Dulce atracción

Lo nuestro no puede ser.

Tatiana Reilly.

Sábado, 1 de julio de 2023.

Me duele la cabeza, siento que me va estallar, como puedo me levanto y me doy cuenta que estoy con la misma ropa de anoche.

Inmediatamente me vienen algunas imágenes, me quedo petrificada al recordarme sentada en el regazo de Danilo y peor aun besando.

Pero ¿en qué estaba pensando?

Estaba sobria iba ganando cuando todo ocurrió de repente, empecé a perder, me descontrolé y después me encontraba devorándole la boca a Danilo.

Quiero gritar de frustración. Eso no puede ser posible, estaba con mi amigo Parker.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño, agarro unas toallitas para quitarme todo el maquillaje. Lavo mis dientes, mis tíos a esta hora no deben estar en la casa, suspiró aliviado al recordar que en la madrugada no se despertaron. Si mis cálculos no me fallan, a los dos le toca guardia hoy en el hospital.

Una vez me lavo la cara, me miro al espejo. Estoy destruida. Me doy un baño, me pongo un pijama de perritos.

Decido bajar a la cocina porque todos deben estar durmiendo. Al entrar a la cocina siento pasos detrás de mí.

«Que no sea Danilo, que no sea Danilo» cruzo mis dedos.

—Buenos días, Tati —oh maldición es él, ¿por qué el destino tiene que jugar en mi contra? ¿qué he hecho para merecer esto? —. Me parece que alguien tiene remordimiento de conciencia ¿me equivoco? —me conoce tan bien el condenado.

—Hola Dani, no te equivocas, aciertas como de costumbre. —se acerca peligroso a mí, ruego a todos los Santos concentración, algo que perdí anoche—. Danilo, a me gustaría hablar sobre lo de anoche, de verdad no sé qué me pasó, en un momento estaba tranquila y en otro estaba en tu regazo aspirándote la boca. Lo siento, fue algo de mi embriaguez, no quiero que llegue a malos entendidos.

Debo ser fuerte, debo ser fuerte. No sucumbas a la tentación. Danilo se posiciona en frente de mí, y susurra de lo más seductor:

—No niegues lo que deseas, los dos lo añorábamos. Tati, no tienes por qué huir de mí, sigo siendo el mismo niño que se enamoró de ti —agarra mi rostro entre sus manos y me acaricia. Ay señor que me derrito, joder por qué todo tiene que ser así—, sigo siendo el mismo. No me digas que no sientes lo mismo, tus besos, tus caricias me lo demostraron ayer.

—Dani... Danilo por f-favor aléjate un momento, n-no puedo res-respirar —consigo tartamudear, me falta el aire, se aleja un poquito, pero igual sigue tocándome—. Lo nuestro no puede ser, tienes que entenderlo, lo de anoche sólo fue cosa de una noche nada más p...

—Tú sabes que no es así —se le ve desesperado—. Maldición, no nos engañemos.

Me toma entre sus brazos, veo mis muros desaparecer, mi fuerza flaquear. Una voz dentro de mi dice que me deje llevar, mientras otra me dice que lo impida.

Acaricia su nariz con la mía, me impregno de su olor tan masculino, nos mantenemos así hasta que siento sus labios con los mío, me quedo quieta sin devolverle el beso, pero me sigue besando con ferocidad y caigo en su juego, me dejo llevar. Me besa cariñosamente, después como un lobo hambriento para luego besarme con suavidad. Nuestras lenguas se enzarzan en un juego de pequeños toquecitos, tentándose una a la otra hasta que me viene una imagen a la cabeza.

—Esto no puede volver a suceder, dejemos el pasado en el pasado, ¿para qué revivirlo? —me alejo bruscamente de él—. No puedo, entiéndeme.

Lo dejo solo desubicado en la cocina está claro que esa reacción no se la esperaba de mí, pude ver el dolor en sus ojos, me entristece dejarlo así, pero es lo mejor para los dos.

Cassie Beckham.

Cuando me levanto miro a mi alrededor, me es extraño no ver a Tatiana acostada, la resaca que debe tener. Voy al baño lavo mi cara y mis dientes, me debato entre bañarme primero o ir a la cocina y luego bañarme, me decido por la segunda opción.

Me quedo patitiesa al entrar a la cocina, no puedo creer lo que estoy viendo, lo de anoche pensé que era producto de la embriaguez, pero ahora ambos están sobrios.

Tatiana y Danilo están devorándose la boca, no sé dónde empieza uno y donde termina el otro. Veo que Tati hace el amago de separarse, entro en alerta y retrocedo cuidadosamente.

Me obligo ir al baño y no darle vueltas a lo que acabo de ver. Entro en el cuarto, Akira sigue durmiendo, agarro mi cambio de ropa en el closet y me voy al baño, dejo la puerta abierta por si la morena despierta. Me desnudo, me meto bajo el agua y rememoro la noche de ayer; me siento inmensamente feliz, ni en un millón de años pensé que eso llegase a pasar, pero pasó.

No conocía esa picardía que en mí floreció ayer, frotó de mi cuerpo, aún no lo creo. Viéndolo de otro punto de vista, esas son las cosas que ocasiona Dimitri en mí, sólo él puede crear ese huracán en mi estómago, sólo él ha llegado a descubrir lo que se esconde en mí, cosas que yo desconocía.

Escucho algunos ruidos provenientes del cuarto, debe ser Tatiana que regresó de la cocina.

Cierro la ducha, me seco y me visto. Esta ropa no es para nada sexy aunque sinceramente no me importa, Dim me ha demostrado que eso no lo es todo. Cuando salgo del baño me encuentro con Akira consolando a Tatiana que llora a moco suelto. No me gusta ver a ninguno de mis dos amigos sufrir, entre ellos hay tanta pasión, tanta química que ayer se desbordó.




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