Dulce Disposicion

24: Cambiar lo inalterable

Cambiar lo inalterable

 

Toda mi vida he sentido que soy mil personas a la vez. En casa, con Susie, soy su hermano. Cuando están mamá y papá, soy el hijo mayor. Durante las clases, soy ese que se sienta siempre en el mismo lugar y que pocas veces llama la atención. En mi grupo de amigos, soy el escritor que siempre se aburre. En Internet, soy un ente anónimo. De todas estas formas se supone que sigo siendo yo, Gunner Dexter.

Pero ninguna de ellas incluye una alteración del tiempo.

Me conoces como la persona que escribió todo lo que llevas leído hasta ahora. Te conté una historia que fue real pero que yo ya no conozco. La única manera que tengo de entender qué sucedió, porqué Mae y Wren desaparecieron, es leyendo. Leyéndome. Este libro lo escribí y dejó de existir cuando alguien volvió el tiempo atrás para cambiar las cosas.

Todo lo que crees que sucedió, cambió. Coraline y Kelsey jamás volvieron a hablarse. Byron Hale nunca fue un sospechoso para la policía. Fletcher Joel Elmer no me contactó. Billy y Whitney tampoco tuvieron la oportunidad de contarme la historia de Jim y Billie.

Solo sé que sucedió porque lo escribí.

Justamente por eso, en este momento estoy de nuevo en Ghael con la esperanza de que Whitney Dixon, para quien soy un extraño, acceda a encontrarse conmigo en una de las plazas centrales de la enorme y desastrosa ciudad en la que vive. En mis recuerdos, yo tampoco tengo idea de quién es, pero mi otro yo, el Gunner que llegaste a conocer, la describió a la perfección en un primer encuentro que ahora no existe. Le expliqué a Whitney, como pude, que ya nos conocemos y a la vez no. Que necesito hablar con ella con urgencia.

¿Cómo mierda explico algo que ni yo entiendo? No lo sé, y me habría gustado saberlo para sonar más convincente ahora que estoy solo, a mitad del día, sentado en un banco de color amarillo. Estoy justo a mitad de la enorme plaza llena de árboles y familias que son ajenas a mi realidad. Ninguno de ellos podría entender lo que me sucede, y no lo digo desde la perspectiva narcisista que seguramente crees que tengo, sino porque todavía yo soy incapaz de explicar nada.

Estoy mirando a todos lados con la esperanza de ver a alguien que jamás conocí. Me desespera e inquieta sobremanera no tener ni la más pálida idea de qué voy a decirle. Tengo un bolso colgando de mi hombro derecho. En él guardo el cuaderno en el que escribí la historia de Mae Sharyn, cuando solo ella había desaparecido y me tocó descubrir que algo terrenal tenía que ver con todo.

El día que el mundo perdió el sentido también lo cambió. Me cambió.

Si pudiera volver el tiempo atrás, iría a ese momento. Haría lo que fuera para llegar a Wren y advertirle que no hiciera nada. Nunca llegué a conocerlo del todo, pero la historia que conté sobre él me hace sentirlo cercano.

¿Y si estoy perdiendo la razón? Encontré una historia que yo escribí como si fuera real, de la misma manera que Jim encontró el blog de Billie. Él decidió confiar, pero yo estoy lleno de dudas que no me dejan dormir por la noche. ¿Cómo sé que no estoy loco? ¿Cómo sé que esto es real? Solo quise creerlo porque la historia, mi historia, dejaba de ser escrita en el exacto momento en el que Wren vuelve el tiempo atrás.

Veo a lo lejos a una chica acercarse. Tiene lentes de sol, pero no puedo evitar pensar que se trata de Whitney. Su cabello castaño, liso y largo me desconcierta, pero vi fotos suyas y creí recordarla. Tiene que ser la persona que el Gunner del pasado describió. Debe ser ella.

Afortunadamente, se está acercando a mí. Cuando está a tan solo unos pasos, decide quitarse los lentes y entonces, al fin, puedo reconocerla.

Estoy seguro de que conoces la extrañes que te genera vivir un deja vu. Bueno, en el exacto segundo en el que Whitney Dixon se quedó de pie frente a mí, no solo sentí que ya la conocía, sino también que todo esto que estaba pasando, ya había ocurrido con anterioridad. Ella viniendo a hablar conmigo y yo, aterrado, temiendo que me tomara por loco.

—Disculpa, ¿no serás por casualidad Gunner Dexter?—me preguntó, y también reconocí la sorpresa en su expresión—. Dios mío, ¿no sientes que ya nos conocemos?

—Si supieras—resoplé, poniéndome de pie y saludándola con un abrazo—. Gracias por venir. Pocas personas tienen ganas de encontrarse con un extraño que dice que ya las conoce.

Para mi sorpresa, Whitney se tomó mi comentario con humor, devolviéndome una pequeña sonrisa.

—No te preocupes. Sé quién eres—me respondió—. Estuve leyendo la historia que me pasaste. Jim Fredicksen también me habló. Todo lo que escribiste volvió a suceder.

Su pequeño resumen me tomó por sorpresa hasta a mí. Eso quiere decir que Jim encontró otra vez el blog de Billie en su computadora, y contactó a Whitney. Entonces tiene sentido. Ella tiene una razón para creerme.

—¿Hablas en serio?—exclamé, tremendamente aliviado—. ¿Entonces todo lo que escribí sobre ustedes era cierto?

—Sí, Gunner. De alguna extraña forma, aunque nunca llegamos a conocernos, sabías quiénes éramos. No tiene ningún tipo de sentido ni explicación lógica, así que supongo que por eso accedí a venir.

Una parte de mí sentía que el camino que tenía en frente ya estaba listo, ahora solo me tocaba ver la forma más sencilla y ágil de recorrerlo. Busqué entre mis cosas el cuaderno. En cuanto lo tuve entre mis manos, le enseñé a Whitney la parte en la que nos encontrábamos por primera vez. Estoy seguro de que ella ya había leído todo eso, pero quería que lo tuviera en cuenta para entender lo que estaba por decirle.



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En el texto hay: secuestro, romance, desaparición

Editado: 18.07.2021

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