Dulce inocencia #2

Capítulo 19. Pres síntomas de la época

James:

Todos se mantienen en silencio y el aura de la situación se intensifica tanto que me hace sentir asfixiado. Entreabro mis labios para soltar una entrecortada exhalación y doy un paso, sintiendo un nuevo sentimiento desarrollarse en mi interior. Dicha emoción es la desesperación, una clase de preocupación que nunca había sentido. Jadeo y corro hacia aquel exánime cuerpo. Mi garganta quema cuando la tomo entre mis brazos y mi antebrazo se empapa de la sangre que sale de su cuello. Intento exhalar pero lo que se hace escuchar es un fuerte gruñido que aguarda diversas sensaciones.

Frunzo el ceño al apartar aquel rubio cabello de su rostro y darme cuenta que no es ella, no es la rubia. El alivio cae como un balde de agua helada, me relajo, me sosiego y lentamente aquel martirio que estaba comenzando a vivir logra desaparecer. Reparo en su ropa y ahora es que caigo en cuenta que no es la vestimenta que Evelyn vestía el día de hoy. La fémina que sujeto esta enfundada con un suéter rosado y un pantalón blanco.

Me volteo con ella en mis brazos para observar a mi familia entera, la cual me observa precisamente a mí y no a la chica que agarro. Sus miradas son confundidas, extrañadas de mi actitud y cuando atisbo a mi hermana, noto que me escudriña como si hubiese perdido la cabeza al mismo tiempo que soba su pecho con su mano derecha como si un gran pesar le hubiese molestado. Axell y Aiden me atisban con una pequeña sonrisa en sus labios, cosa que me hace estresar.

Rachele es la primera en acercarse a mí y examinar a la mujer en mis brazos. Observo lo que realiza y trago saliva cuando aparta el cabello empapado de sangre de su cuello para divisar dos agujeros que yacen en su piel. Mis luceros arden y sé que mis ojos se hallan completamente negros por las ansias de consumir que vuelven a atacarme. Me agazapo y dejo a la fémina en el suelo con delicadeza para luego, alejarme de este sitio a toda velocidad.

Mientras corro en pleno bosque para acercarme a la civilización, el sol termina por ocultarse, dándole paso a la luna la cual ilumina levemente mi camino. Al llegar al pueblo, desciendo mi velocidad, sintiendo como mi corazón late desbocadamente. Necesito encontrarla, observarla y quitarme la idea de que ella pudo ser la chica que acabo de encontrar. Una sensación amarga se instala en mi pecho el evocar la forma en que me sentí al ver esa melena rubia y oler aquella afamada esencia de vainilla. Me despisté tanto al notar esas dos características que no me fijé que no era Evelyn por otros rasgos.

Camino con apuro ya que no puedo correr con mi rapidez porque personas que no pertenecen a la manada yacen caminando por estos lares. A medida que deambulo por la avenida, prosigo a limpiar la sangre de mis brazos con la camiseta que cargo puesta. Acelero un poco mis pasos en dirección al único bar del pueblo.

Mientras me aproximo al local, voy escuchando el bullicio que se ubica en el interior del establecimiento. La música retumba en mis oídos aun cuando siquiera he entrado. Me encamino hacia la parte trasera del local y justo cuando llego, la rubia sale con una bolsa de basura para colocarla en el basurero. Ella está bien, está a salvo. Mi respiración se profundiza mientras llego hacia su cuerpo con rapidez, causándole un susto tremendo cuando la tomo por su cintura y pego su espalda a mi pecho.

- ¡James! -chilla con nerviosismo, luego de dar un respingo.

La volteo y cuando sus ojos dan con los míos, siento que por fin puedo respirar. Oteo su cuello y exhalo cuando no encuentro señales de una recién mordida. La desesperación que sentía se desvanece y la ansiedad de encontrarla solo se intensifica sin sentido alguno.

Siento mis ojos arder para volver a su color usual y cuando eso sucede, puedo notar como ella se pacifica. Coloco mis manos en su cara, acunando su rostro mientras mis ojos no dejan de recorrerla una y otra vez con apuro. Sus azulejos me abrazan, me calman, me tranquilizan mágicamente. Muerdo mi labio inferior al pensar que si eso sentí solo con el susto de pensar que ella estaba fallecida, ¿cómo sería si eso en realidad sucediera?... Yo moriría, el dolor sería catastrófico y lo percibiría sin importar el hecho de que al ser vampiro se me imposibilita sentir.

- ¿Qué sucede? -cuestiona en un tono bajo, débil. Eleva sus brazos y posiciona sus manos sobre mis hombros.

Diviso sus carnosos y rojizos labios a causa de una pintura aplicada, con ese tono vinotinto en su boca no parece una pequeña niña como siempre aparenta ser. Subo mi mirar y al dar con sus ojos, sonrío ladeadamente al notar que su ojeada esta enganchada en mis labios. Maldición, no puedo explicar la paz que me ocasiona saber que está viva y que la persona que encontramos no era ella. Sujeto un mechón de su cabello y lo deslizo por detrás de su oreja derecha, pensando que este color amarillento es similar al de aquella fémina... todo fue tan preciso, como si ese susto que me dieron fuera sido apropósito.

Me toma de sorpresa la acción que toma Evelyn precipitadamente, se eleva de puntillas y posa sus labios sobre los míos con la intención de alejarse luego de ese minucioso tacto. Aquel casto beso me incendia, me desenfrena, agita más mi corazón y es por ello que no puedo evitar que se aleje. Desvío mis manos hacia su nuca y la acerco hacia mí, colisionando nuestros labios de una manera inefable y haciendo que cierre mis ojos por la cantidad de sensaciones que me arrebatan el aliento.




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