Dulce Cuento Princesa

Capitulo 13- Hijos del Cielo

Narracion°

Sentada frente a la gran ventana, escucho los pasos de los niños.

-Hermana, Agatha se comprometió

-Hermana, Agatha estaba roja roja.

Alisa escucho a sus hermanas, y se rio un poco.

-...Le dio un collar de perlas muy hermoso...

-....Padre estaba muy contento...

Sus hermanas menores, hablaban sin cansarse.

-Es hora de dormir...

-Cuéntanos algo hermana- dijo la más pequeña.

-Les contare de los "Hijos del Cielo"

Alisa acomodo a sus hermanas en la cama.

-Erase una vez...

 

La mujer más sabia, se enfermó gravemente.

Los dioses la recompensaron por no solo enseñar a los jóvenes si no también a protegerlos con gran sabiduría en vida.

Como un capullo esta salió de su cuerpo humano, formando parte de los dioses como consejera.

Casándose con uno de los dioses.

Ella envió a su primogénito a la Tierra, para que aprendiera de los humanos, descendió del cielo, aprendió de ellos y se enamoró, despojándose de su poder para vivir con su pareja.

Los hijos de ella descendieron a la Tierra y al igual que su primogénito, se quedó con los humanos.

Los dioses preocupados, separaron a su ultima hija de ella, para que no fuera a la tierra, encerrándola en una profunda cueva lejos de su hija.

La joven diosa, heredera de una exquisita belleza y de igual sabiduría, engaño al árbol que la mantenía en lo alto de su copa para que no fuera a la Tierra.

Ella bajo y conoció a un príncipe, que se enamoró de ella.

Cuando intento acercarse al árbol que la protegía para volver a subir.

El príncipe la convenció de que conociera donde el vivía.

La joven diosa, conoció a mas humanos, enamorándose de ellos.

El príncipe la cortejo, enamorándola de él.

Los dioses lamentaron su destino, permitiendo que se encontrara con su madre, que la despidió y bendijo como a sus hermanos.

Volvió al lado de su marido, junto a los dioses.

Ella lo sabía.

Por eso era la consejera de los dioses...

Ella era muy sabia...

 

Alisa miro a sus hermanas profundamente dormidas.

Cuando estaba por pararse.

Entro una mujer caballero, con rastros de sangre en su armadura, la sirvienta en la sombra se acercó protegiendo a Alisa.

-PRINCESA- grito la guerrera, entregando una carta, con sus manos temblorosas.

Sus hermanas estaban frunciendo el ceño, y despertando poco a poco.

Alisa solo podía mirar esa carta con obvios rastros de sangre.

Por la ventana luces a la distancia.

 

GRACIAS POR LEER

NOS VEMOS PRONTO




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