Lo que nunca se dio, sucede finalmente
El detective se preocupó bastante por Wren, a decir verdad. Sé que en varias ocasiones se pasó por su cara para comprobar que estuviera vivo, no necesariamente bien, y que llegó a llevarle comida. Siempre le preguntaba a Cora por él. Quería asegurarse de que no estuviera solo. Si bien nunca le habló sobre su padre ni del proceso que estaban llevando a cabo, asumo que habrá sido para no perturbar al pobre muchacho. Lo habrá visto débil, algo trastornado y con pocas horas de sueño, como todos lo vimos esa temporada, y se habrá rehusado a aportar a la causa.
Cosa que entiendo y a la vez no.
En cualquier caso, en una de sus visitas le ofreció la oportunidad de tener una charla con su padre. Ya saben, algo así como un vis a vis. La fiscal consideró que podía darse sin ningún problema, así que llevarían a Byron (a quien finalmente trasladaron a Gunnhild) de nuevo a Gahnder para eso. El hombre había aceptado, solo necesitaban que Wren diera su sí.
Y por supuesto que eso hizo.
No sabía cómo sentirse al respecto. Quiero decir, ¿qué? ¿Es posible que tu padre sea un asesino y tu imagen de él no cambia? Cabe recalcar que no tenían un vínculo tan profundo. El pobre Wren creció con su madre, Bea, quien siempre fue de ese tipo de madres presentes dentro de la posibilidad que les ofrece su trabajo. Pero a pesar de ello, el hijo de Byron adoraba a Bea. Perderla lo marcó de por vida, y aunque le costó sanar, lo hizo. A pesar de ello, nunca logró sentir lo mismo con su padre. No sentía que lo conociera. No sentía siquiera que hubiera cariño entre ambos, más allá del que debían fingir tener por la relación padre e hijo que intentaban construir.
Pero lo cierto es que a Wren poco le importaba su padre. Lo que le aterraba era quedarse solo. El destino de su vida a partir de este terrible acto. Y, como un simple detalle extra, todo el tema de la pistola que tanto lo atormentó cuando Mae desapareció. ¿Por qué su padre tenía eso? ¿La utilizó? ¿Cómo era eso posible?
Mil preguntas giraban en la cabeza del pobre muchacho. Pareciera que la oportunidad que se le dio, lo desestabilizó de a poco aún más. Era lo contrario a lo que esperaba el detective, por lo que cuando se dio cuenta de esto le propuso cancelarlo. Pero Wren se negó.
—Necesito hablar con él—alegó, mostrando ese lado suyo que afloró de a poco.
Si bien siempre se trató de una persona sensible que demostraba serlo, esos días su imagen cambió. Wren parecía una piedra. Una que no podía cambiar su semblante serio y duro ni aunque lo intentara. Se le notaba la falta de horas de sueño. Hasta parecía que se tambaleaba cuando caminaba. Quería estar solo todo el tiempo. Que fuera a clases era algo bueno, pero también es cierto que era lo único que hacía. Claro está que abandonó la banda. Se lo dijo a Coraline, y cuando esto sucedió a su amiga se le cayó el alma a los pies.
—No... no puedes hacer eso, Wren. No puedes dejar la...
A lo que él respondió de la forma más tajante posible.
—No te atrevas a decirme que no puedo hacer lo que intentaste cuando Mae desapareció.
Por lo que, a pesar de todos los intentos de Cora, Wren estaba oficialmente fuera de eso.
Quería alejarse. Encerrarse. Sentía que necesitaba eso. Que todo era un constante caos en el que él estaba metido, luchando por encontrar una tranquilidad, un lugar en el que descansar por fin. Y, para eso, debía desprenderse de todo lo que le recordaba a su padre.
Por alguna razón, concluyó que la banda era una de esas cosas.
Le avisaron a Wren que su encuentro sería ese sábado, el mismo día que Coraline, Kelsey y yo planeábamos ir a Gunnhild. De nuevo, la rubia no sabía qué hacer. Si debía acompañar a su amigo o, por el contrario, venir con nosotros. Por eso se lo preguntó, diciéndole sin entrar en muchos detalles que queríamos volver a contactar con un viejo amigo de Mae. Y poco le importó a Wren esto. En realidad, le interesaba poco y nada todo lo que tuviera que ver con la desaparecida. El único centro en su cabeza era volver a la normalidad. Tener una, al menos. Y para eso, primero, debía enfrentarse a su padre. Quería hacerlo solo. No necesitaba a Coraline ahí para eso.
—Pero te prometí que no te dejaría solo—le dijo ella.
A lo que, de nuevo, él le respondió de la misma forma tajante.
—Yo te estoy pidiendo que lo hagas. Date cuenta.
Dicho y hecho, la actitud de Wren terminó sacando de quicio a su amiga así que ella se decidió a venir a Ghael incluso con ganas. Compramos los pasajes, arreglamos los horarios con Fletcher y parecía que estaba todo hecho. Hasta por mi lado no había problema, puesto que mamá se ofreció para hacerse cargo de Susie ese único día. Decía que la extrañaba, y necesitaba pasar tiempo con ella. Supuse que sería así, así que me tranquilizó la idea.
La semana avanzó con lentitud. Me atrevería a decir que el viernes llegó porque debía hacerlo, puesto que si fuera por otra cosa seguiría demorándose. Todos volvimos a nuestras casas, hicimos nuestra vida, y al día siguiente organizamos las cosas. Me refiero a mochilas y eso. Coraline fue a casa de Kelsey al atardecer. Arreglaron encontrarse un tiempo antes del viaje, solo porque tenían ganas.
Y, naturalmente, no me invitaron.