Dulce atracción

Para comérselos.

Cassie Beckham.

Viernes, 30 de junio de 2023.

Las cosas entre Dim y yo han ido de viento en popa, hemos pasado dos días maravillosos, lleno de risas, de caricias, de cariño.

Ayer en la mañana me llamó y quedamos en encontrarnos en la placita de la iglesia para aclarar las cosas. No le dijimos nada a nuestros amigos, porque queríamos hacerlos por nuestra cuenta y luego decírselos.

Admito que estuve bastante nerviosa hasta que lo vi llegar con vaqueros, tenis, camisa negra y una gorra de un equipo de Básquet. Me sonrió me dio un pequeño abrazo y se sentó conmigo.

—Te vea hermosa, Cassie —dijo.

Su aroma masculino me tenía en las nebulosas y creo que él pudo notarlo porque me tardé mucho en responderle.

—Igual que tú —mi voz salió débil, pero él lo escuchó y me regaló otra sonrisa que me aceleró el corazón.

Las mendigas mariposas en mi estómago no me dejaban tranquilo, me sentía temblando y así tampoco quería estar para nuestra primera conversación seria, en persona, porque por videollamada ya la tuvimos.

—Quiero pedirte disculpas por lo del tour —comenzó él —. Sé que no me comporté de la mejor manera y de verdad quiero pedirte disculpas por eso y por obligarte a besarm...

—No me has obligado a nada, lo hice porque quise, y porque me nació hacerlo —lo interrumpí al comprender que se sentía mal consigo mismo por obligarme, aunque él no lo hizo, fui yo quien tomó la decisión en un arrebato.

—Pero no fue la manera en que nuestro primer beso se diera —dijo con voz decaída. Sus hermosos ojos no dejaban de ver los míos.

—Ahora es mi turno de disculparme...

—No tienes por qué disculparme.

Sí tengo, me dije a mi misma.

—Lo debo hacer. La manera en cómo te traté en casa de Danilo no fue la mejor —me sonrojé por la vergüenza de mi comportamiento—. Fue horrible y de verdad que me sentí mal por eso, además tu cara cuando dije esas palabras se contrajo, recordarlo duele y si estamos hablando es para dejar las cosas claras y poder avanzar.

Esa mañana pasamos alrededor de dos horas hablándonos, desahogándonos, y de verdad que se sintió bien feo cuando me confesó lo que mi actitud hizo en él. Su mirada triste me lo dijo todo.

También aclaramos lo de su «amiga Fernanda». Desde el Tour no la he visto, sé que vive en la última calle de su vecindario, pero él no me la mencionó más.

Desayunamos unos cachitos con jugo de naranja en la panadería frente de la iglesia y... Volvimos a besarnos.

¡Sí!

Fueron picos tímidos. Los dos estábamos sumamente nerviosos y terminábamos en carcajadas, nos abrazamos y fue súper lindo sentir su calor corporal. Me trajo a casa, lo invité y pasamos otra hora en la sala viendo una película. Luego él se fue a su casa y yo me quedé con Alessia que estaba llegando de trabajar.

Hoy en la noche se realizará una fiesta en casa de un compañero del colegio, quedé con Akira y Tatiana de reunirnos en su casa para arreglarnos todas. Mientras tanto, hoy pasaré el día con mamá.

Salgo de mi habitación en dirección a donde sé que va estar y es en la cocina. Tenemos tiempo que no pasamos una mañana madre e hija, sin que estén mis hermanos de por medio. Extrañamente hoy salieron Alessia y Carol. En cuando lo supe pensé que el mundo se iba a acabar, porque eso es un suceso que altera la química en mi cabeza.

No he hablado con mamá de Dimitri, no sé cómo decírselo, no somos novios oficiales, pero ayer quedamos en llevar las cosas con calma y vivir nuestra aventura. Además, me he recordado desde ayer que él se va a final de verano.

Estoy nerviosa por como vaya reaccionar mamá, aunque sé que no se pondrá a gritarme como una posesa lo que seguro hará Alessia, Carol estará brincando en una pata y mi Sandro, creo estará muy feliz por mí.

Al entrar a la cocina veo a mamá preparando un rico almuerzo, puedo percibir el olor y se me hace agua la boca. Carolina es una excelente cocinera, a pesar de n haber estudiado ese arte. Mamá me regala una sonrisa, sin que mande, me pongo hacer un jugo de fresas, me encanta hacerlo. Si algo he aprendido de mamá en la cocina es el arte de hacerlos los jugos naturales.

Sí, para muchos no será nada, pero para mí es un gran paso.

En el silencio de nuestro hogar preparamos el almuerzo, nosotras no necesitamos hablar para comunicarnos, en otras familias sería raro no hablar mientras preparan las comidas, pero para nosotras eso no es nada raro.

Amo a mi madre por como es, no es de esas madres que prohíben cosas a sus hijos, ella siempre confía en nosotros, no se deja persuadir por nadie y siempre nos escucha antes de regañarnos. Le agradezco a mi padre y le envío un abrazo enorme al cielo, por haber encontrado al ser más maravilloso para reproducirse y tenernos a nosotros. Mamá es lo más importante en mi vida.

Cuando el almuerzo está listo, lo servimos para nosotras y guardamos los de Carol y Alessia.

Muevo mi tenedor por todo el plato, ella me mira sabiendo que algo me pasa, me da mi espacio para hablar y finalmente digo:




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