Judith
Luego de segundos en silencio procesando lo que acaba de decir miro sus ojos, Adrien solo está sonriendo, aveces pienso que juega conmigo, ni siquiera responde una pregunta con seriedad y claro, ¿cómo iba a hacerlo si miente siempre que habla?
—No voy a dormir contigo —dejo claro una vez más —acordamos que sería un matrimonio falso, un contrato —él sigue mirando mis ojos.
—Y será así, pero los empleados deben creer que dormimos juntos Judith
—Es una locura y no dormiré aquí Adrien —él solo asiente
—¿Cómo se llama? —le miro confundida sin entender su pregunta
—¿Cómo?
—El hombre que amas, ese que te impide compartir una cama con otra persona —Adrien se acerca a mí y me tenso considerablemente —¿cómo se llama?
—No hay nadie —sonríe estudiándome con la mirada
—No me gustan las mentiras, además, no me engañas, sé que hay alguien así que
—Ese es mi problema, dejaste claro que podíamos ser infieles —lo desafío con la mirada y ríe.
—Dije que aceptaba que fueras infiel, pero no que me mintieras Judith, así que quiero el nombre de tu amante —él mira su reloj —y tienes un minuto para responderme, eso sí —mira mis ojos —sabré si mientes —aprieto mis dientes con fuerza perdida en sus ojos, ¿por qué le interesa? Dejo de mirarlo cuando sostener su mirada se me hace imposible.
—No estoy con nadie —repito ahora volviendo la mirada a sus ojos —y ahora iré a otra habitación, los empleados que digan lo que quieran Adrien —me doy la vuelta.
—Ten buena noche —escucho su voz y me detengo —eso sí, la noche de bodas será aquí —ruedo los ojos y rápido me alejo de ahí, ahora debo encontrar otra habitación y al encontrar una puerta entro por esta, me quedo quieta mirando el lugar y un nudo se forma en mi garganta, estoy casi segura de que es la habitación que compartía con Lía, las fotos me lo indican y camino hacia la cama, tomo asiento ahí y luego tomo una de las fotos en donde salen ambos, según Max su familia siempre ha odiado a Adrien porque este siempre ha tenido negocios sucios, respiro hondo y me pongo de pie dejando la foto donde mismo, debo buscar ya donde dormir, antes de salir de esa habitación vuelvo a mirarla, todo está limpio y organizado como si esperara paciente la llegada de Lía y pensar en eso llena mis ojos de lágrimas, quizás la culpa no deja dormir a Adrien y por eso mantiene las cosas de Lía intactas.
Luego de una larga noche salgo de la habitación, en esta casa no he podido dormir nada y cómo hacerlo si sé que a unos metros está alguien que puede hacerme daño en cualquier momento. Camino hacia el comedor escuchando las risas y las voces y cuando llego a este, todos hacen silencio.
—¿Dormiste bien? —la pregunta de Adrien llega y los niños ni me miran, tomo asiento en la primera silla que encuentro
—Bastante bien
—No lo parece —habla sin dejar de mirarme.
—Hola pequeños —miro a estos, pero solo me ignoran y supongo que ya su padre les habló sobre mí
—Niños —gruñe Adrien y ellos solo bufan
—Bienvenida a la casa Judith —habla Elise mirándome
—Tu estadía aquí será muy buena —dice su hermana —haremos lo posible porque te sientas bien —agrega y sus palabras solo suenan a algo malo.
—Cuídate —acaba el pequeño Leo y luego los tres se levantan, aunque Adrien los llama, ellos solo salen del comedor dejándonos solos.
—Dales tiempo —asiento ante las palabras de Adrien —¿piensas salir? —lo miro, él está mirando mi bolso.
—Debo recoger algunas cosas en mi casa —él asiente
—Aún tienes que responderme algo —me tenso
—Ya lo hice aunque usted me debe también una respuesta, no quedó claro cuando pregunté por qué tanto odio entre usted y los padres de Lía, solo dijo que sabía secretos, ¿de qué hablaba? —Adrien sonríe
—Sé que tienes buena relación con ellos —agradezco ahora que no me esté mirando al decir eso —pregúntale a Max cuando le veas —me tenso —de donde sale toda la riqueza de sus padres y por qué mis padres decidieron hacer negocios con el tuyo antes que con ellos —sigo mirándolo.
—No lo entiendo.
—Cuando me casé con Lía conocí de cerca a su familia, su empresa no es tan legal como dicen así que no quise hacer negocios nunca con ellos, de ahí el odio, hasta la propia Lía se puso en contra de ellos cuando supo todo.
—¿y sus negocios son legales Adrien? —suelto la pregunta y él entonces mira mis ojos
—No sé que decirte cuando crees saber la respuesta Judith —me pongo de pie —solo no te creas todo lo que te dicen —él deja de mirarme.
—Creo en las pruebas —digo mirándolo —estas no mienten, usted tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas debido a sus negocios y tiene socios ahora con la reputación un poco manchada —Adrien desayuna sin mirarme —pone a sus hijos en peligro cada día y se llena la boca hablando de los padres de Lía cuando esta murió bajo su cuidado —el golpe seco en la mesa calla mis palabras, algunas cosas se derraman en esta y veo como Adrien está tenso.
—A veces —él mira mis ojos —debemos convertirnos en monstruos para acabar con estos —añade sin dejar de mirarme —creo que apenas sabes la mitad de la historia Judith.
—Sé lo suficiente —digo y solo voy hacia la puerta y salgo de ahí, sé que he hablado demasiado, pero no podía contenerme, habla mal de la familia de Lía cuando ahora él hace esos negocios sucios de los que habla.
Al abrir la puerta de mi apartamento veo a Max ahí sentado en mi cama, este sonríe y me extiende una rosa roja, solo la tomo y me siento a su lado en silencio, decir que no son mis favoritas ahora no tiene ningún sentido.
—Primera noche ahí y pareces cansada —miro mis manos.
—Adrien jura que tus padres hacen negocios sucios en la empresa —Max me mira —y que tu familia lo odia porque cuando él lo supo le contó todo a Lía y esta se puso en contra de ustedes —Max ríe poniéndose de pie.
—¿Primera noche con él y ya crees sus cosas? —me mira horrorizado