Dulce inocencia #2

Capítulo 38. Manos manchadas

#NoALosLectoresFantasmas

James:

Es increíble como todo sucede en cuestión de segundos. Jamás llegué a pensar que el compañero de mi hermana tendría la osadía de acercarse hasta allá y dar la cara de esa manera tan imprudente. Apenas llegó, lo primero que se escuchó fue el jadeo de mi hermana. Mi reacción fue observar a mi padre que al comienzo frunció el ceño al no reconocerlo; sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que gruñera y se levantara con una ira implacable.

Axell iba directo hacia él y por como lucia su rostro, no tenía intenciones de sentir empatía y tener compasión. Es por esa razón y por la desesperación que sentí de mi hermana, que me levanté con gran rapidez y corrí hacia mi padre para detenerlo. Me costó pararlo porque su fuerza es inmensa y en ese momento que intentaba detenerlo no me veía solo como su hijo, sino como un obstáculo que se interponía a donde quería llegar.

Las personas a nuestro alrededor estaban confundidas y Benjamin notaba poseer cierta molestia por el contratiempo. Mientras yo sostenía a mi padre, pude divisar el rostro de Amy y ver que lo que pensaba decir le dolería pero sentía que era necesario.

— ¿Amy? ¿Esto es en serio? —recuerdo que dijo Jacob, su voz sonaba adolorida, siquiera le importaba ver como mi padre estaba haciendo lo posible para abalanzarse sobre él.

Mi hermana asintió, fingiendo a la vista de los demás que no le dolía. Gracias a su increíble actuación, Benjamin se relajó y delante de Jacob, se terminó de pactar el lazo entre ellos.

—Vete —le murmuró ella a su mate y aunque por dentro su corazón escocía, mantuvo su careta bien puesta.

Hago una mueca al rememorar el modo en que la cara de Jacob se contorsionó y su respiración se volvió más errática que cuando llegó. Él simplemente se quedó estático al escucharla y aun cuando sus lágrimas descendían por sus mejillas, dio media vuelta y se marchó. Luego de ese fatídico inconveniente la reunión prosiguió con tensión hasta que concluyó. Axell estaba furioso, creo que es por eso que ni Elena insistió mucho en calmarlo porque sabía que no lograría nada con su insistencia y ya que Amy entendió que nuestro padre cayó en cuenta de quien la había marcado, decidió irse de una vez con Benjamin para evitar discusión alguna.

Luego de esos sucesos y al ser tan tarde, Evelyn y yo nos pusimos en marcha y nos dirigimos a un hotel para pasar la noche y regresar a nuestro pueblo al día de mañana. Aquí estamos, en silencio. Ella permite que analice lo que acaba de pasar sin habladuría y es que realmente no me siento muy estable como para andar mostrando ánimo. Mientras me pierdo en mis ensoñaciones, sobo mi brazo izquierdo ya que ahí se encuentra un morado intenso con la marca de la mano de mi padre.

Diviso la televisión sin prestarle mucha atención al programa y pienso en lo horrible que sería si eso que le está pasando a Jacob me pasara a mí. Aprieto mi mandíbula al imaginarme querer estar con la rubia y no poder hacerlo, evoco lo que sentiría si ella se entrega a otra persona delante de mí y mi piel se eriza de sobremanera. Trago saliva y me remuevo, sintiendo en mi pecho un manojo de emociones que sé que le pertenecen a mi hermana. Siento su miedo, nervios, dolor y duda… Puedo percibir lo que está transcurriendo y me estremezco por ello.

Me recuesto en la pared, sentado sobre la cama y noto que la mirada de la rubia esta puesta en mí, mirándome con preocupación, divisando con nerviosismo las marcas violáceas de las manos de mi padre en mis brazos. No le presto mucha atención a ellas porque sé que se desaparecerán por su cuenta.

—James… —musita, llamándome.

Volteo mi rostro para divisarla y la pillo observándome con los ojos rojos. Cuando ve mi cara, sus luceros se empañan y se sonroja.

—Sé que no eres de hablar lo que te sucede pero… —Toma  una pausa y me sonríe un poco —puedes decirme lo que sea si quieres.

Asiento, dándole la razón porque si, nunca he sido muy hablador si se han dado cuenta. Siempre he sido callado y me limito a hablar solo cuando es necesario por lo que ahora, al ella ofrecerme comunicarle lo que pienso me estanco, se me es incómodo aun cuando lo que siento por ella está aquí, burbujeando en mi pecho para que lo sienta en todo momento.

—Aparentemente sabes muchas cosas sobre mí —bromeo, sonriendo ladeadamente.

La rubia deja de observarme y cuando vuelve a hacerlo, la veo ruborizada.

—Si… —responde avergonzada.

—Dime algunas —pido, poniéndome cómodo y más en dirección hacia ella para verla con fijeza.

—y-yo… —tartamudea.

—Evelyn… —Me sigue inquietando que sea tan nerviosa y asustadiza para todo aunque estos últimos días ha sabido controlarse; no obstante, no la puedo criticar porque así como yo quiero que ella cambie algunas cosas, la rubia quiere lo mismo pero para mí también es complicado.

—bien, bien —dice rápidamente para luego pensar antes de hablar —aunque te pareces muchísimo a Amy, tus ojos son más grises que azules y alrededor de ese azul oscuro tienes un poquito de negro —comenta, acercándose inconscientemente más a mí para ver mis ojos con atención —tienes hoyuelos y te disgusta que se hagan notar. —Involuntariamente alza su brazo derecho y como si estuviera cautivada, posa su mano sobre el costado izquierdo de mi rostro. Siento como mi corazón comienza a latir con fiereza —creo eso porque cada vez que percibes que se te marcan aflojas el gesto facial que hiciste.

Alzo las cejas, impresionado.

—te gusta el chocolate amargo y el ron. —Se ríe y mi corazón se encoge al verla —puedes pasar horas viendo el cielo, realmente disfrutas observándolo. —Achica sus ojos con ternura —a veces hablas solo pero es más un murmuro de lo que piensas. —Frunzo el ceño porque ni yo sabía eso. Cierro los ojos por unos segundos cuando siento su pulgar acariciar mi piel —no te gusta estar rodeado de gente, prefieres estar solo. Te sientes cómodo en la oscuridad. Amas el olor a bosque. A pesar de que te gusta estar sin ruido, cedes cuando Amy te pide que la acompañes a una reunión con los chicos. —Su sonrisa se incrementa y el hormigueo en mi pecho también —tu color favorito es el vinotinto y el bistec siempre lo dejas a término medio…




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