Dulce inocencia #2

Capítulo 20. Tranquilidad antes de la tormenta

James:

Todo el día de hoy se ha basado en conversaciones con mi padre junto a Chase acerca de por qué aquella chica fue asesinada y luego de no llegar a alguna conclusión concisa, fuimos al entierro de la fémina que resultó ser la hija de una pareja muy conocida en el pueblo. Luego de ese pesaroso momento, fui a mi casa con Axell y tuvimos aquella discusión pendiente sobre Brianna, la cual fue encontrada por él hace tiempo en mi casa. Dichosa charla no fue muy amena, él estaba estresado y me espetó que si la veía de nuevo, yo iba a responder por ella, no le contesté porque entendía que si abría mi boca para soltar mi opinión, su humor iba a empeorar, por lo que me quedé callado.

Pensé que iba a poder descansar después de la visita de mi padre; no obstante, él se fue para darle paso a una insistente y curiosa Amy.

— ¿Por qué no quieres decirme? Sé que ustedes se traen algo entre manos. Sé que tú le has gustado a ella desde que te conoció, pero, siento que algo cambió —manifiesta, sentada a horcajadas sobre mi abdomen y pinchando mi pecho con sus uñas.

—Amy, quiero descansar. Dentro de un rato tengo que ir a marcar territorio —le informo, intentando quitarla de mi cuerpo.

— ¡no! —se aferra a mi cuando procuro apartarla.

—no pasa nada entre tu amiga y yo —respondo con simpleza, levantándome del sillón de dos piezas.

Mi hermana se baja de mi regazo y se hace a un lado cuando me levanto para caminar hacia la cocina. Ella me persigue y vigila con intensidad cada uno de los movimientos que ejerzo para buscar un vaso y llenarlo de agua.

— ¿sabes por qué lo pregunto? —interroga, sentándose en uno de los bancos del mesón.

—no.

—porque ayer, cuando encontramos a la chica de cabello rubio desangrándose sobre la grama, lo sentí. Percibí por primera vez en la vida tus sentimientos, ellos me sobrecogieron, me asfixiaron, la ansiedad y la preocupación que adquirí de ti fue un martirio —anuncia con seriedad y eso si me hace tensar — ¿Por qué te preocupaste? ¿Por qué sentiste? ¿Por qué te asustó tanto pensar que esa chica podía ser Evelyn? —Suelta esas preguntas, frunciendo el ceño —luego, la dejaste y te fuiste corriendo, ¿no pensaste que te iba a seguir? Porque lo hice, luego de unos minutos te perseguí y llegué a ese bar justo cuando entraste con mi amiga por la puerta trasera.

Mierda.

—No percibí tu aroma —declaro, extrañándome por esa razón.

—porque estaba retirada del bar y cuando me detuve en ese punto lejano, estabas entrando y hasta a mí me confundió la cantidad de olores que habían adentro.

Asiento lentamente y dejo el vaso en el fregadero. Me encamino hacia la isla de la cocina y me siento en frente de mi hermana.

—Bien —mascullo, encontrándome en una encrucijada —Evelyn es mi compañera —aclaro en un tono neutro, sin darle importancia al asunto.

El rostro de Amy se descoloca y los gestos que realiza por la impresión ocasionan que eleve las comisuras de mis labios. Suelta un chillido que perfora mis tímpanos y luego se baja del banco de un salto para comenzar a dar vueltas por la estancia.

— ¡¿Qué?! —Exclama, deteniéndose para mirarme con los ojos muy abiertos — ¡dios mío! —Vuelve a chillar, esta vez con una inmensa sonrisa formándose en su boca — ¡maldición! ¡Que emoción! —Grita antes de darle la vuelta a la isla para abalanzarse sobre mí — ¡es tu mate!

—Uhum —murmuro sin ánimos, sintiéndome asfixiado por su fuerte abrazo.

— ¿no te emociona? ¿Evelyn no te gusta? Ella es bellísima —Se aparta de mí para divisarme con confusión.

—no puedo acostumbrarme a la idea de tenerla como algo más que tu amiga. —Aprieto mis labios con estrés —pero aunque no la quiera a mi lado, mi parte lobuna me doblega y causa que instintivamente la acepte. Odio ese conflicto en mi interior. Toda mi vida ha transcurrido con la carencia de emociones y ahora que comienzo a percibirlas, me disgusta.

—oh hermanito pero, te acostumbrarás. ¿No te resultan interesantes las emociones que estas descubriendo? —Alza sus cejas —vas a vivir, sentir y eso es lo primordial de esta vida —comenta, viéndome con los ojos iluminados —y aunque te cueste, sabes que no puedes ser tan crudo con ella —al oírla, quedo cabizbajo porque precisamente no he sido un agradable individuo con ella —James... —me nombra con enfado — ¿te gustaría que Jacob me trate como tú la tratas a ella?

—yo... —Alzo mi rostro para observarla.

—exacto. Aunque tú no sientas del todo, ella sí y su estabilidad emocional depende mucho de ti por el lazo invisible que los une. Ella puede ser humana pero por el simple hecho de que esta entrelazada con un ser sobrenatural cambia todo y lo que ella siente se multiplica inimaginablemente.

Ruedo los ojos con cansancio y me dirijo de regreso al mueble de la sala, me siento y reposo la nuca del espaldar. Cierro los ojos mientras mi hermana continua reprendiéndome con su hablar.




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