Dulce inocencia #2

Capítulo 36. Totalmente tuyo

Dedicado a: Cheli S 

Gracias por tus comentarios, linda.

James:

Aun en la inconsciencia, siento como los rayos del sol que entran por la ventana impactan con mis parpados, haciéndome espabilar cada vez más. Me extraño rápidamente cuando un fuerte aroma llega a mis fosas nasales y me hace estremecer de inmediato, mi piel se eriza y mi corazón bombea con más intensidad. El adormecimiento todavía yace ahí y me impide despertar para revisarme y chequear que me he convertido en lobo sobre la cama. Maldición. Mi cuerpo se llena de calma y mi piel cosquillea placenteramente cuando el aroma de la rubia está ahí, cuando percibo esa estupenda esencia que no olía desde que la época del celo terminó.

Realizo una mueca inconscientemente porque tengo un fuerte dolor de cabeza por lo mucho que bebí la noche anterior, siquiera recuerdo exactamente lo que pasó, lo único que ayuda son los montones de flashes que van alumbrándose en mi mente para hacerme evocar lo que transcurrió.

Me remuevo cuando el sonido de la rubia gimiendo llega a mi mente y eso me hace exaltar considerablemente. Me agito más cuando la imagen de ella moviéndose sobre mí me hace caer en cuenta de lo que sucedió. A medida de los segundos voy rememorando, voy recordando el modo en que le bailó a mi primo y lo mucho que me enfureció ese acto de su parte. Mis sienes palpan adoloridamente a medida que todo se va aclarando. Me sorprendo cuando noto que le dije a Evelyn que la quería y luego de eso todo se encendió entre nosotros.

Joder.

Mis ojos se abren por arte de magia cuando recuerdo lo último que sucedió antes de que quedara inconsciente. Me siento sobresaltado, con la respiración agitada y sintiendo como algo en mi pecho se tensa y me hace jadear. Entreabro mi boca, atónito, estupefacto por el hecho de que no me convertí involuntariamente en licántropo y aun así el aroma de la rubia está ahí. Me voy sofocando cuando caigo en cuenta de que ese vacío que se había apoderado de mi corazón no está, ese hoyo ennegrecido que me imposibilitaba sentir ha desaparecido y son tantas emociones que estoy percibiendo que me hacen sentir asfixiado.

¿Qué he hecho?

Mi visión se nubla por unos segundos y me percato del sudor frio que comienza a aparecer en mi frente y mis manos. La he marcado, lo hice instintivamente y gracias a ello ha traído todo esto. Observo mi cuerpo y reparo en mi desnudes, volteo mi cabeza con apuro y doy con el de la rubia, sin alguna prenda alguna que la cubra mientras duerme como si no hubiera mañana. Tomo una gran inhalación porque ese hormigueo en mi corazón, esa presión que me enloquece cuando la veo está ahí, multiplicada por mil, haciéndome sentir desbocado por lo que percibo.

Verla y sentir todos estos sentimientos agigantados por ella me hace perder el aliento. Estoy anonadado aunque por dentro este enloqueciendo por lo que está pasando.

Quiero bailar para ti...

Esas palabras con la vocecita de la rubia se taladran en mi cabeza junto con aquellos movimientos lascivos que realizó solo para mí. Me desconcierto por unos segundos porque otros recuerdos me van llegando de apoco y maldición, ojala todo lo que pasó anoche hubiesen ocurrido sin estar tan ebrio.

Me acerco un poco hacia ella y tomo con cautela el cabello que cubre la parte derecha de su cuello. Muerdo mi labio cuando la rubia se remueve e intento ser más cuidadoso. Me sorprendo cuando veo la marca de mis dientes en su suave piel, la herida está recién realizada, no se selló como cuando mordí su muñeca por primera vez. La marca esta de un color violáceo y es gracias a ella que una puntada adolorida arremete contra mi pecho al evocar el modo en que me golpeaba en el pecho para que me alejara a causa del dolor que le estaba provocando. El pacto que firmamos fue tan grande y exigente que ambos caímos desmayados y ahora es que veo por qué.

Aquel lazo que nos une se ha incrementado desmedidamente y es por ello que me ha otorgado el poder de percibir su aroma y sentir mis emociones junto con las de ella.

Diviso el rostro de Evelyn y me sobresalto cuando veo aquellos azulados ojos observarme con confusión, estaba tan centrado viendo la marca que no me fijé que ya se había despertado. Su mirar me cautiva y prácticamente no parpadeo mientras la diviso. Si, siento como aquel hilo que se sostiene entre nuestros corazones se tensa y hace que sienta una ansiedad horrible de acercarme hacia ella. Su órgano cardiaco comienza a latir tan rápido como el mío y siento como la confusión se apodera de la rubia.

Evelyn hace una mueca e inmediatamente sus ojos se empañan. Intenta acercar su mano a su cuello para palpar el lugar que le duele pero yo sujeto su muñeca para evitarlo.

— ¿Qué? —susurra, desconcertada, observando su alrededor. Al darse cuenta de su desnudes, se sonroja fuertemente y toma rápidamente una almohada para taparse.

Me rio por lo que acaba de hacer. Es imposible que se me olvide la imagen de su cuerpo luego de todo lo que sucedió.

— ¿Qué hiciste? —Balbucea cuando vuelve a sentir dolor — ¿Qué pasó? —Me observa como si me estuviera acusando y eso me hace tensar.

Suelto su mano y suspiro. Aparentemente cualquier cosa que ella haga o diga causará un impacto en mi porque con tan solo hablarme con cierta dureza ha ocasionado que mi corazón duela y sienta mis ojos arder. ¿Qué mierda es esto? Paso mi mano derecha por mi rostro en un gesto frustrado.

—Te marqué… —me limito a decir, volviendo a mirarla.

Ella se sienta en un respigo aun tapándose con la almohada. Empalidece y queda atónita. Luego, cuando reacciona, su rostro se desencaja por la molestia.

— ¡¿Por qué?! ¡No tuviste que hacerlo! —exclama y su grito provoca que me estrese porque mis oídos son muy sensibles a altos sonidos.




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