Dulce inocencia #2

Capítulo 37. No te esperábamos aquí

 

James:

Sé que la manada está en problemas y es por ello que entiendo las razones de mi padre al querer que Amy forme una alianza con una de las manadas más poderosas a nuestros alrededores; sin embargo, no puedo evitar ponerme en los zapatos de mi hermana, es imposible no sentir aquel dolor abrumador que percibe en su pecho y que poco a poco la va carcomiendo, otorgándole una sensación de asfixia y agobio.

Ha pasado una hora desde que llegó y prácticamente lo que hizo fue sollozar hasta que se quedó dormida sentada sobre mis piernas mientras reposaba su cabeza en mi pecho. En ningún momento dejé de susurrarle que todo estaría bien y que prometía cuidarla desde lejos gracias al lazo que compartimos los dos. Mi hermana parecía una niña pequeña, asustada, nerviosa, aferrándose fuertemente a la persona que tiene a su lado mientras deja salir todo lo que siente a través de esas constantes gotas saladas.

Luego de que se quedara dormida, la llevé a la habitación que siempre ocupa cuando me visita y la dejé reposando en ese lugar para que descansara antes de que tuviera que despertarla para que se alistara. Volví a la sala y es en donde estoy actualmente, recibiendo las miradas extrañadas de Evelyn, la cual se ha mantenido en silencio desde que mi hermana llegó, lo que agradezco. Puedo sentir su preocupación, además, su ceño fruncido y sus ojos empañados lo demuestran con firmeza.

—Gracias por permanecer en silencio —digo.

Hubiese sido desagradable que estuviera preguntando un montón de cosas mientras mi hermana estaba colapsando de pánico, fue tanto así su pavor que siquiera se dio cuenta que marqué a la rubia o algo al respecto.

—sabía que no era el momento de preguntar. —Hace una mueca y me observa con los ojos entristecidos — ¿Qué le sucede a Amy?

Me remuevo y tomo una inhalación profunda, recibiendo de lleno el exquisito olor de mi compañera. Me relajo automáticamente y siento que me sosiego de una forma muy amena. Diviso fijamente a la rubia y le hago una seña para que se acerca. Ella al inicio duda pero luego prosigue a levantarse y caminar hacia mí. Alzo mi rostro para atisbarla y me dedico a tomar su cintura para indicarle que se siente sobre mi regazo.

Tenerla tan aproximada es magnífico.

Apoyo mi espalda en el espaldar del mueble y coloco mis manos sobre las piernas de la rubia.

—han estado ocurriendo algunos inconvenientes en la manada y mi padre quiere que mi hermana se una al alfa de otra manada para tener un aliado ante cualquier incidente que se presente, ¿entiendes? —cuestiono, ladeando la cabeza y divisando cada detalle de su semblante. Evelyn alza las cejas con sorpresa —el problema es que Amy ya tiene a su pareja.

— ¿y por qué Axell no respeta eso? —Pregunta con rapidez —es como si yo tuviera que estar con otra persona por obligación. —Se decae y alza su mano derecha para acunar mi rostro —seria horrible, ¿no crees?

Me tenso al analizar lo que dijo.

—Axell sabe que tiene una pareja pero no conoce su nombre ni lo ha visto y Amy lo quiere mantener oculto porque si nuestro padre se da cuenta de quién es, sería un desastre. —Cierro los ojos unos segundos al sentir escalofríos por las tersas caricias que su pulgar traza sobre mi mejilla. —esa persona le hizo mucho daño a mis padres por una equivocación y mi familia no quiere verlo ni en pintura, ellos lo habían expulsado del territorio y si alguna vez llega a volver puede que lo asesinen.

—oh dios mío…

Abro los ojos y noto lo atónita que está.

—me siento muy mal por Amy. —Hace un mohín.

—por lo menos es solo una máscara. Ella se va a ir a la manada de Benjamin pero hasta ahí, las cosas no van a ir más allá —declaro con firmeza.

— ¿y si sucede algo? —cuestiona nerviosa.

—Me encargaré de matarlo —sentencio.

Se sobresalta y traga saliva al oír la determinación con la que hablo. Decido dejar ese tema a un lado y explicarle lo que sucederá en la noche de hoy.

—Tendrás que venir conmigo a esa reunión —le notifico, ganándome un gesto confundido de su parte —eres mi compañera.

Sonríe al escuchar lo último pero el gesto va decayendo.

—he faltado varias veces al trabajo y temo que…

—no te van a despedir, créeme y si te dicen algo solo tienes que decírmelo, ¿bien?

— ¿Qué haré allá? —pregunta y se muestra inquieta ante la idea de que muchas personas la verán.

—prácticamente nada, solo estar junto a mí para que te vayan conociendo. Ahí se presentarán varios alfas de otras manadas con sus compañeras y la gente que compone esos grupos, por lo que hay algunas reglas que tienes que acatar. Solo saludas con asentimiento, no puedes siquiera darles la mano, los licántropos ven como falta de educación que alguien que no tiene su confianza los salude de esa manera, además, si tienen mate es peor.

—siento que se me va a olvidar y lo estropearé —musita, ruborizándose. Queda cabizbaja y aleja su tacto de mi rostro, lo que por poco me hace quejar —entonces… —Vuelve a observarme y me sonríe — ¿tampoco pueden tocarte a ti?

Me rio y niego.

Ella suelta una risilla y asiente complacida. Se apega un poco más a mí y rodea mi cuello con sus brazos para abrazarme. Se mantiene ahí, totalmente aproximada a mi cuerpo mientras apoya su quijada en mi hombro derecho. Mi órgano cardiaco se ubica desbocado y sé con certeza que gracias a su cercanía, Evelyn puede oír la forma acelerada en la que late mi corazón.

—No lo estropearás… —susurro, cerca de su oreja, ocasionando que sus vellos se ericen.

Su respiración se entorpece y sonrío.

— ¿a qué hora nos iremos?

—primero se irá Amy porque ella se arreglará allá y luego nosotros. Deberíamos partir dentro de dos horas porque el viaje es largo y la reunión comienza a las nueve de la noche.




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