Dulce inocencia #2

Capítulo 39. Tensión

James:

Aprieto mis labios porque la cólera aumenta a mil por segundo, ver de soslayo la sonrisa burlona de Leonard me da ganas de abalanzarme sobre él y dejarlo peor que el chico que Amy acaba de asesinar. Axell nos divisa con molestia pero su furor está prácticamente dirigido solo hacia mí.

— ¿eres vampiro? —cuestiona Benjamin hacia Amy con una mueca asqueada en su rostro.

La forma de ver a mi hermana ha cambiado y luego de observarla cínicamente, se da la vuelta y desaparece. Amy se exalta y lo persigue. Aunque sé que le dará explicaciones, caigo en cuenta de que decidió seguirlo para no darle la cara a nuestro padre.

— ¿y sabes que es lo peor? —Leonard agranda su sonrisa —que este lo hace desde que tiene uso de razón y…

—Vete —le masculla Axell.

—no sabes la cantidad de chicas que ha dejado de este mo…

— ¡vete! —le vocifera y gruñe, convirtiendo sus manos en puños.

El líder del clan de vampiros me divisa por última vez antes de asentir y largarse de aquí. Abro mi boca para comentar algo pero en cuestión de segundos Axell se mueve hacia mí y planta un puñetazo en mi mejilla derecha. El golpe resuena a nuestro alrededor y mi cara termina un poco girada por el impacto. Frunzo el ceño cuando siento una sensación de hormigueo en mi pómulo, lo que me da a entender que me rompió.

— ¡¿en qué mierda estabas pensando, joder?! —Brama con rabia, sus ojos dejan aquel tono azulado para pasar a ser unos color ámbar — ¿es cierto? ¡¿Es verdad lo que él dice?! —abronca severamente.

En sus luceros se divisa la decepción que siente por mí en estos momentos.

Vuelvo a observarlo y me mantengo ojeándolo con fijeza, sin mostrarle alguna sensación aunque realmente una clase de rencor se está haciendo sentir en mi sistema. Suelto una pequeña risotada porque esto me ha tomado desprevenido, lo que menos pensé al levantarme es que hoy daría la cara por los actos aborrecibles que he realizado.

— ¿sabes lo que el intenta, no? —cuestiono, apretando mi mandíbula cuando la molestia sube otro escalón y mi cuerpo exige actuar como impulso… Intento contralarme porque sé que luego que dejo salir esa parte de mí, no puedo detenerla —él…

— ¡claro que se lo quiere! —Arruga el entrecejo — ¿crees que soy ciego? —Pasa su mano derecha por su rostro, frustrado —maldición… —Toma un inhalación — ¿es cierto lo que dice? —pregunta nuevamente, al borde de la situación.

—si…

Apenas respondo, levanta su mano de nuevo pero la abre antes de que colisione su puño en mi rostro. La baja con lentitud, analizando lo que iba a hacer.

— ¿sabes lo que has hecho? —interroga, atónito por escuchar una respuesta afirmativa de mi parte — ¿sabes la cantidad de muertes que has provocado? —En un arrebato, me empuja y la fuerza que aplica es suficiente para hacerme retroceder dos pasos.

Observo hacia atrás y veo que solo me falta dar tres pasos para caerme por el acantilado. La neblina del lugar ha ascendido y se siente con espesor, volviendo el clima más frio. Los arboles de nuestro entorno se mueven por la helada brisa que de un momento a otro ha aparecido. Vuelvo a observar a mi padre y noto que sí, está realmente enojado. Si no me equivoco, menos de cuatro veces me ha tratado de este modo y cuando lo hizo, fue justificable por mis inconscientes actos.

—Te dije hace años que no siguieras porque te iba a traer consecuencias. —Me recuerda —sabes que te pillé haciéndolo y ese día me prometiste que cambiarías.

Sí, es cierto.

Pero, ¿Cómo le explico que nunca me importó lo que hacía? ¿Es esa una excusa?
—Leonard puede usar esa información para debilitar nuestra manada, para evitar que tú llegues al mando…

—Eso es lo que menos me interesa —espeto con firmeza —te lo he dicho, no lo quiero —recalco lo último.

Su molestia asciende.

—de igual modo lo tomarás, cogerás el mando porque es tu deber.

Aprieto mis labios y decido no responder porque diré cosas de las cuales me arrepentiré más tarde. Los segundos transcurren a medida que un silencio incomodo se va formando entre nosotros. Poco tiempo después, los ojos de mi padre vuelven a la normalidad y se tranquiliza de forma leve. Su mirada se fija en la ranura que dejó con su golpe y puedo ver el remordimiento que va sintiendo. Su semblante decae y me observa con apeno, culpa.

—yo… —Queda cabizbajo por unos tres segundos antes de volver a divisarme —te digo todo esto porque no quiero que te pase lo mismo que a mí, no quiero que tu vida se tambalee constantemente por los errores que cometiste en el pasado. —Hace una meuca —hablo de esto por su seguridad, porque son mis hijos y…

— ¿nuestra seguridad? —cuestiono con sarcasmo y me rio sin gracia — ¿hablas de preocupación y dejaste que tu hija se entregara a alguien que siquiera conoce solo por el estúpido bienestar de la manada? No me jodas —arremeto en contra de su comentario.

—no entiendo por qué lo dices de ese modo si sabes muy bien que es algo falso, solo simulan que están juntos —replica con disgusto.

—Ella vive allá —acentúo la última palabra —y no sabrás lo que le pasa porque estas muy lejos para saberlo —le dejo en claro —sabias que estaba marcada y por ende, comprendías que tiene una pareja. Sabías que no era feliz con tu decisión y no te importó —mascullo.

—cuando hablé con Amy no estaba triste ante la decisión…

— ¡estaba fingiendo! —Exclamo y lo tomo por sorpresa —se siente culpable porque la otra parte de su ADN salió a la luz y ha cometido cosas que le avergüenza y teme que sepas —aclaro, agobiado.

Su rostro se contorsiona y sé que le duele procesar lo que le estoy diciendo. Siempre ha sido muy blandengue con lo que Amy, Elena y yo le digamos aunque esa debilidad solo quede entre nosotros.

—Pudo habérmelo dicho —se escuda en tono bajo —pero no lo hizo, me oculta todo. Soy el ultimo que se entera de lo que sucede —suena frustrado.




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