos preguntándome, qué tengo, cómo estoy, qué me he tomado y bla, bla, bla.

Le respondo un «exagerados❤️».

Dejo mi móvil a un lado de la cama y me acuesto cerrando mis ojos y quedándome dormida por alrededor de tres horas. Al despertarme me consigo con un mensaje de Tati.

Tatiana Reilly: Mi rubia de ojos azules como el mar, ¿Qué tienes?

Sin ganas de escribir, le envío un audio.

—Guau, que rápido vuelan los chismes por estos lados. Pues anoche me dio un ardor en la garganta, mamá ya sabes que actuó rápidamente y ya hoy no siento ardor en la garganta, sino un dolor de cabeza que estaba pudiendo conmigo, pero ya se me pasó.

Frunzo el ceño al ver una notificación en mi correo. Muy poco lo uso la verdad, solo para enviarnos las tareas de la escuela y cuando me lo pide para suscribirme alguna página.

Mis ojos se abren como platos al ver el nombre de Dimitri en la bandeja de entrada. ¿Estoy viendo bien? Me pregunto de mensa, llevado por la curiosidad, abro el mail.

Para: Cassandra Beckham.

De: Dimitri Alves.

Fecha: 16 de junio de 2023.

Asunto: Enfermedad.

Buenos días estimada señorita Beckham. A mis oídos han llegado que se encuentra quebrantada de salud. Me he visto preocupado ante la situación y he decido enviaros un correo para conocer su estado de salud actual.

A la espera de su respuesta,

Se despide,

Dimitri Alves.

¿QUÉÉÉ?

Mis neuronas parecen haberse ido de paseo porque releo el correo como veinte veces sin ser exagerada ni nada. ¿Cómo consiguió mi dirección de mail? ¿Y qué le pasa a este intento de Romeo? Y definitivamente yo no soy Julieta.

Decido no responderle, pero luego de unos minutos, mis dedos sin mi permiso pinchan la opción de responder y le escribo.




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