Dulce castigo

Capítulo 15: Cometí un error

Adrien

Siento que he pasado la peor noche de mi vida y al salir de mi habitación creo que el día no será mejor, ni siquiera sé cómo Judith pudo atreverse a tanto, besar a Lion frente a mí hizo que la rabia me consumiera, sé que no estaba con todos sus sentidos, pero aun así ella le besó y lo peor, él le correspondió. Al salir de la casa respiro hondo al ver a Lion ahí jugando pelota con los niños, este cuando levanta la mirada hacia mí sonríe y rápido se acerca corriendo.

—¿Qué tal la noche de bodas hermano? —su estúpida sonrisa no me gusta

—En cuanto a lo sucedido ayer quiero que sepas que Judith estaba ebria y enfadada conmigo, por esa razón te besó —Lion sigue mirándome divertido.

—Dijo que todo era falso

—Estaba ebria —suspira y luego se inclina hacia mí.

—¿Por qué Judith? —cuestiona mirando atento mis ojos —sé que algo planeas Adrien y odio que confíes tan poco en mí —asiento.

—No te equivoques Lion, no confío nada en ti —él ríe —en cuanto a Judith

—Ella me explicará —dice y me tenso —nada de lo que digas me lo creo

—¿Por qué estás aquí Lion? —deja de mirarme —¿acaso necesitas dinero? —abro los brazos —La última vez que estuviste aquí te di trabajo y me robaste, si vienes a eso quiero que sepas que

—Supe que te casarías con Judith, tu amiga de la infancia —mira mis ojos —y justo ahí Adrien supe que algo planeabas porque Judith es muy amiga de la familia de Lía y tú y esa familia

—¿Qué quieres Lion? —sonríe y su sonrisa no me gusta.

—Quiero pasar tiempo con mi hermano y su interesante esposa —aprieto mis dientes

—¿Y si quiero que te vayas qué?

—Digamos que tengo unas interesantes fotos tuyas que vas a odiar —ríe —¿qué pensarán todos cuando te vean besando a la hermana de tu esposa? Sé que tenías algo con Dalila y tengo pruebas Adrien —sonríe —pero puedo dejar en secreto esas pruebas si me ayudas, debo algo de dinero y necesito por ahora un lugar donde estar —él se cruza de brazos mirando mis ojos.

—Lion puedo sacarte de aquí sin darte nada, no me gustan tus palabras y no me importa la gente —él sonríe

—¿Acaso te has visto Adrien? No puedes ni caminar —respiro hondo y me sujeto bien de la silla, luego con esfuerzo pongo mis pies en el suelo, Lion me mira algo confundido y haciendo de todas mis fuerzas logro ponerme de pie, Alfred comienza a acercarse al verme y mi hermano queda con la boca abierta, cuando estoy de pie frente a él sonrío mirando sus ojos.

—Si quieres dinero y mi ayuda —llevo una mano detrás de su cabeza y lo acerco más a mí —no lo pidas por las malas Lion porque de esa forma no sé hacer nada —mascullo sin dejar de mirarlo —te ayudaré porque eres mi hermano y porque quiero que lo más pronto posible te vayas de mi casa, lo que hagas con esas fotos me da igual, Judith ya sabe sobre eso —lo suelto y cuando mis piernas ya duelen y tiemblan me dejo caer en la silla, Lion me sigue mirando perplejo.

—Adrien

—Eso sí —miro sus ojos —mantente lejos de Judith, te conozco y si tan solo pones tus ojos sobre ella olvidaré que eres mi hermano —su mandíbula se tensa y muevo mi silla para entrar a la casa.

—¿Estás enamorado de ella? —su pregunta detiene mis movimientos —en el pasado lo estabas, ¿acaso ha vuelto ese sentimiento? —no respondo y muevo mi silla para entrar a la casa, maldigo en voz baja sabiendo que no debí hacer lo que hice, ya que ahora todo mi cuerpo duele y al entrar a mi habitación me quedo quieto al verla a ella sentada en mi cama, solo aprieto mis dientes mirándola.

—Creo que necesitamos hablar —dice Judith mirando mis ojos y asiento, solo que ahora no es el mejor momento.

—A Lion le gustan todas las chicas y en el pasado si no fue atrevido contigo fue porque yo no le dejé —ella sigue mirándome —le gustabas Judith, pero siempre le puse un límite, solo que ahora lo has besado, le has dicho que todo es mentira y

—Hablaré con él —ella baja la mirada y se nota que está avergonzada —solo que

—Lion no es bueno, que su sonrisa no te engañe —muevo mi silla

—Adrien aún no hemos terminado de hablar —escucho su voz, pero ni la miro al darle la espalda

—Ya yo no tengo nada que decirte —me alejo de ella saliendo de mi habitación y ahora la cabeza también me duele.

A veces el dolor me ayuda a no pensar, pero hoy sencillamente no está resultando, sigo intentando caminar en el gimnasio a pesar de que ya no logro sentir mis piernas y cuando mis brazos fallan termino cayendo al suelo, maldigo en voz alta golpeando mis piernas y luego paso las manos por mi rostro, maldito beso que vi entre ella y Lion y maldito beso que Judith y yo nos dimos, el cual, no ha dejado de estar en mi cabeza.

—No puedes hacer tanto esfuerzo Adrien —escucho la voz de Alfred que llega hasta a mí —sé que quieres caminar ya pero

—Cometí un error —digo mirando ahora mis manos —y le dije a Judith que sabía que Max era su amante —bufo —además de eso le dije que le demostraría que él no sirve para nada —miro a Alfred que ha acomodado mi silla.

—¿Y lo ves como un error? —se sonríe y luego comienza a ayudarme a volver a mi silla —cuando Judith se desencante de Max podría estar de tu lado Adrien —agrega una vez que me he sentado y él mira mis ojos.

—No sé si quiera eso —me mira confundido y luego sonríe alejándose unos pasos.

—Te gusta —dejo de mirarlo —se notó en el beso de la boda

—Me estoy volviendo loco Alfred —soy sincero —todo está mal

—Deberías ya decirle toda la verdad a Judith

—Lo haré cuando le demuestre quien es Max en verdad —lo miro y asiente.

—Tienes mil formas de demostrarlo —lo sé —¿qué harás? —quedo segundos pensativo, pero luego sonrío con una gran idea en mi mente, una que sé que a Judith no le va a gustar, pero también sé que funcionará.

—Esta misma noche lo haré —cuento decidido —y como lo haré, a Judith no le quedará nada de dudas —sonrío —puede que a mí me odie, pero créeme, luego de hoy haré que odie mil veces más a Max y que lo desprecie, después... después veré que hago.




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