Dulce inocencia #2

Capítulo 41. Pesadumbre

#NoALosLecoresFantasmas.

Amy:

Lo veía venir, sabía que algo malo pasaría y es por eso que mi cuerpo reaccionaba tensamente cuando recordaba que tendría que estar con Benjamin…

Por eso lloraba, por eso me estremecía.

Desde que él me conoció me ha hecho sentir extraña, me daba mala espina y mi piel se erizaba cada vez que lo veía. Aquel alfa me divisaba con aspereza y perversidad aunque las demás personas no se dieran cuenta. Me daba regalos en mi cumpleaños, me recorría el cuerpo con su pesado ojear pero aun así, no tenía las pruebas suficientes para culparlo de algo que en ese entonces no había intentado.

Luego sucedió lo inevitable, me planté como su “fingida” compañera y ahí fue donde entendí en lo que me habían metido. Tenía que vivir con él, actuar dulcemente en frente de su manda y aparentar como si todo aquello fuera perfecto para mí. Las primeras horas después de que se estableció el lazo fueron amenas pero todo cambió cuando comprendió que asesiné a alguien inocente y que el ADN vampiro recorre mis venas.

Ya no me miraba con sutileza, sus escudriñadas eran intensas y llenas de desdén. Ahí fue donde diversas punzadas de miedo me recorrieron porque aun cuando intenté explicarle mi situación, su semblante permanecía con el mismo disgusto.

Al anochecer lo veía inquieto y lleno de ansias, provocando que me volviera un manojo de nervios. Tuvimos nuestra cena y esta transcurrió con tensión, el no dejaba de examinar cada acción que hacia al comer. Ingerimos algo de vino y repentinamente, luego del tercer trago de aquella bebida, sentí como mi cuerpo se adormecía. Mi piel cosquillaba y prontamente, no pude moverme, caí desmayada al suelo y él se levantó con vileza para sujetarme con indiferencia.

Jamás había experimentado tanto pavor como el que percibí horas atrás. Quería gritar, pegar bramidos para que me escucharan y auxiliaran pero no podía, no tenía dominio de mi cuerpo. Lo único que podía sentir eran las lágrimas resbalando por mis mejillas y el modo en que mis vellos se erizaban a medida que él me desvestía. Me sentí vulnerable, totalmente expuesta y quebradiza. Benjamin no tenía intenciones de detenerse y eso lo vi con claridad cuando sus ojos dieron con los míos mientras me arrancaba la ropa interior.

Lloraba internamente, plañía con fiereza. Mentalmente estaba sacudiéndome con brusquedad para soltarme de su agarre pero claro, todo era mental porque solo yacía acostada en el duro colchón de su cama… Inmóvil. Sentí que me estaba derrumbando, que mis cimientos se caían poco a poco a mí alrededor durante su asqueroso manoseo en mis senos.

Todavía siento sus manos palpar mi piel pero al menos eso sirvió de tiempo para que mi hermano y mi compañero llegaran, al olerlos sentí que volvía a la vida porque tenía esperanzas de que me salvaran antes de que me violaran, que abusaran de mi sin piedad. Si no hubiese sido por ellos, no sé cómo hubiera terminado.

James vino a mi sin dudas y es gracias a eso que no pudo estar presente para evitar que se llevaran al amor de su vida. Es por esa razón que ahora el remordimiento y la culpabilidad están en un nivel inefable, aparte de esas sensación destructoras, las sensaciones de mi hermano están enloqueciéndome, me están haciendo experimentar el estallido que el percibe por dentro.

El efecto de la droga desapareció a la media hora gracias al ADN sobrenatural que poseo y cuando pude tener dominio de mi ser, no dudé en perseguir a mi hermano con Jacob pisándome los talones. Primero pasamos por la casa de Evelyn porque los rastros del olor de James provenían de ahí y al no encontrarlo, fuimos a su casa, donde hallamos a Aiden sentando en los escalones del porche con un gesto teñido de angustia.

Nos explicó lo que había sucedido. Resulta que mientras conversaba con Evelyn, diversas personas del clan de Leonard allanaron la casa y aunque el luchó con todo lo que podía, no fue suficiente para que se la llevaran. Sedaron a mi amiga en frente de sus ojos para que callara sus gritos y es así como se convirtió en la última vez que la vio.

—James tiene muchas heridas que le causó Benjamin —anuncia Jacob, haciendo una mueca —y hay que sellarle las más grandes para que pueda curarse con más rapidez, está perdiendo sangre —argumenta.

Limpio las lágrimas que no paran de salir y visualizo como mis manos no dejan de temblar por el hecho de estar escuchando como mi mellizo está enloqueciendo en su habitación. Son alrededor de las tres de la mañana y aunque he querido entrar a su dormitorio para calmarlo, no me lo permite, está furioso. Perdió la cordura y eso es de temer porque en las pocas ocasiones donde ha estallado se mostró una oscuridad a su alrededor que puede consumirte si te le acercas.

Me tenso cuando escucho las hojas secas siendo pisadas por algunas personas. Mi cuerpo reacciona colocándose más rígido al darme cuenta que esos individuos son mis padres, los cuales vienen decididos hacia acá. Puedo escuchar el corazón de mamá latiendo fuertemente, está nerviosa.

Observo a mi compañero y un manojo de nerviosismo se instala en mi garganta, haciéndome flaquear. Las ganas de huir para no enfrentar la situación se presentan, haciendo hincapié en que me vaya de este lugar; sin embargo, alzo el rostro y tomo una profunda respiración para sobrellevar lo que sea que pasará. Es así, como unos minutos después, mis padres llegan hacia donde estamos y lo primero que hacen es preocuparse, viendo en dirección a la ventana del cuarto de James.

Axell se tensa cuando observa a Jacob a mi lado, sus músculos se marcan por la molestia que de un momento a otro comienza a percibir. Esta por abrir la boca pero me adelanto.

—por favor, no comiences con esto. —Introduzco mis manos en los bolsillos delanteros del pantalón. Hago una mueca lastimera, recordando todo lo que pasé hace horas —sí, Jacob es mi compañero... —Aprieto mis labios cuando veo como papá frunce el ceño y oprime su mandíbula —tendrás que aceptarlo porque lo amo y los problemas que tuvieron en el pasado no serán de excusa para separarnos.




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