Dulce inocencia #2

Capítulo 28. Disgustos

James:

Salgo de mi dormitorio con un punzante dolor de cabeza y una sensación extraña en mi pecho. Mantengo tantos asuntos circulando por mi mente que siento que en cualquier momento estallaré, además, todo empeora al saber que otro inconveniente se ha agregado a la lista por lo que Brianna le mandó a la rubia.

¿Cómo le explico a Evelyn que realmente la pelinegra no significa absolutamente nada para mí? ella simplemente es una pieza importante del puzzle jugado.

Hay problemas en la manada, claro que las hay y más aun con las últimas dos muertes que se han registrado en nuestro territorio. Seguramente Axell venia para informarme acerca del velorio de las dos chicas y comentarme quienes eran sus padres.

Hago una mueca de disgusto y me siento en el mueble individual de la sala. Desde mi lugar puedo oír la pesada respiración de Evelyn y es ahora donde me doy cuenta que fui demasiado brusco con ella, la traté con crudeza y no lo merecía, solo estaba buscando respuestas a sus lógicas preguntas. Maldición, odio que sea tan blandengue pero más detesto ser tan áspero con mis actos y palabras.

Escucho a la rubia caminar por el pasillo y luego dirigirse hacia donde me ubico para intentar seguir de largo y aproximarse a la puerta de entrada con un semblante severo. Frunzo el ceño y me levanto para tomar su antebrazo derecho e impedir que continúe su andar.

— ¿para dónde vas? —cuestiono con el tono enronquecido.

Evelyn se voltea y me sorprendo porque es primera vez que la veo enojada. Su ceño se halla arrugado, sus labios apretados y sus ojos con un brillo rabioso que no pasan desapercibidos. Aunque lo intenta y procura lucir furiosa con su cólera, falla rotundamente porque estoy a segundos de sonreír por lo tierna que esos gestos la hacen lucir.

—Suéltame —ordena sin tartamudear; sin embargo, no cumplo su instrucción —James... —me advierte, apretando más sus labios. No puedo evitarlo y sonrío levemente al verla retener el palabrerío que quiere escupirme. Evelyn deja salir una exhalación por sus labios y luego toma una bocanada de aire como si estuviera llenándose de valor —estoy cansada de esto, ¿bien? —Alza sus cejas para hacerme entender —no quiero estar aquí, no quiero tenerte cerca —espeta, ocasionando que mi sonrisa cese —tiendes a tratar mal a las personas cuando quieres y luego buscarlas como si nada hubiese pasado, estoy harta.

>>toda mi vida he pasado por eso pero no podía evitarlo porque ese tipo de tratos venían de mi familia pero ahora, puedo librarme de ello si así lo quiero.

—Entiendo que estés molesta —digo con cierta cautela porque realmente esta alterada, su respiración irregular me lo indica —pero no te vayas, quédate enojada en mi casa. Así me permites explicarte lo que sucede.

Evelyn se mantiene en silencio unos segundos, mirándome directamente a los ojos y dejándome leerla como un libro abierto. Esta llenas de dudas y contradicciones pero lo que me deja algo tenso es ver que realmente la herí con lo que dije. Y es que, si ella me hubiese hecho lo que le hice, ya hubiera perdido la cabeza.

—Me explicas y me voy —dice finalmente pero, sin la misma firmeza con la que hablaba anteriormente. Su vigor esta trastabillándose.

Intento llenarme de paciencia porque con las punzadas y el lio que tengo en mi cabeza, no estoy muy cuerdo para estar insistiendo en que se quede. Si mi parte vampírica reinara en estos momentos, simplemente hubiese dejado que se fuera.

—Bien —mascullo, soltando su brazo y sentándome en el mueble en el que me encontraba.

La rubia se sienta en el asiento de dos piezas frente a mí y une sus manos sobre su regazo. Es algo cómico verla fingir valentía cuando realmente su corazón la delata por lo agitado que esta. Antes de hablar, deslizo mi vistazo por su cuerpo y me siento gustoso de que este usando mi ropa aun cuando pensaba irse y prácticamente no volverme a ver... Cosa que no iba a suceder. Vuelvo a posar mi mirada en su rostro y noto que ese escaneo la ha inquietado, el nerviosismo se está volviendo a adueñar de ella.

—Realmente no sé por dónde comenzar —emito en medio de un suspiro —pero lo que me escuchaste decir no es cierto, sé que sonó duro —aclaro en un tono neutro.

— ¿Por qué tuviste que decirlo, entonces? —Se remueve en su sitio porque le incomoda que en ninguno momento aparte mi mirada de su cara.

— ¿sabes cuantas muertes han habido estos últimos días? —cuestiono, ladeando levemente mi rostro.

Su rostro se desencaja y se llena de cierto temor.

— ¿han habido muertes? —pregunta con sorpresa y desasosiego.

—sí, específicamente tres. Todas mujeres y físicamente parecidas a ti —le hago entender, exaltándola —no sé quién es el responsable pero todas han sido asesinadas al ser mordidas por un vampiro —manifiesto con cierto estrés —solo hay dos clanes de vampiros cerca de esta manada y usualmente hemos tenido problemas con la de Brianna. —Tomo una inhalación mientras la rubia me divisa con atención —lo que te sucedió esta madrugada fue planeado y al no saber quién es el responsable hay que ser cuidadosos.




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