James:
— ¡feliz cumpleaños! —la exclamación de mi hermana es lo que me despierta de un respingo. Apenas abro los ojos percibo como se abalanza sobre mí y me abraza con fuerza —te amo, te amo... —repite mientras besa mi frente.
No rechazo su abrazo porque sé que a diferencia de mí, este es un día muy especial para ella. Amy me observa sonriente, con una sonrisa tan efusiva y genuina que logra apaciguar el mal humor que intentaba surgir en mi sistema. Sus azulejos resplandecen, achica sus ojos con entusiasmo y luego chilla antes de volver a abrazarme. La oprimo hacia mí y dejo un beso en la coronilla de su cabeza como respuesta a su felicitación.
Escucho como Axell y Elena entran por la puerta principal de la casa con rapidez para venir hacia nosotros.
— ¡feliz cumpleaños a mis hermosos hijos! —dice mamá en un tono de voz muy elevado al adentrarse al dormitorio. Se acuesta en la cama matrimonial con apuro y se aproxima para abrazarnos con vehemencia —los adoro tanto, son mi tesoro más preciado. —Besa mi mejilla sonoramente y repite la acción con su hija —no me sorprende que Amy se haya adelantado en venir. —Se ríe.
—Madrugué —responde la susodicha con gracia. Se aleja de mí y se levanta de la cómoda para ir a abrazar a Axell quien la esperaba con los brazos abiertos, él alza a Amy del suelo y la hace girar por unos segundos — ¡papá! ¡Basta! —grita entre carcajadas.
Siento los dedos de Elena acariciar cada una de mis facciones, la atisbo y pillo como me escanea con melancolía y ternura. No retiro la vista de su mirar porque me engancha, es la mujer de mi vida.
—Has crecido tanto —comenta con aflicción —mírate, eres todo un hombre —dice con orgullo —recuerda que todo lo que quiero para ti, es que seas feliz —expresa con severo cariño.
—Mamá siempre tan dulce —interviene Amy. La veo y noto como maldice entre dientes al sentirse mareada por las vueltas, tiene que sujetarse de una de las paredes para no trastabillar —gracias por marearme, papá.
—Cuando quieras —contesta él, burlándose de ella. Camina hacia mí y me tiende la mano para que la tome y de un impulso pueda sentarme. Sacude mi cabello con la palma de su mano como siempre ha hecho desde que tengo memoria —el tiempo pasa tan rápido. —Suspira —feliz día. —Sonríe y me abraza para luego sentarse sobre el colchón.
—Todos estamos muy emocionados por el día de hoy —comenta Elena, levantándose y acercándose hacia el ventanal para asomarse a través del —aunque me siento muy ofendida de que tu... —Se voltea para apuntarme con su dedo índice —no te hayas tomado la molestia de decirme que pudiste convertirte en lobo —declara recelosa —si no estuvieras cumpliendo año hoy, me atrevería a quitarme el zapato y lanzártelo por desconsiderado —anuncia, achicando sus ojos hacia mí —¡tuve que enterarme por Axell porque lo obligué a decirme!
—yo... —Me trabo porque me causa risa ver la pose llena de resignación en la que se encuentra —iba a decírtelo hoy.
Elena oprime sus labios y hace una mueca hasta que se ve en la obligación de dejar de fingir molestia. Une sus manos con regocijo y da unos leves saltos de la felicidad.
—Necesito verte en esa forma —dice sonriente.
—no se dominar el momento en que quiero convertirme, todavía sucede involuntariamente —le hago saber, levantándome de la cama y dirigiéndome hacia el closet para sacer una camiseta blanca, me la coloco e inhalo con profundidad.
—Es entendible, es recién tu transformación —emite Axell con relajo —ya tendrás tiempo para practicarlo.
Doy media vuelta y observo a mamá, la cual se halla viéndome con intriga y regocijo.
— ¿Qué? —cuestiono con simplicidad.
— ¡podrás encontrar a tu compañera! —Vocifera, como si estuviera dejando salir la bomba que retenía — ¿Quién será? ¡Esto es tan emocionante!
— ¡opino lo mismo! —se le une su hija.
Otra vez con la misma mierda. Observo a Axell y el me devuelve la mirada con complicidad, sube y baja sus cejas continuamente con picardía porque él ya sabe quién es esa persona unida inevitablemente hacia mí.
—Si —musito, desinteresándome en el tema pero, recordando lo que sucedió la noche anterior y la manera en la que inesperadamente entendí que Evelyn no es ignorante de lo que somos... Maldito embrollo.
Salgo de la habitación, dejando a mi hermana ser consentida por mis padres. Desde el baño puedo escuchar las gigantescas risotadas que suelta gracias a las cosquillas que ellos le ocasionan. Cepillo mis dientes y enjuago mi rostro, al terminar me seco con la toalla que se ubica en las repisas del baño. Me aproximo hacia la cocina y tomo una manzana de una cesta que se ubica sobre la isla. Me dedico a comerla mientras decido sentarme en uno de los bancos del mesón.
Me inundo de paciencia y me recuerdo que es solo este día donde tengo que ser más paciente con las personas cercanas a mí. Escucho como Elaine y Aiden se acercan a mi hogar mientras parlotean de lo mucho que comerán hoy en la reunión que nuestra familia nos realizará. Mi prima conversa animadamente con él hasta que llegan y abre la puerta de entrada con total confianza. Prontamente dan conmigo y la hija de Anabell corre hacia mí para darme un pequeño abrazo.