Dulce inocencia #2

Capítulo 17. Miradas lascivas

#NoALosLectoresFantasmas.

James:

El hecho der poseer un ADN de vampiro más elevado que el de licántropo me ha privado de muchas cosas y entre ellas están los sentimientos, las emociones, lo que al final del día nos hace ser humanos. Gracias a ello, las sensaciones que estoy experimentando actualmente me dejan fantaseando porque son nuevas, porque a pesar de no ser un santo y haber experimentado con diversas mujeres, ninguna había ocasionado que sintiera mi cuerpo arder por simplemente colocar mis labios sobre la rojiza, húmeda y carnosa boca de Evelyn. Agregándole información a este pequeño dato, tampoco había percibido tantas ganas de tocar a una fémina y hacerla agonizar entre el deseo.

La rubia es primeriza, eso ya lo sabemos y es por esa razón que no sabe qué hacer ni cómo mover sus labios, frustrándose por ese inconveniente. Oprimo mis ojos porque mi piel esta en llamas, siento un cosquilleo recorrerme entero junto a una calma instalarse en mis músculos. El suspiro entrecortado que sale de ella ensordece mis oídos y aquel sonido provoca que me incendie más.

Mi mano derecha deja su estrecha cintura para trasladarse hacia su nuca y tomarla con vehemencia. Aprisiono sus labios, acercándome más a ella aun cuando nuestros pechos ya se están palpando. Muerdo su labio inferior con lentitud, sintiéndome gustoso porque de inmediato me gano un jadeo de su parte. La mano que mantengo sobre su nalga la afinca más hacia mí, hacia mi vientre, específicamente sobre mi miembro, porque el simple roce contra la tela del pantalón de algodón me esta trastornando.

Abro mis ojos con lentitud solo para verla, para notar la manera en que tiene sus ojos cerrados y sus rizadas pestañas relucen con magnitud. Devoro la imagen que diviso, aguardo en mi mente el modo en que mantiene sus labios entreabiertos para respirar y muerdo mi labio inferior al ver que aun con ese aspecto cegado ante el deseo, se ve tierna, sutil.

Vuelvo a cerrar mis ojos cuando arremeto contra ella, cuando la beso con ganas, con fiereza. Muevo mis labios contra los suyos, sintiéndolos completamente, degustándolos. Su corazón se exalta, se desboca y aun cuando es tímida, no se queda atrás, se empeña en devolverme el beso con el mismo nivel de exigencia. Libero su nuca y con esa mano envuelvo su cintura, alzándola levemente para que se apoye con sus rodillas y quede a mi altura, así hace, inconscientemente realiza lo que quiero que haga. En esta posición queda más alta que yo, por lo que tengo que dejar de inclinar mi cabeza para poder seguir con este baile interminable.

Evelyn se apoya de mis hombros y luego, al tomar cierta confianza, desliza sus manos hacia mis brazos, acariciándome, elevando cada uno de mis vellos en el proceso. Mi respiración es discontinua y mi corazón martillea bruscamente en mi pecho. Ladeo mi rostro para profundizar el beso, para sentirla de otra manera. Con el mismo brazo que sostiene su cintura, hago presión para que baje, se siente. Gracias al movimiento, cae en horcajadas nuevamente y el contacto súbito que hace con mi miembro me hace alejar de ella para jadear roncamente.

—Ja-james —tartamudea Evelyn en medio de un gemido.

Sé que le pone nerviosa sentir aquella dureza justamente debajo de su intimidad, pero si supiera lo mucho que me pone esta posición, volviera a realizar tal acción. Me sorprendo y tengo que abrir mis ojos cuando, repentinamente, la rubia se mece sobre mí, excitándome a un nivel inimaginable. Entreabro mis labios para soltar un suspiro y frunzo el ceño, tensando mis músculos al sentirme agitado, sintiendo que el espacio del mono no es lo suficiente para mí.

No sé de donde ha sacado la valentía para rozarse contra mí; sin embargo, no lo cuestiono porque me ha encantado.

Me besa, esta vez une sus labios con los míos al mismo tiempo que coloca sus manos en mi nuca para que el movimiento entre nuestras bocas sea con profundidad. Sus pulgares acarician mis mejillas, haciéndome cerrar los párpados. Dejo caer mis manos sobre sus muslos y las deslizo, de arriba hacia abajo, ocasionando que su piel se erice y su cuerpo de un pequeño respingo por la sensación. Aprieto su suave y tersa piel mientras deslizo la punta de mi lengua por su labio inferior. Se estremece, sus pezones se irguen y quedan apuntando hacia mí.

Introduzco mi lengua en su cavidad bucal y apenas hace contacto con la suya, aquella época de calor me asegura que no podré mantenerme alejado de esto, sencillamente porque alucinante es. Una de mis manos se cola por debajo de la franelilla del pijama que carga puesto y reposa sobre la piel de su cintura, acariciando su abdomen. La rubia detiene mis movimientos cuando se balancea nuevamente, oprimiendo mi pene en el intento. Me alejo de su boca porque el calor que percibo me esta rebasando.

Evelyn se asusta cuando se da cuenta que me he alejado luego de su acción. Sus cristalinos azulejos con esas pupilas dilatadas me observan con preocupación y nerviosismo, desliza su mirada hacia mis labios y percibo como se alborota al verlos.

—yo... —Inhala pausadamente —lo siento.

Elevo la comisura izquierda de mis labios y la diviso con intensidad, encarcelándola con mi atisbo. Ella traga saliva y vuelve a acariciar mi barbilla con sus pulgares.

—Solo, mira como me pones —digo en un tono ronco, ahogado por el deseo. La tomo por la cintura y la alzo, para que de este modo pueda divisar hacia abajo y notar lo mismo que yo —mira lo excitado que me tienes. —Su cuerpo vibra al escuchar tal comentario. Sus mejillas estallan con aquel rubor —duele —anuncio, refiriéndome al constante roce contra la tela del mono.




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