Dulce inocencia #2

Capítulo 22. Pequeños sentimientos

James:

Mi corazón estalla cuando poso mis labios sobre los de ella, el sentimiento que me arrebata el aliento es tan demandante e intenso que retengo la respiración por unos segundos para luego dejarla salir entrecortadamente. Me alejo de la rubia levemente aun con mis manos sobre su rostro y abro mis parpados para observarla. Sus ojos me divisan con vehemencia, con un sentimiento tan fuerte que trago saliva lentamente, aquel intenso azulejo me arropa completamente y me hace sentir tan adentrado a el que no puedo apartar la mirada.

Pensé que al tocarla en esta época actuaría como un verdadero animal y la besaría sin alguna clase de dominio, sin embargo, estaba equivocado porque realmente quiero disfrutar esto, anhelo tocarla con suavidad y ver lentamente cada uno de sus gestos desarmándose.

Cierro mis parpados unos segundos porque su aroma me descoloca, me hace sentir en una esponjosa nube, disfrutando amenamente el momento... Huele tan exquisito, tan atrayente y placentero que no puedo evitar soltar un pequeño jadeo. La observo nuevamente y la hallo atisbando mis labios como si fueran su mundo, al darse cuenta que la estoy observando, sus ojos dan con los míos y pareciera que algo resplandeciera en ellos por lo mucho que brillan.

Una gran cantidad de sensaciones recorren mi piel de un modo deleitante cuando la rubia coloca sus manos sobre mi pecho para sostenerse y aproximarse un poco a mi boca, como si no pudiera evitar las ganas que tiene de besarme. Posiciono la mano izquierda sobre su pequeña cintura y la derecha dejo que tome su nuca con firmeza para acercarla a mí y sentir sus labios. Vuelvo a cerrar mis parpados, sintiendo que me embeleso cuando la beso. Su rojiza boca me cautiva y me vuelve loco la forma tímida en la que se desenvuelve.

Mi piel quema cuando desliza la palma de sus manos sobre mi pecho, subiendo y bajando lentamente, acariciándome y ocasionando que mis vellos se eleven. Alejo la mano de su nuca y la ubico en su cintura para alzarla y que se siente a horcajadas sobre mí. Dejo de besarla cuando se sienta sobre mi vientre, específicamente sobre mi miembro y me calienta más de lo normal. La excitación me está asfixiando y es gracias a ello que me desespero, porque no encuentro una forma rápida de aliviar el pálpito que percibo en mi intimidad.

Aprieto mi agarre en su cintura por lo que me ha hecho sentir y muerdo mi labio inferior para no enloquecer, no quiero hacerle daño. Evelyn aleja una de sus manos de mi pecho y cuando la observo con los ojos entrecerrados, siento inmediatamente su pulgar sobre mi boca para que deje de morderme el labio. Sus pupilas yacen dilatadas y aun cuando logra su cometido, no aleja su dedo, de lo contrario, acaricia mi boca con una suavidad desgarradora. Entreabro mis labios y exhalo porque casi me hace respingar su inesperada acción.

Me regala una pequeña sonrisa, una teñida de inocencia pero en el fondo, esta complacida por la travesura que acaba de realizar. Retira su pulgar de mi boca y lo coloca sobre la curva de mi cuello para dejar pequeñas carantoñas que me encienden desmedidamente. Me entretiene la forma en que parece tan decidida en acariciarme con mera dedicación, como si no le molestara durar horas en ello.

Coloco mi mano izquierda sobre sus piernas y la otra mano se encarga de adentrarse en su camiseta y palpar la piel de su abdomen. La rubia da un respingo y ocasiona nuevamente que mi miembro se sienta oprimido. Maldición. Toco su costado derecho, cautivándome la suavidad de su piel y sonriendo ladeadamente porque su cuerpo se eriza ante mi toque. Subo mi mano y palpo el sostén que utiliza para luego dejar trazos sobre el valle de sus senos. La rubia se encorva y suelta un pequeño jadeo mientras continuo tocándola.

Me acerco a su rostro y la beso con desesperación, sintiendo que no puedo más, que no puedo soportar lo que esta época está provocándome. Son demasiadas sensaciones nuevas que nunca había experimentado ni de cerca. Ninguna chica me había hecho sentir de esta manera tan fascinante y es por esa razón que siento mi corazón estallar por el simple tacto que ella me brinda. Introduzco mi lengua en su cavidad bucal y cuando hace contacto con la suya, mi mente se nubla y pierdo el control de todo. Evelyn acuna mi rostro y se apoya de sus rodillas para que pueda estar un poco más alta que yo, de esta manera puede besarme con más comodidad. Nos damos un segundo para respirar y sencillamente no puedo explicar cuál respiración está peor.

No puedo dejar de besarla y es por ello que antes de hacerlo, muerdo de su labio inferior y lo chupo con todas las ansias que tenía resguardadas, lo saboreo y mantengo esa sensación en mi mente para no olvidarla. Dejo salir un pequeño gruñido porque sé que la rubia está excitada y lo confirmo al percibir el olor de su humedad. Enloqueceré. El aroma magnético de su cuerpo entremezclado con la de aquella otra esencia, me está haciendo perder la cabeza.

Presiento que esto se convertirá en una de mis adicciones porque la forma en que me hace sentir es alucinante. Desde que percibí su aroma al transformarme en lobo por primera vez supe que sería muy difícil resistirme a esa clase de olor y por ese motivo, me disgustaba la idea de percibirlo porque no podía permanecer alejado de la rubia; sin embargo, aquel disgusto pasó a ser una fascinación poco creíble y es que en realidad, tenerla tan cerca, teniendo tan aproximado esa fuente de aromas, es cautivante.




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