El caer de las costumbres
Coraline era una persona que se esfuerza en lo que le importa. A ella la volvía loca la banda—en todos los sentidos posibles—pero aún así no faltaba a ningún ensayo grupal o reunión. Luego, en la escala de lo importante, estaban sus notas. Eran más buenas de lo que ella esperaba. No tenía ninguna inferior a 8,50. Asistía cada día a clases, sin importar la tormenta que se desatara. Muchos en Gahnder usaban el mal clima como excusa, pero Coraline lo usaba como una razón para asistir. La institución le parecía muy hermosa cuando lucía más solitaria.
Podríamos seguir con la lista pero sería innecesario. Los primeros dos puntos fueron los que flaquearon a partir de ese jueves en el que se declaró a Mae desaparecida, y esto le quitó el equilibrio al resto. Su amistad con Wren se vio afectada. Cuando Coraline tenía problemas solía encerrarse en sí misma hasta que, al final, recurría a él. Esa vez no sucedió así. Pasó una semana completa y Cora seguía evitando a Wren a toda costa.
El viernes de la semana siguiente a la desaparición de Mae se presentó en la escuela luego de haber faltado desde que la noticia salió a la luz. Muchos lo habían notado pero ninguno se atrevía a acercarse a preguntarle cómo se sentía, si necesitaba ayuda o lo que sea. Sin embargo cada uno de nosotros la vio diferente ese viernes. Coraline, como Mae, era muy femenina. Usaba ropa grande pero sin ninguna arruga, con colores claros, el cabello perfectamente peinado en una cola de caballo o suelto.
Ese día todo era un desastre.
La banda se juntaba los jueves de todas las semanas a ensayar. El día de la noticia, Coraline canceló el ensayo. El jueves siguiente no dijo nada. Callada, no se presentó, y sin ella poco podía hacer la banda. El día que por fin volvió a las clases llevaba un pantalón gris de deporte que para nada combinaba con la camiseta amarilla que tenía una mancha de chocolate en la espalda. Además su cabello rubio estaba despeinado, y el cat eye de su ojo izquierdo no era simétrico con el del otro ojo. La muchacha siempre cuidaba con mucho empeño cada detalle, por eso ese mismo viernes lucía como otra persona.
Por si fuera poco, llegó con quince minutos de retraso.
El profesor Hale le permitió entrar a la clase de todas formas. Él no era del todo estricto con sus alumnos cuando sabía que podían estar pasando un mal momento, lo que era evidente en la joven. Se veía cansada. Tenía esas grandes ojeras debajo de ambos ojos que la delataban. Se tambaleó hasta llegar a su pupitre, justo al lado de Dorothea.
Ya te he hablado de Dorothea, estoy seguro de eso. Puede ser que no la reconozcas ahora, pero fue quien habló por primera vez de Mae con Wren. En fin, otra integrante de la banda. Vocalista. Opuesta en muchos sentidos a Coraline, pero aún así se entendían más que bien.
—Te ves muy mal—fue lo primero que le dijo Dorothea al ver a su amiga—. Sabes que sigues viva, ¿verdad?
La muchacha con el septum y que, para todos, era considerada una persona muy inteligente, tampoco tenía idea de que Coraline y Mae tenían historia. Lo hago parecer como si nadie supiese nada, pero no es mi culpa que Madeleine Sharyn haya sepultado su amistad con Coraline sólo porque ella tuviera sus kilos de más.
—Mae...—susurró Coraline al tiempo que sacaba sus cuadernos.
Dorothea no esperó a que concluyera con su idea.
—Odio que esté desaparecida, no te lo voy a negar, y es una puta mierda que en pleno 2020 aún sigan sucediendo este tipo de cosas, pero creo que odio más ver a una amiga mía tan hermosa hacerse daño por esta situación—Dorothea acariciaba el hombro de Cora con delicadeza al tiempo que le acomodaba el cabello. El profesor Hale veía esto pero, por alguna razón, no dijo nada—. Vamos a encontrarla. Y a quien sea que la haya herido, también. Que no te quede duda de eso.
Coraline se echó hacia atrás para acomodar su pelo en la típica coleta alta que la caracterizaba, alejando así a Dorothea, quien observó a Hale en silencio.
—Ahora bien—prosiguió al cabo de un momento—, no quiero saber que te encierras en tu habitación, faltas a clases, pospones ensayos, solo para desaparecer. Si quieres puedes unirte a mí y al grupo que recorre cada tarde los alrededores en su búsqueda.
Un repentino silencio por parte de Cora le dio a la otra muchacha el tiempo para pensar con un poco más de paciencia.
—¿Por qué te sientes así?—preguntó al fin.
Alguien chistó para hacerlas callar, pero recibió como respuesta una mala mirada por parte de ambas. Aún había esa extraña regla del silencio que nadie procuraba romper aún. Los padres de Mae no iban a volver a la institución hasta la siguiente semana, por lo que parecía que el silencio se vería prolongado.
—Yo la odiaba, Dorothea—contestó Coraline, acortando el espacio que la separaba de su amiga, la cual comenzó a reírse.
Alguien más volvió a chistar.
—Te veo incapaz de odiar—dijo tras acomodarse el septum—. Eres el ser más puro y bueno que ha pisado la tierra, créeme.
Ese comentario habría hecho sonreír a Coraline si no fuese porque se sentía muy mal por dentro. Tomó un lápiz, abrió el libro de la clase y buscó las páginas que el profesor había anotado en la pizarra. Tras esto observó detenidamente los ejercicios hasta que se rindió y volvió a mirar a Dorothea.